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Izquierda, virtud y revocatorio

Fuentes: Rebelión

«Si el resorte del gobierno popular en tiempos de paz es la virtud, el resorte del gobierno durante la revolución son, al mismo tiempo, la virtud y el terror; la virtud sin la cual el terror es mortal; el terror sin el cual la virtud es impotente». Maximilien François Virtud La virtud hubiese sido la […]


«Si el resorte del gobierno popular en tiempos de paz es la virtud, el resorte del gobierno durante la revolución son, al mismo tiempo, la virtud y el terror; la virtud sin la cual el terror es mortal; el terror sin el cual la virtud es impotente». Maximilien François

Virtud

La virtud hubiese sido la mejor respuesta…virtud que hubiese llevado a Nicolás Maduro a acelerar él mismo el referéndum este año, sacar la cueva de bandidos que pululan en su gobierno e impulsar un plan productivo y de distribución sostenido en mercados populares directos, expropiación de monopolios, subsidio no al producto sino sobre la redistribución directa de una parte de la renta al bolsillo del ciudadano, referenciales de precios que se discuten directamente entre productores y organización de consumidores, incentivo crediticio a todas las formas de producción colectiva y de pequeños propietarios. ¿Era muy difícil, por qué si de esa manera se hubiese garantizado una amplia victoria para el chavismo al invertirse el voto protesta del 6 de Diciembre por un voto de aprobación a la virtud y decisión revolucionaria?. En este caso claro que sí, era de hecho impensable, y no porque técnicamente sea imposible o los precios petroleros impidan todo plan de inversión, sino porque a estos les pasa igualito que el gobierno de Girondinos que sucedió a la revolución popular luego de la caída de Robespierre, e hicieron del lenguaje revolucionario y republicano un instrumento para consolidar en el mando una burguesía oportunista, especuladora, mentirosa, gritona y hambreadora, que finalmente le sirvió de eslabón a toda la conspiración contrarevolucionaria que se consolida con el golpe de Estado de Napoleon. La virtud si en algún momento la hubo en este desvalido proceso, tuvo como medida identificarse con los polos más radicalizados y conscientes de la lucha popular para profundizar medidas desde ellos y a partir de su misma demanda. Es lo que hacen los mejores Jacobinos al ordenar el mercado de comidas y de alquileres y multiplicar el impuesto sobre la riqueza una vez que se desata la demanda ciudadana. Es decir, se responde positivamente y radicalmente a las fuerzas más creadoras y transformadoras que van brotando de una sociedad politizada. Esto es virtud garantizada incluso en los momentos mas críticos, y donde lo que aparece adverso se aprovecha para torcer por completo los efectos mas insanos, caóticos e improductivos que todo proceso revolucionario trae consigo. Es el ciclo virtuoso que aquí se acabó.

Lo cierto es que aquí ha pasado todo lo contrario, la virtud borrada se ha convertido en un terror mortal como diría Maximilien Francois, del que siempre grita pena, acusa al enemigo como fórmula de sobrevivencia declarativa eterna, aterroriza burocrática y directamente el cuerpo crítico de una sociedad, la «sicarea» asesinando cuando es necesario, y no hace absolutamente nada sino reiterar su disposición autocrática tan bien representada en la fraseología de ese resto de chavismo que aún goza de un imperio mediático autoconsedido a la boliburguesía y el movimiento popular administrado. La calamidad comienza a volverse costumbre y el hambre como decíamos en otro artículo no solo un fenómeno en consecuencia a un plan de saqueo nacional, sino una política sistemática para neutralizar a capacidad de la sociedad pobre para organizarse y responder a la altura del saqueo que han hecho de su sueldo, derechos y pocos recursos inmediatos con que pueda contar. La democracia revolucionaria se va disolviendo y con mas fuerza se consolida un Estado-nación donde se pelean por su mando dos estamentos partidarios aparentemente contrarios pero igual de autocráticos y en síntesis con el mismo programa político y económico dirigidos a quebrar todas las formas materiales, científicas y culturales por donde se garantiza la soberanía de un pueblo.

Ese sostén virtuoso se pierde completamente de la instancia de un anciado «buen gobierno» que nunca pudo ser y se ratifica como Estado y corporación cerrada sobre su poder, como aparato garante de la acumulación individual y la opresión. Y no por «estatista» es menos «privatista», puede ser todo lo contrario, la capacidad de privatización de la riqueza pública en manos de pocos probablemente nunca ha sido tan bestial como en los últimos 10 o 12 años. Quien dice aún ser chavista y no se responde a esta paradoja criminal del capitalismo rentario nada tiene que ver con izquierda, y pierde por completo su sentido de resistencia e insentivo de liberación…seguimos entonces perdiendo «virtud»

