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Reportaje a James Petras en Buenos Aires

«Kirchner tiene un gran sentido del teatro»

Fuentes: Revista La Maza

Entrevista realizada a James Petras en Buenos Aires el 24.03.2004 y emitida parcialmente por El Reloj (FM Urbana, 88.3, jueves de 18:00 a 20:00) MH: Lula ha comenzado a recibir lo que algunos medios han denominado «el fuego amigo». Días atrás en el Seminario Queremos Otro Brasil , realizado en Sao Pablo, 800 afiliados al […]

Entrevista realizada a James Petras en Buenos Aires el 24.03.2004 y emitida parcialmente por El Reloj (FM Urbana, 88.3, jueves de 18:00 a 20:00)

MH: Lula ha comenzado a recibir lo que algunos medios han denominado «el fuego amigo». Días atrás en el Seminario Queremos Otro Brasil , realizado en Sao Pablo, 800 afiliados al PT reclamaron un viraje en la orientación económica y reducir el porcentaje del PBI dedicado al pago de la deuda externa que es actualmente del 4,25%. Paralelamente en una Conferencia Nacional de Seguridad y Nutrición Alimentaria se firmó la denominada Carta de Olinda que cuestiona el modelo macroeconómico identificándolo como la causa principal de que 54 millones de brasileños se encuentren bajo la línea de pobreza. Finalmente, el Movimiento de Trabajadores Sin Tierra (MST) ha anunciado que iniciará una política de ocupación de tierras.

JP: Creo que hay un proceso de desintegración de la coalición del PT pero, mientras se van dando las críticas dentro y fuera del partido, Lula está construyendo nuevas alianzas y reclutando personas que se pueden manipular para mantener la maquinaria del partido. Ahora se ha aliado con un partido de derecha, el Partido Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), para participar juntos en las elecciones y compartir ministerios. Segundo, la campaña de reclutamiento que lanzó la burocracia incondicional lulista está dirigida a reclutar cualquier tipo de persona, sin compromiso político, salvo firmar el carnet para masificar la base. Es una política típica de clientelismo, tú firmas la tarjeta y nosotros podemos hacerte favores. Mientras pierde los viejos militantes que construyeron el partido, está reclutando tecnócratas de derecha, gente que busca favores del poder. En vez de contar con la lucha de los cuadros del MST, están funcionando con la maquinaria tradicional del PMDB.

Ahora, las disidencias y críticas que mencionas hay que distinguirlas bien. El MST va hacia la lucha de clases, hacia la acción directa, en cambio, un sector del PT, al que yo llamo socialdemócrata, todavía sigue adentro pensando que pueden cambiar el rumbo del gobierno. El planteamiento de estos últimos es simplemente modificar el esquema, hablan de bajar el excedente del PBI para el pago de la deuda al 3%, llegar al kirchnerismo frente al ultraliberalismo del régimen. Hay que distinguir las críticas. Los que se quedan en el partido y quieren modificar el programa del liberalismo hacia un social-liberalismo o socialdemocracia y los que han rechazado el régimen en toda su política y están construyendo una vía diferente de lucha de masas. Entonces, hay que distinguir los diferentes elementos y no pensar que el régimen por estas divisiones se va a caer ya que está reconstruyendo el PT sobre bases sociales diferentes en función de la política liberal y las nuevas alianzas más a la derecha.

MH: El fin de semana se produjo la derrota electoral del Farabundo Martí de Liberación Nacional (FMLN). Una derrota significativa ya que el partido derechista, ARENA, sacó el 57% de los votos y el FMLN tan sólo el 35%. En nuestro país se había generado una gran expectativa entre sectores progresistas y de izquierda en torno al triunfo del candidato Shafik Handal. ¿A qué atribuís una derrota tan categórica?

JP: Hay varias razones. Quiero comentar un artículo de Marta Harnecker que habla sobre los vínculos del FMLN con la lucha de masas. Es precisamente lo que no hace el FMLN. Estuve hace 3 años visitando sindicatos, organizaciones campesinas, los barrios pobres y encontraba en todos lados la ausencia de los farabundistas, en todas las grandes luchas populares. Prestan apoyo desde el Parlamento, firman documentos, hacen denuncias, pero no están metidos haciendo el trabajo en las calles, en el lodo, vinculándose, subordinando sus feudos parlamentarios a la lucha de masas. Todos se quejaban. Antes, durante la guerra, los farabundistas tenían más respaldo, más inserción que ahora. Los burgueses estaban más dispuestos a hacer concesiones por miedo a que los sectores en huelga se plegaran a la lucha guerrillera. Desde que entraron en el electoralismo, cuando termina la guerra y se meten en el Parlamento, e incluso algunos se van más allá, como es el caso de Joaquín Villalobos, que actualmente asesora a Uribe y los paramilitares colombianos, hay que ver una degeneración del farabundismo. El mismo Handal, aunque tiene un fuerte discurso, es muy contradictorio. Habla de cambios sin plantear ninguno estructural, de fondo. Habla de ayudar a los agricultores, de limitar la liberalización, pero cuando estuve con él hablaba mucho de la modernización de la economía. Cuando hablamos de socialismo me dijo que para eso faltaban siglos, que estaba muy lejos. Cuando le preguntaba por los barrios pobres, que en gran parte no votaron en las anteriores elecciones, me decía que eran lúmpenes. Para mí no votaban porque no veían oportunidades de cambiar el sistema y, salvo en las elecciones, tampoco veían a los principales líderes del Farabundo Martí. Después fui a reuniones en el centro de la ciudad donde se veían los carteles de los candidatos farabundistas pegados en las paredes, todos eran pequeñoburgueses, algunos habían participado en la guerra, pero la mayoría eran abogados progresistas, desvinculados de la lucha de masas y, menos aún, metidos en los barrios pobres. El único apoyo firme eran las fortalezas populares del período guerrillero, estaban viviendo del apoyo que consiguieron antes, no del trabajo político actual. Ese es el 30% sólido que viene de muchos años, pero toda la apertura hacia el centro y la pequeñoburguesía fracasó. No consiguieron su apoyo a pesar que sacrificaron una campaña agresiva para activar a los votantes pobres para acercar a la clase media semi-progresista. Cayeron entre dos sillas. No consiguieron activar a las masas por falta de trabajo de largo plazo ni a la clase media a pesar de apelar a un discurso progresista «moderno».

