«Luego de diez años de revolución los datos oficiales revelan que, lejos de disminuir, el peso del sector privado en el PIB más bien ha aumentado. Su participación sigue siendo mayoritaria y, por lo tanto, define la naturaleza capitalista del actual modelo productivo» Víctor Álvarez [1] Los movimientos que pujan en América Latina por darle […]
Víctor Álvarez [1]
Los movimientos que pujan en América Latina por darle a sus pueblos una posibilidad de vida distinta a las que nos ofrece el modelo capitalista impuesto por los Estados Unidos, tienen definitivamente muchos y buenos aliados, que desde sus perspectivas y preocupaciones intelectuales, permiten ofrecernos: una mirada crítica de los acontecimientos, un esfuerzo intelectual y de trabajo para construir espacio de poder popular y en último término, garantizan un trabajo de investigación para detectar los planes desestabilizadores que los Estados Unidos arman para esta región con el concursos de cipayos tarifados.
Si existe la necesidad de inventariar estos importantes aliados, los nombres de Marta Harnecker, Eva Golinger y James Petras no deben quedar fuera de esa larga lista. Para ser muy sincero, estas tres figuras amigas de los movimientos que tratan de despertar a toda la América latina deberían ocupar los tres primeros lugares de la lista. Cada uno en su particular espacio, pero con una conexión, que aunque no se la hayan planteado, salta a la vista. Marta Harnecker empujando la construcción de un poder popular en Venezuela; Eva Golinger revisando archivos y documentos para develar planes desestabilizadores y James Petras observando la evolución y desarrollo de los gobiernos para advertirnos de sus consistencias e inconsistencias.
James Petras coloca a la disposición de los lectores un análisis que debe ser leído con atención y su lectura no deja de explicarnos y justificar además, las razones de las andanzas de Marta Harnecker por Venezuela en el importante y estratégico esfuerzo intelectual y práctico para darle forma, contenido y sentido al poder popular. El análisis que ahora nos ofrece James Petras (Disponible: http://www.rebelion.org/
La lectura de este nuevo análisis que nos ofrece James Petras con el tituló: «El Socialismo del Siglo XXI en su Contexto Histórico», nos coloca frente a las fortalezas de estos gobiernos de centro-izquierda y de sus debilidades. Esta calificación de gobierno de centro-izquierda que a primera vista parece ser una calificación cuestionable, está plenamente razonada en este análisis y es posible resumir en los siguientes términos: Hay importantes cambios en estos gobiernos, pero no son los necesarios para ubicarnos en un momento de transición que apunte a lo que se ha denominado socialismo del siglo XXI, a menos que ese socialismo del siglo XXI tome distancia del socialismo real, pero tengan la pretensión de acercarnos a las experiencias socialdemócratas europeas del siglo XX y a los denominados populismos de América Latina que en su corto trayecto asumieron posiciones y conductas más radicales.
En el caso específico de Venezuela, que en la opinión de James Petras es el gobierno de centro-izquierda más radical, hay situaciones que pueden ser calificadas como una inconsistencia del proceso, pero con una explicación que no siendo muy contundente, justifica de alguna manera el cambio de un imperialismo por otro. En el discurso y en los hechos, el proyecto bolivariano ha tomado distancia de los EE.UU. en cuanto a la disminución de las inversiones por parte de trasnacionales en sectores claves de la economía, pero esta política ha planteado alianzas con un sistema de propiedad pública-privada con países que igualmente fijan lazos de dependencia. Se está consciente, que estas alianzas son un respaldo político internacional frente a las presiones y posibles intervenciones de los EE.UU. Es como tener un «hermanito» mayor que nos ofrecerá protección frente a una posible agresión.
En lo que respecta a Venezuela, los planteamientos de J. Petras no deben calificarse como un nuevo descubrimiento. Hace aproximadamente cuatro meses, Víctor Álvarez, ex ministro de Industria Básica y Minería del Gobierno destacó que la revolución venezolana estaba favoreciendo al capital y no a los trabajadores, como uno supone debe ser en un socialismo del siglo XXI. Petras nos advierte que «no se ha reducido la gran concentración de la riqueza ni los ingresos de las clase altas», que no dejan de prestar su concurso económico y político para salir de Chávez.
El socialismo del siglo XXI en atención al análisis de Petras esta totalmente endeudado con el socialismo del siglo XX. En el antiguo socialismo se logró un mejor impacto social (redistribución de la tierra, quiebre a la clase terrateniente, reducción de las desigualdades) que los obtenidos (con mayor tiempo) por los gobiernos actuales, definidos como de izquierda.
En resumen, J. petras hace muchas advertencias y anotaciones para indicarnos que los cambios no son muy parecido al «deber ser» del socialismo del siglo XXI. Se percibe que hay gobiernos de centro-izquierda con buenas intenciones e iniciativas populares, pero que no toman distancia del capitalismo. Sin embargo, la advertencia a la que hay que colocarle mayor atención, es a la del «patrón cíclico constante y alterno», que Petras ubica como los «quiebres» de los gobiernos populares con las intervenciones de los EE.UU.
Los Estados Unidos de ahora no es la misma potencia de los años 60 y 70, pero con esa «flaqueza», ahí están los proyectos de 7 bases en Colombia, dos en Panamá, la que ya existen en centro América y si hay alguna duda sobre la capacidad y poder de esa «flaqueza», pensemos en Honduras.
El análisis de James Petras nos sugiere una reflexión con tres o cuatros preguntas claves: ¿Es posible el socialismo en América? ¿Hay socialismo en América? ¿El poco avance en estos gobiernos es por no tener suficiente PODER? ¿Cuál sería el punto a desarrollar para hacer posible el socialismo del siglo XXI, que no sea igual al socialismo del siglo XX?
Se intenta ofrecer una respuesta a la última interrogante. EL socialismo del siglo XXI contó con un partido fuerte. Es necesario y lógico por supuesto, contar con un partido fuerte, pero eso nos coloca con una clave del socialismo del siglo XX y no nos asegura mucho un desarrollo de los proyectos políticos actuales. En Venezuela el esfuerzo se consume fundamentalmente en construir un «partido» fuerte y llevamos varios intentos fallidos, sin embargo, esa energía no se utiliza igual para construir un Poder Popular con PODER. Ahí estuvo una debilidad del socialismo del siglo XX y también pudiera estar una fortaleza del socialismo del siglo XXI, con una clave para evitar lo que Petras denomina «Patrón cíclico constante y alterno».
Ahí precisamente está el puente entre los análisis de James Petras y los esfuerzos intelectuales y prácticos de Marta Harnecker por darle forma, contenido y sentido al Poder Popular y por ese poder, Marta Harnecker entiende la posibilidad de garantizarles a las comunidades a través de sus organizaciones, la capacidad de tomar decisiones. El apoyo y contribución de estos importantes aliados está claro, queda esperar porque el Congreso del PSUV, decida discutir fuertemente el tema del Poder Popular con PODER y le de definitivamente forma a un partido revolucionario.
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[1] Este trabajo de Víctor Álvarez puede verse en: www.aporrea.org/actualidad/n136931.html
Rebelión ha publicado este artículo a petición expresa del autor, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.