Revocatorio

Si se desmorona la posibilidad del gobierno revolucionario la sociedad que se siente traicionada busca sus mecanismos de derecho. El revocatorio es en ese sentido un dispositivo democrático que en las formalidades de la constitución del 99, constituyó un gran avance del ideal libertario. Ahora bien,¿quién lo promueve y que se busca?. El gobierno necesita aplastar ese derecho, muere allí como agente político creador y lo toma en sus manos la parte más gris y reaccionaria de nuestra sociedad condensada en la oposición de la MUD. En otras palabras un derecho principal se convierte en una herramienta para terminar de consagrar el termidor que hace 10 años comenzó y se garantiza el paso bonapartista del fin defintivo de toda esperanza emancipatoria a partir de las mismas herramientas que el proceso constituyente original garantizó. Es una jugada perfecta para todo el espectro conservador, hacerse para sí los derechos de una sociedad totalmente traicionada. ¿Y qué pasa con la mayoría de los agentes que hoy simbolizan el «chavismo crítico» tal y como se hace llamar?, Buscando reconocimiento y posibilidades de «representación» de algo que se desmorona solo, se apartan de todo horizonte estratégico y se funden en el mismo cuadro oportunista de la derecha, hablando de «derechos» que en este caso solo se harían realidad en su expresión negativa, es decir sacando como efectivamente el 90% de este país desea a esta gran cúpula traidora, pero que desatarían a continuación y en positivo el paso siguiente de la entrada con alfombra de terciopelo los nuevos bonapartes que retomarán el mando, pulverizando no al Estado sino la última esperanza.

Terrible error de compañeros nobles y queridos pero que como tantas veces le pasa a las izquierdas declarativas se pierden en las trampas de los derechos y el democratismo, sin advertir de las consecuencias que su bonito corazón producen.. En definitiva estamos en un momento en donde el derecho constitucional al no ser ejercido por un pueblo en moral alzada, en rebelión abierta, en paso hacia la radicalización de su propia voluntad libertaria, se convierte simplemente en un derecho del amargado, del hombre y la mujer que con toda razón seguramente pero sin política ninguna, se funde en el odio que se han ganado estos y estas «gobernantes». En otras palabras, siguiendo nuevamente la sabiduría de Maximilien Francois, aparece una virtud, aparecen hablando caras virtuosas para decirlo de la mejor manera, pero totalmente impotentes, gestos en la reivindicación de derechas que no son «terroríficos» en absoluto frente al orden de dominio, como bien debe serlo toda voluntad revolucionaria. Por el contrario lo complementa, es la otra cara «buena» del mismo demonio, creyendo que con eso se esta salvando la democracia.

Democratismo o cuadro estratégico de insubordinación instaurado no en las formalidades viciosas y mentirosas de la representación sino en la democracia directa, he allí la cuestión. Hoy en día no hay salida revolucionaria que no sea afianzado las pocas pero fundamentales formas en que viene expresándose lo que hemos venido llamando «la república autogobernante». La política del democratismo y la representación desesperada ante la calamidad que estamos viviendo como pueblo no tiene el mas mínimo sentido, es una puñalada a toda la potencia colectiva ganada por años. El ejército de multitudes tiene que poco a poco recomponerse, sobre los nuevos tejidos colectivos en áreas de distribución, producción, invención tecnológica, capacidad de construcción de retaguardias de salud, capacidad de autodefensa y movilización. Se establece sobre el poder asambleario de la gente y no creando nuevas idolatrías declarativas con caras viejas que hicieron parte del diseño conspirativo contra la revolución popular que se preparó luego del 2004, precisamente a posteriori del referéndum revocatorio contra Chávez, momento climax de su liderazgo y del chavismo como movimiento masivo y en lucha. Aquí no hay ninguna posibilidad de «terceros electorales», mas sí de un tercer sujeto autogobernante que nos tocará por años seguir luchando, haciendo de ello la estrategia fundamental de la revolución popular en nuestro país. Las reservas morales de nuestro pueblo con razón empiezan a centrase buscando respuesta a la necesidad colectiva, no al democratismo de la representación, afianzando todas las formas materiales tejen los hilos de esta democracia directa del pueblo, hasta poder convertirse en un hilo virtuoso, productivo con verdadera capacidad de generar todo el terror necesario a los explotadores de siempre. Si hay que repetir el ciclo de treinta años y una nueva generación entera de trabajo revolucionario, se hará, eso ya se está entendiendo….sería majestuoso poder gritar a estas alturas ¡Huelga General!, ¡el yo a ti no te trabajo maldito explotador, maldito desfalcador!, pero el tiempo que solo ha jugado a favor de la burocracia y el desarme y el desgaste espiritual nuestro, la hace imposible, aunque ojalá me equivoque, vaya a saber a lo mejor es un sueño que llegará mas pronto que tarde…

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.