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Izquierda: misticismo y pornografía

Fuentes: Marxista 5 de maio

Traducido del portugués para Rebelión por Susana Merino

En 1920 cuando realizaba un balance sobre los antecedentes históricos de la Revolución Rusa, en su texto Izquierdismo, Lenin llamaba a los años reaccionarios que habían transcurrido en su país entre 1907 y 1910, luego de la derrota de la revolución burguesa de 1905, tiempos de misticismo y pornografía.

Cuando hagamos en el futuro un balance similar sobre la situación actual en el Brasil tendremos que ser más directos, rigurosos y críticos. En cuanto a la clase trabajadora como un todo, tal vez no tanto, ya que su condición de víctima de todo un devenir histórico manda al territorio de las objetividades las observaciones que tengamos que hacer a su respecto. En cuanto a la izquierda, en todo caso no podremos minimizar la condena al verdadero festival de misticismo y de pornografía política que se ensaya desde hace ya mucho tiempo en el país. Partamos de 1964.

El PCB (Partido Comunista Brasileño) que era entonces dominante en el seno de la izquierda, no se avergonzó de asumir el papel de agente de una revolución democrático-burguesa, desde la vía institucional, claro, que hipotéticamente se hallaba al servicio simultáneo de los trabajadores y de los burgueses, en que el partido deliraba compartir los mismos intereses históricos y políticos. Fuera lo que fuese.

Durante la dictadura del 1964 al 1985 la izquierda se dividió en dos tramos político-ideológicos, ligados ambos a las dos vertientes políticas de la ideología pequeño burguesa, ajenas y antagónicas a los intereses del proletariado: el vanguardismo, en el caso de la izquierda armada y el viejo reformismo capitaneado aún por el PCB. En las que pese a la seria militancia de las dos vertientes llevó como resultado a la derrota. Lateralmente hubo también una minoritaria línea marxista igualmente derrotada.

La vuelta a la democracia, como sabemos fue un carnaval democrático que condujo a placeres indescriptibles a la burguesía nacional e internacional y también a los generales de la dictadura. Ni pensar en socialismo ¿revolución? ¿Qué es eso? Lo que ocurrió es que la izquierda navegó en los mares putrefactos y cenagosos de la democracia y de la conciliación de clases. Y dio lo que podía dar: el puerto de la institucionalización y de la legitimación de un Estado burgués en la Constitución de 1988, muy apropiadamente llamada «Constitución ciudadana» Ciudadanía, sí; proletariado, jamás exultaba la izquierda protegida ahora en un partido que en realidad jamás pretendió ser un partido de los trabajadores, más «del pueblo» contra las «élites» y expresiones similares siempre útiles para preservar los intereses de los de arriba. De trabajadores solo el nombre y desgraciadamente la composición y demográfica.

Ya en el poder el PT transitó por donde regularmente caminan los partidos demócratas: la senda de la degeneración política y organizativa. Lo que era socialdemocracia se convirtió en social liberalismo. La opción por la legalidad institucional apagó todo rescoldo de las brasas de la combatividad que pudieron haber resistido bajo de las cenizas del acomodo. A tal punto que el año pasado la burguesía llegó a la conclusión de que el partido ya no estaba al servicio de sus intereses. Muchas gracias señores pero su tiempo ha terminado. Descendido del poder el PT vuelve a las calles retomando su línea social demócrata presionado por el miedo a perder sus bases electorales del proletariado. Vamos a ver qué sucede. Todo va a depender a partir de ahora del desarrollo de la lucha de clases.

Una respuesta que no va

Desmoralizado, política e ideológicamente vaciado el reformismo tradicional, en las aguas turbias de la redemocratización la pequeña burguesía no perdió tiempo en la búsqueda y descubrimiento de nuevos caminos favorables a su inmediatismo y al idealismo inscripto indeleblemente en su código genético. Despuntan entonces en el horizonte dos divisiones de caballería salvadoras de la ya desesperada pequeña burguesía: el trotskismo y el «gramscismo». Enfrente las bestias apocalípticas dl mesianismo, del oportunismo, del inmediatismo y del voluntarismo, alineadas siempre y en formación tratando de aplastar al marxismo y su presencia en las luchas del proletariado.

