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Juventud sin esperanzas laborales

Fuentes: Rebelión

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) denunció en un informe publicado a mediados de agosto que el desempleo juvenil ha alcanzado el nivel más alto de la historia y se espera que siga aumentando durante 2010. Pero, ¿sus cifras son exactas o realizadas por cálculos virtuales? Aunque esta organización se ha caracterizado durante años por […]

La Organización Internacional del Trabajo (OIT) denunció en un informe publicado a mediados de agosto que el desempleo juvenil ha alcanzado el nivel más alto de la historia y se espera que siga aumentando durante 2010. Pero, ¿sus cifras son exactas o realizadas por cálculos virtuales?

Aunque esta organización se ha caracterizado durante años por su seriedad, resulta muy difícil que se pueda calcular, a nivel mundial, la existencia real del desempleo juvenil cuando millones de muchachos en edad laboral deben dirigirse al sector terciario para buscar algún sustento, o no se presentan en las oficinas de empleos porque se aburren de recibir noticias negativas o en muchos países no aparecen ni registrados en los censos de población.

Quién puede conocer cuántos jóvenes se encuentran desempleados en Chiapas, Neuquén, Manzini, Choluteca, Antofagasta, Goiania, Bangalore, Rawalpindi, solo por citar algunas de las millones de ciudades y pueblos en el mundo, que en su mayoría no poseen controles fidedignos.

Cierto que la OIT ha realizado un esfuerzo encomiable por dar a conocer la situación de incertidumbre y desatención que viven millones de jóvenes en el orbe, pero sin temor a equivocaciones, se puede afirmar que la cifra duplica la señalada por esa organización internacional.

La OIT parte del presupuesto de que en el mundo solo existen 610 millones de jóvenes económicamente activos entre 15 y 24 años y de estos 81 millones estaban desempleados lo que representa 7,8 millones más que en 2007. La tasa en ese índice negativo pasó de 11.9 % en 2007 a 13 % en 2009.

Con atino, la organización advierte sobre el «riesgo de un legado de esta crisis en términos de una generación perdida que ha abandonado el mercado laboral tras ver desaparecida toda esperanza de trabajar y lograr una vida decente».

El documento señala que las tasas de desempleo juvenil han demostrado ser más sensibles a la crisis que las de adultos, y que tardarán más en recuperarse.

En un intento por enmendar la enorme diferencia que pueda haber entre las cifras aportadas y las posiblemente existentes, la OIT puntualiza que en las economías en desarrollo, donde vive el 90 % de los jóvenes, la juventud es más vulnerable al subempleo y la pobreza.

Añade que en los países de menor ingreso, el impacto de la crisis se traduce en menor cantidad de horas trabajadas, en reducción de salarios para los pocos que pueden mantener una ocupación formal, y en un aumento del empleo vulnerable en la cada vez más poblada economía informal con riesgos sociales unidos a la falta de motivación y a la inactividad prolongada.

De los registrados en las plantillas oficiales, 152 millones de jóvenes, o sea, el 28 % en el mundo, trabajaron en 2008 pero permanecieron en la pobreza extrema en hogares que viven con menos de 1,25 dólares por persona por día. En los últimos años, tanto en naciones desarrolladas como en desarrollo, se ha verificado la proliferación de bandas juveniles en el comercio de las drogas, asaltos armados y en la comisión de diferentes delitos.

Aunque para el Director General de la OIT, Juan Somavía, «los efectos de la crisis económica y financiera amenazan con exacerbar la escasez de trabajo decente que ya existía entre los jóvenes», lo cierto es que en muchos países, por mantener un sistema neoliberal, de libre comercio y privatizaciones, el Estado se ha desentendido de brindar apoyo a la población en general, lo cual ha conllevado a situaciones desesperantes.

El resultado es que la cantidad de jóvenes atrapados en la pobreza laboral ha crecido, y ese círculo persistirá si los gobiernos no toman medidas para resolverlo. En ese sentido, el estudio de la OIT, sin sancionar al sistema capitalista por esas calamidades, destaca la gravedad del costo de la inactividad entre los jóvenes y advierte que «las sociedades pierden la inversión en educación. Los gobiernos no reciben aportes a los sistemas de seguridad social y deben aumentar los gastos en servicios de apoyo».

Al dedicar un espacio a las naciones desarrolladas, indica que las tasas de desempleo juvenil aumentaron en 4,6 puntos porcentuales entre 2008 y 2009 y asegura que la cifra de 17,7 % registrada en 2009 es la más alta jamás registrada desde que (1991) se dispone de datos regionales. Datos oficiales (comprenden solo a los que se apuntan en un registro laboral) señalan que el número de jóvenes entre 15 y 24 años, que quieren trabajar pero no encuentran empleo en los países ricos, pasó de 8,5 millones en 2008 a 11,4 millones en 2009.

En Gran Bretaña, el 25 % de los jóvenes carecen de motivación para buscar empleo e intentar integrarse en el mercado de trabajo mientras en España, es del 15 %.

Pero cómo se podría determinar realmente la cifra de jóvenes sin vinculación laboral en el planeta, cuando solo en Estados Unidos, Organizaciones No Gubernamentales reportan más de 16 millones de desocupados en general, la gran mayoría jóvenes que no concurren a los registros.

O cómo se pueden contabilizar los que al arribar a los 18 años no encuentran oportunidades en poblaciones de Bangladesh, Paquistán, India, Haití, Honduras, Rumania, Bulgaria, Grecia, Italia, etc.

Innegablemente que el informe de la OIT, aunque con evidentes lagunas, abre aristas que hacen pensar a muchos gobiernos sobre la lamentable situación que provocan las políticas neoliberales implantadas por un capitalismo que se olvida de la solidaridad humana en detrimento de sus propios pobladores.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.