El Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil (MST) inició hoy lunes 24, acciones en 10 estados para pedir el asentamiento de 150 mil familias que se encuentran actualmente viviendo en campamentos. Con estas jornadas, el MST también denuncia la lentitud con que se ejecuta la reforma agraria «que no avanza por falta de […]
El Movimiento de Trabajadores Rurales Sin Tierra de Brasil (MST) inició hoy lunes 24, acciones en 10 estados para pedir el asentamiento de 150 mil familias que se encuentran actualmente viviendo en campamentos.
Con estas jornadas, el MST también denuncia la lentitud con que se ejecuta la reforma agraria «que no avanza por falta de recursos disponibles dentro del modelo económico vigente» y el apoyo que el gobierno federal da a las grandes empresas del agronegocio.
«La reforma agraria está paralizada en todo el país. La política económica del gobierno reduce los recursos previstos en el presupuesto para la misma y no apoya a los asentamientos, en lo que tiene que ver con el crédito para la producción y la dotación de obras de infraestructura, como vivienda y escuelas», señaló Vanderlei Martini, integrante de la coordinación nacional del MST. «Por otro lado, gasta dinero en la renegociación de las deudas de los latifundistas y en las grandes empresas del agronegocio, que concentran la tierra y expulsan a los trabajadores del campo», agregó.
Esta mañana, el MST ocupó las oficinas del Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA) en seis estados y realizó manifestaciones de protesta en organismos relacionados con el Ministerio de Hacienda en otros cuatro estados.
En São Paulo, 500 trabajadores sin tierra ocuparon el INCRA para reclamar el asentamiento inmediato de las 3 mil familias que viven en campamentos de las carreteras del estado de São Paulo.
Además, cerca de 500 trabajadores rurales protestaron frente a la Secretaría de Justicia del Estado contra el proyecto de ley (PL 578/2007) del gobierno de José Serra (PSDB), que pretende legalizar la usurpación de tierras en la región de Puntal de Paranapanema.
En Belo Horizonte, Minas Gerais, cerca de 400 trabajadores ocuparon el INCRA pidiendo el asentamiento inmediato de las 3.200 familias de los campamentos de Minas Gerais. Las negociaciones no avanzaron y la ocupación se prolongará hasta mañana.
En São Luiz, Maranhão, 400 trabajadores ocuparon la superintendencia del INCRA exigiendo el asentamiento inmediato de las 4.000 familias que permanecen acampadas en el estado.
En Santa Catarina, más 400 integrantes del MST ocuparon la sede del INCRA en Chapecó, y cerca de 350 trabajadores hicieron acto de presencia frente a la Delegación Regional del Ministerio de Hacienda, en Florianópolis. Cerca de 1.200 familias viven en campamentos en las orillas de las carreteras de todo el estado.
En Alagoas, cerca de 2.000 trabajadores sin tierra montaron un campamento en la Plaza Sinimbu, en la región central de Maceió, para exigir el cumplimiento del proceso de reforma agraria en el estado. El año pasado, el INCRA tenía como meta el asentamiento de 3.000 mil familias, pero sólo 500 recibieron sus lotes.
Más de 1.500 trabajadores del MST ocuparon los cuatro pisos del edificio de la superintendencia provincial del INCRA en Fortaleza, para reclamar el asentamiento de las 1.700 familias acampadas en Ceará.
El Movimiento, asimismo, llevó a cabo acciones en las sedes del Ministerio de Hacienda para denunciar que el modelo económico vigente imposibilita la realización de la reforma agraria e incentiva la expansión del agronegocio, que se basa en la concentración de tierras destinadas a la producción de monocultivos para la exportación.
Las jornadas de luchas pretenden denunciar también el abandono en que se encuentra la agricultura familiar, ya que el poder público invierte cada vez más dinero en el agronegocio. Para la zafra 2006/2007, se han asignado R$ 50 mil millones para los grandes productores, mientras para la agricultura campesina sólo quedaron disponibles R$ 10 mil millones.
EL MST ocupó con 300 familias el edificio de la superintendencia provincial del INCRA, en la capital de Rio de Janeiro, para exigir el asentamiento de las 1.200 familias acampadas. Después, marcharon por el centro de la ciudad y montaron un campamento frente al Banco Nacional de Desarrollo Económico y Social, donde pidieron que se invierta en los asentamientos, denunciando también los préstamos para las grandes empresas del agronegocio.
Cerca de 300 integrantes del MST protestaron frente a la delegación estatal del Ministerio de Hacienda, en Cuiabá, para pedir el asentamiento de las 3.500 familias que permanecen en campamentos en el Mato Grosso.
En Goiás, 300 «sin tierra» se manifestaron frente al edificio de la Agencia Tributaria, en Goiânia, y pidieron que se asigne tierras para 4 mil familias acampadas.
En Paraíba, cerca de 1000 familias sin tierra ocuparon, en la mañana de este lunes (24), el edificio de la Secretaría del Ministerio de Hacienda, en João Pessoa, para pedir solución para las 3.700 familias acampadas en Paraíba y cambios en la política económica.
En Rio Grande do Sul una gran marcha con tres columnas recorrió buena parte del estado en la última semana para denunciar la apropiación de las tierras gauchas por parte de transnacionales para la plantación de eucalipto y la desatención del gobierno de Yeda Crusius (PSDB) en relación a la reforma agraria.
EL MST defiende un modelo agrícola basado en las pequeñas propiedades para la producción de alimentos y generación de empleos. Bajo este criterio, reivindica el asentamiento inmediato de las 150 mil familias que permanecen acampadas. Además, promueve la desconcentración de la tierra, lo cual dinamizaría la economía generando 750 mil empleos directos y otros tantos miles indirectos.
EL MST denuncia también la compra de tierras por empresas extranjeras, que sólo van a promover un modelo de producción atrasado, basado en el monocultivo, la destrucción del medio ambiente y la explotación del trabajador.
El Movimiento, que anunció que a lo largo de esta semana continuarán las ocupaciones y protestas en varios estados, defiende un modelo de reforma agraria que genere condiciones reales para que el trabajador pueda producir alimentos saludables para la población, que incluyan crédito, dotación de infraestructura, vivienda digna, asistencia técnica, educación y salud.