¿Por qué el proletariado se mantiene aún hoy ajeno a su propia miseria material y espiritual? Es cierto, los aparatos represivos e ideológicos de la burguesía y de la pequeña burguesía son determinantes. Pero ¿por qué no se produce una mayor cantidad de actos de rebeldía clasista -clasista, repetimos – del proletariado en proporción a la opresión que sufre este proletariado? ¿De quién es la responsabilidad? Exactamente: la responsabilidad es de esa izquierda que va hacia el proletariado ya sea en busca de votos o prometiendo una revolución imaginaria para dentro de poco, esparciendo ilusiones mantenidas solamente por voluminosas dosis de falsas esperanzas mesiánicas difundidas por los trotskistas y sus simpatizantes.

¿Revolución? Solo si nos dirigimos a los trotskistas de pecho inflado y voz retumbante. Todos los demás son traidores ¿Transformación social? Solo nosotros podemos dirigirla – los demás son infantiles, izquierdistas, irresponsables, «blanquistas», susurran educadamente los gramscianos, los reformistas de nuestro tiempo, los neorreformistas. No es necesario recorrer un lapso muy largo para comprobar, sin la menor posibilidad de réplica, estas verdades. Veamos Venezuela donde el proletariado alcanzó la mayor conciencia en el mundo actual, un país donde la contradicción entre burguesía y proletariado logró la mayor agudeza. Un país en que el imperialismo acorralado dirige sus garras organizando abiertamente un golpe de estado para derrocar al gobierno de Maduro que incluso con la actual Asamblea Nacional Constituyente instala en el país una coyuntura revolucionaria que solo puede terminar en socialismo o barbarie.

¿Qué es lo que piensan hacer los trotskistas y los gramscianos ante este grave cuadro coyuntural venezolano?

Trotskistas: el bolivarismo es una forma de bonapartismo, de fascismo. Tenemos que combatirlo. Tenemos que alinear a todas las fuerzas del país para combatir a Maduro, incluso con la derecha abiertamente fascistas, pero disfrazándonos de verdaderos chavistas para no desmoralizarnos ante las masas. Pero seamos conscientes de que somos los únicos que podemos liderar la revolución en Venezuela y en cualquier otro lugar del mundo, cualquier frase de cualquier proceso. Para que una revolución triunfe en todas partes es una dirección revolucionaria. Y nosotros somos esa dirección.

Los gramscianos: No, compañeros, no podemos declarar un apoyo sólido y abierto al bolivarismo y al presidente Maduro. Al fin de cuentas, por favor, presten atención que la Constituyente que él convocó no es democrática, no fue precedida, ni convalidada por una consulta popular, un referendo. Fíjense, por favor, que esta Constituyente no fue decidida mediante el voto universal, exigencia de toda democracia que pretenda ser verdaderamente democrática.

Y nosotros, los marxistas, ¿qué tenemos que decir sobre el bolivarismo y el gobierno de Maduro? ¿Qué tenemos que decir y hacer? Nuestra agitación y nuestra propaganda parten del principio de que Venezuela constituye un punto de anclaje de la revolución mundial, sí, mundial hoy en día, porque como afirmamos anteriormente es en este país, en donde el proletariado no constituye ninguna categoría diluida como «pueblo», «ciudadano», «población» etc. con las que los conciliadores y los traidores tratan de ocultar o de secundarizar los intereses de los de abajo. El bolivarismo fue – y continúa siendo – el factor desencadenante y radicalizador de la agudización de las luchas en Venezuela. Y su radicalización revolucionaria aguzará las luchas en toda América Latina y tal vez en el mundo. ¿Es necesario crear un partido leninista revolucionario en Venezuela? Sí, claro. ¿Podrá este partido contar con segmentos decisivos del PSUV? Obvio, actuemos radicalizando el bolivarismo -y no destruyéndolo como quieren trotskistas y gramscianos- y así llegaremos a buen puerto.

Los marxistas de cada país debemos, por lo tanto, organizar comités de apoyo a la Revolución Bolivariana y denunciar en la calles la ofensiva capitalista, imperialista contra esta revolución. Y si es preciso empuñar las armas en defensa de la liberación del proletariado venezolano.

¡Viva el bolivarismo! ¡Viva Maduro! ¡Viva la Constituyente Proletaria!

 

Fuente: http://www.mmarxista5.org/conjuntura/231-esquerda-misticismo-e-pornografia

 

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión como fuente de la traducción.