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Iraq y el ocaso del poder norteamericano

Fuentes: El Mundo

Poco después de que EEUU amenazara con represalias a Irán si persistía en su deseo de desarrollar tecnología nuclear propia, Rusia firmó un protocolo para facilitarle combustible nuclear. El acuerdo se concretó después de una reunión de Putin con Bush, donde Bush expresó su oposición a tal medida. Putin, además, ha anunciado un viaje oficial […]

Poco después de que EEUU amenazara con represalias a Irán si persistía en su deseo de desarrollar tecnología nuclear propia, Rusia firmó un protocolo para facilitarle combustible nuclear. El acuerdo se concretó después de una reunión de Putin con Bush, donde Bush expresó su oposición a tal medida. Putin, además, ha anunciado un viaje oficial a Teherán, para estrechar los vínculos con Rusia. Para reforzar la relación, Moscú ha proporcionado abundante material militar, incluyendo misiles, como prueba de su decisión de apoyar a los iraníes ante las amenazas que vierte EEUU.

A principios de 2004 Irán vendió a China 20.000 millones de dólares en hidrocarburos. En octubre de ese año ambos países firmaron un acuerdo multimillonario para la explotación por China del yacimiento de Yadavarán, por 25 años, operación que sella un pacto estratégico. Irán obtiene seguridad económica y política y China seguridad energética. Ha dado, también, garantías de que vetará cualquier proyecto de resolución que pretenda imponerle sanciones por no obedecer a EEUU en la cuestión nuclear. Irán, además, ha desarrollado una capacidad militar formidable, capaz de alcanzar Israel y de cerrar el golfo Arábigo-Pérsico. Aunque disguste a EEUU e Israel, Irán se dotará de capacidad nuclear y el único medio de impedirlo, una invasión, sería una locura que haría reventar Oriente Medio y provocaría un colapso energético mundial.

Rusia ha multiplicado su presencia militar en Asia central y firmado una alianza con China, que se ha concretado en maniobras militares conjuntas, las primeras en sus difíciles relaciones. Ninguna de las dos potencias se muestra dispuesta a permitir la consolidación de EEUU en Asia Central ni Oriente Medio. El rearme ruso, por su precariedad económica, no apuesta por la guerra convencional sino por horadar con misiles atómicos el místico escudo antimisiles de EEUU. Recordando así que la doctrina de la Destrucción Mutua Asegurada (DMA) sigue estando vigente y que el imperio mundial que sueña EEUU es eso. Un sueño.

China, por su parte, aprobó una ley antisecesión contra Taiwán, decidió aumentar su gasto militar un 12% y presiona a la UE para que reanude la venta de armas, que es igual a decir transferencia de tecnología punta. En octubre pasado el presidente chino hizo una gira triunfal por Latinoamérica, que dejó alborotada la región, pues el mercado chino está ávido de productos y aparece como la gran alternativa a EEUU. Washington traga, pues carece de dinero y de mercado para contrarrestar las ofertas de Beijing. China, además, promueve una zona de libre comercio en Asia, que desplazaría a EEUU como principal actor en la región.

El déficit presupuestario y comercial de EEUU provoca pánico y hasta sus aliados más firmes se refugian en el euro, que absorbe ya el 20% de las reservas mundiales. Francia y Alemania ven los riesgos y buscan acuerdos estratégicos con Rusia. Moscú está urgido de tecnología e inversiones, Europa, de fuentes estables de energía, dada la incertidumbre que genera la política norteamericana. La reunión celebrada en París -con España de invitada- apunta en esa dirección, que obligaría a aceptar los intereses rusos en Ucrania y el Cáucaso.

El «patio trasero» lleva años revuelto y hay más gobiernos de izquierda y centro izquierda que nunca, Cuba se reintegra en la región, Chávez es punto de referencia y en Bolivia la movilización social tiene en jaque a las multinacionales. La influencia de Washington se atrinchera en Perú, Colombia y Centroamérica. El fracaso del modelo impuesto ha inundando de latinoamericanos EEUU, para horror de los anglosajones, que contemplan impotentes y horrorizados la inexorable colonización que llega del sur.

Ni siquiera el todopoderoso Ejército, en el que EEUU tiene depositados sus sueños imperiales, escapa a la crisis. Por primera vez en una década, los Marines no han logrado llenar las cuotas de reclutamiento establecidas para el año. No solo los Marines tienen problemas de reclutamiento. El Ejército cubrió sólo el 87% de las plazas previstas, la Fuerza Aérea el 91% y la Marina el 77%. La causa del fenómeno está en la guerra de Iraq, donde aumentan sin cesar muertos y mutilados. El Ejército admite que «el mayor problema son los padres. Ninguno quiere ver a su hijo o hija partir para la guerra». Como la Roma decadente, llena sus cuotas con inmigrantes ilegales, pobres y marginados.

Iraq marca el límite del poder norteamericano. Como caja de Pandora, la brutal agresión ha originado un desastre tras otro, humanitario, político, económico y militar. EEUU ha roto el orden jurídico mundial, provocado una nueva carrera armamentista, fomentado el terrorismo y erosionado su imagen internacional, al punto que encuestas realizadas a nivel mundial lo sitúan como el país más peligroso para la humanidad. Como colofón, se muestra incapaz de controlar la situación en Iraq y sus finanzas tocan fondo. El clásico dilema de Samuelson muestra su verdad. Cañones o mantequilla. EEUU ha optado por los cañones y otros se están repartiendo la mantequilla. No habrá siglo norteamericano. El mundo es ya multipolar. Afortunadamente.

Augusto Zamora es profesor de Derecho Internacional Público y Relaciones Internacionales en la Universidad Autónoma de Madrid [email protected]