El gobierno de Ahmadineyad continúa buscando alternativas para romper el aislamiento en el que Washington intenta sumergirlo. Forjar alianzas fuera de los centros de poder resulta la mejor opción.
El gobierno de la República Islámica de Irán manifestó su intención de sumarse a la Alternativa Bolivariana para las Américas (ALBA) como «miembro observador». De este modo, Teherán busca estrechar los lazos con América Latina y el Caribe y continuar afianzando su estrategia de crear ejes con naciones que no se encuentran bajo la órbita directa de Estados Unidos, quien busca aislar al país persa.
Esta declaración por parte de Irán surgió en el marco de una reunión de cancilleres del Movimiento de Países No Alineados (NOAL) realizada esta semana en Teherán. En esta oportunidad el presidente de ese país, Mahmud Ahmadineyad, aprovechó la visita de los cancilleres de Cuba, Venezuela, Nicaragua y Bolivia para reunirse con ellos y manifestarle su intención.
En dichos encuentros, Ahmadineyad expresó que «no ve ningún obstáculo ante la promoción de las relaciones bilaterales» especialmente en los campos industriales y de energía e inversiones, según informa la prensa local iraní.
En el mismo sentido, el canciller iraní, Manouchehr Mottaki, se reunió con sus pares latinoamericanos para detallar la propuesta de ingreso al ALBA como «miembro observador». Allí se debatieron los medios para ampliar la cooperación y fortalecer la paz y la estabilidad en América Latina.
Mottaki argumentó que la solicitud de su país se debe a que el ALBA «se trata de un modelo de desarrollo y cooperación basado en los principios de solidaridad y respeto mutuo entre los países que lo conforman».
Ante la propuesta iraní, los cancilleres de los países miembros del ALBA coincidieron en que la posibilidad de la presencia del país persa en el bloque latinoamericano creará una nueva atmósfera de cooperación.
La petición será estudiada durante la próxima reunión del Consejo Ministerial del Alba a realizarse el 20 y 21de septiembre.
Por lo pronto, el canciller de Venezuela, Nicolás Maduro, dio a conocer que en noviembre próximo se llevará a cabo en Teherán una «feria comercial, de inversiones, de tecnología y de industria» en la que participaran Irán, los países del ALBA y, en calidad de invitadas, otras naciones de América Latina y el Caribe.
Por otra parte, Maduro comentó que la delegación de su país tuvo un encuentro con las autoridades del Banco de Exportaciones y del Banco Central de Irán para evaluar la creación de un fondo binacional de inversiones destinado a la constitución de un banco de solidaridad humanitaria.
Esta claro que en esta serie de reuniones llevadas a cabo en Teherán no paso desapercibido el tema de la política nuclear iraní, unos de los temas más calientes de la actualidad de la diplomacia mundial. Irán buscó el apoyo de los países que concurrieron a la reunión del NOAL y efectivamente lo logró.
Pese a que el apoyo no aparece en el comunicado final de la reunión del NOAL, individualmente los países miembros reconocieron el derecho iraní al enriquecimiento de uranio. Incluso Felipe Pérez Roque, ministro cubano de Asuntos Exteriores, aseguró que el movimiento «está al lado de Irán en su programa para el uso pacífico de energía nuclear». Por su parte, Maduro reafirmó el apoyo del gobierno de Venezuela a Teherán en esta cuestión.
¿Qué busca Irán con el intento de estrechar lazos con Latinoamérica, específicamente con el acercamiento al ALBA?
Es evidente que Ahmadineyad está forjando relaciones de este tipo con las naciones que no son cercanas a Estados Unidos, su principal hostigador.
Primero vale mencionar las alianzas forjadas con sus vecinos de Medio Oriente, sobretodo con quienes se alejan de Washington y la influencia que ejerce el líder iraní entre los grupos a los que Estados Unidos persigue, por ejemplo, el grupo Hamas que controla la Franja de Gaza. A esto se suma la relación que Ahmadineyad ha tejido con Rusia, China, Corea del Norte y Venezuela.
Entonces puede decirse que Irán esta buscando romper el cerco que la Casa Blanca ha construido a su alrededor.
Lo intenta generando alianzas con las grandes potencias que no responden directamente a los halcones de Washington -Rusia y China- generando un eje tripolar que es la gran preocupación de la administración de George W. Bush.
Pero también realiza coaliciones del tipo Sur-Sur, es decir, con países que no son parte de lo que muchos llaman el «primer mundo», como son las naciones de Medio Oriente, Corea del Norte, Venezuela o, ahora, con los países del ALBA.
Es decir, estos países desarrollan otro modelo de integración diferente al de imposición económica propuesto por Estados Unidos y los centros de poder hegemónicos. La influencia arrasadora de la economía estadounidense sobre economías empobrecidas trae graves consecuencias para estás, basta con ver lo que ocurre con las naciones centroamericanas que firmaron el CAFTA.
En conclusión, habrá que esperar la reacción de Estados Unidos frente a este acercamiento de los países del ALBA con Irán. Siendo este país el objetivo primordial en su agresiva política exterior.