El 10% de los fármacos que se comercializan en todo el mundo están manipulados de alguna forma en el principio activo o no tienen la calidad requerida por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El mercado de medicamentos falsos mueve 24.000 millones de euros según la Agencia Estadounidense del Medicamento (FDA). El 30% de […]
El 10% de los fármacos que se comercializan en todo el mundo están manipulados de alguna forma en el principio activo o no tienen la calidad requerida por la Organización Mundial de la Salud (OMS). El mercado de medicamentos falsos mueve 24.000 millones de euros según la Agencia Estadounidense del Medicamento (FDA). El 30% de las medicinas que se venden en América Latina, el sudeste asiático y África Subsahariana son falsas según la OMS.
Se consideran como medicamentos a aquellos productos que se elaboran o se anuncian para curar o aliviar enfermedades. Es decir, un fármaco no lo es por su composición ni por su principio activo, sino por el fin con el que se comercializa.
Internet es la puerta principal de entrada para los medicamentos falsos. La mayoría de productos que se venden en la red como medicamentos adelgazantes o pastillas contra la impotencia, no lo son. Otros contienen, además, compuestos que pueden ser perjudiciales o incluso letales para la salud. Uno de cada dos fármacos se vende en la red de forma fraudulenta, según la OMS.
Algunos, en su afán desenfrenado por enriquecerse con el dolor, el sufrimiento y la desesperación de otros, han llegado a ofrecer medicamentos cuyos supuestos beneficios son fruto de la imaginación de quien los vende, sin ninguna base científica que permita demostrarlo. Como por ejemplo, colirios para curar las cataratas o jabones contra la depresión.
Las páginas que venden medicamentos falsos por Internet operan de forma ilegal: venden medicamentos sin exigir prescripción médica, utilizan productos no autorizados o falsos y no tienen la dirección postal del domicilio de la empresa en ningún apartado. Aunque en los países del Norte el número de falsificaciones es inferior al 1%, en estos países uno de cada dos medicamentos que se compran a través de Internet son defectuosos o inocuos. Es decir, ponen en peligro la salud o estafan a las personas que los adquieren.
La principal causa del alto número de ventas de medicinas falsas a través de Internet es la «peligrosa» automedicación, que se da en muchos ciudadanos de países desarrollados, en especial las personas mayores. La mitad de los mayores de 60 años en España admite que guarda los medicamentos sobrantes de tratamientos anteriores para tomarlos por su cuenta si alguna vez se encuentran con los mismos síntomas. También son conocidos los efectos que provoca el uso indiscriminado de antibióticos, que está convirtiendo a muchas enfermedades en inmunes frente a la penicilina.
Los medicamentos que se venden de forma fraudulenta en los países del Sur no utilizan Internet como puerta de entrada. Según la OMS, entre un 25% y un 50% de los fármacos que se venden en estos países son falsos. La salud de millones de pacientes latinoamericanos, africanos y asiáticos está expuesta a graves riesgos. Son medicinas que están poco o mal etiquetadas, que no son efectivas, que tienen una calidad inferior a la requerida y que, en algunos casos, resultan letales.
El estado de la Salud en el mundo es un reflejo de las desigualdades entre ricos y pobres en nuestro tiempo. Mientras en los países ricos, la opulencia y la facilidad para acceder a medicamentos favorece la automedicación y el lucro de quienes venden fármacos falsos, en los países empobrecidos 2.000 millones de personas no tienen acceso a medicinas de ningún tipo.