MH: ¿Es posible que suceda algo similar en Bolivia teniendo en cuenta la apuesta electoral que hace Evo Morales?

JP: Según entiendo en setiembre-octubre fue notoria la ausencia de Evo y en menor grado de los cocaleros. Cuando comenzaron la huelga general y las barricadas el Movimiento al Socialismo (MAS) fue notable por su ausencia. Tengo un documento donde hacen autocrítica por la falta de actividades en los barrios urbanos. El MAS empezó entre los cocaleros, pero cuando llegan al Parlamento se suben al tren muchos profesionales de clase media acomodada. Estuve con uno de los hermanos Peredo reunido con otros 40 progresistas con ideas críticas al neoliberalismo, a favor de un mayor manejo estatal, pero no eran gente realmente combativa. Hablar del MAS ahora, un partido electoral, policlasista, con mucha influencia de los parlamentarios vinculados con la clase media, con lo que era el MAS al comienzo, es un error, como sucede con el PT. Más allá de Evo, uno de sus principales ideólogos, el senador Filemón Escobar, minero hace 30 años, tiene una visión electoralista. Habla de la lucha de masas pero, según me dijo en una reunión que participamos junto con los cocaleros, subordinada a una visión estratégica puesta en las elecciones del 2007. Así toda la lucha está condicionada para mantener el sistema a cualquier costo confiando en las elecciones. Por eso pactaron con Mesa.

Creo que esta visión es sumamente surrealista, sobre todo en Bolivia, planificar a 3 años la participación electoral mientras cada año hay por lo menos un levantamiento y alguna intervención militar, no tiene mucho realismo. Está muy influido por el camino de Lula, en un sentido muy negativo. Han tomado un camino equivocado. Evo Morales tiene más prestigio en el exterior que en Bolivia, donde se ha desgastado bastante por su ausencia durante la insurrección porque estaba en una reunión interparlamentaria en Suiza, con todos los cretinos parlamentarios de Europa.

Eso le causó bastante daño y cuando volvió fue muy cuestionado en La Paz, Cochabamba y El Alto. Curiosamente llega al tope de su prestigio en el exterior, mientras internamente su imagen como combativo se ha deteriorado. No sé lo que va a perder electoralmente, pero en todo caso no es la imagen que tenía hace un año.

MH: ¿El asesinato de Ahmed Yassin, el líder espiritual de Hamas, qué nuevo escenario abre en Medio Oriente?

JP: Creo que Israel, Sharon y gran parte del pueblo israelí, están en la línea de limpieza étnica. Primero descabezan los líderes, los asesinan, después aprietan al pueblo palestino para que se vaya y extender el control de los israelíes. Esa es la meta clara y no sólo de la derecha Likud sino la opinión, apoyando asesinatos, destrucciones de pueblos, del 60% de los israelitas. Queda un 20% de israelitas progresistas pero al margen de las grandes decisiones del poder. Esta provocación de Sharon no fue simplemente dirigida hacia adentro sino para provocar algún atentado en el exterior que pudiera aumentar las tensiones y mantener la doctrina antiterrorista muy vigente, particularmente en EE.UU., fortaleciendo al gobierno de Bush y la política represiva de cualquiera de los dos principales candidatos a la presidencia. Eso es evidente cuando Europa condena el asesinato para protegerse igual que los países árabes conservadores. Todos quieren poner distancia porque saben que este acto provocador va a detonar acciones en cualquier país asociado con Sharon. Sólo en EE.UU., donde los sionistas controlan gran parte de la política de Medio Oriente, junto con los militaristas, no condenaron la acción. El precandidato demócrata, John Kerry, declaró que la causa de Israel es la causa de América. O sea, tienen dos candidatos que por influencia de la rica comunidad judía de EE.UU. mantienen un frente con Sharon ante este asesinato en particular y ante la política de asesinatos en general que tiene una historia y se proyecta hacia el futuro. Sharon va a matar a otro más para aumentar las presiones para conseguir un atentado, tal vez a Arafat, para presionar más a los grupos armados para que accionen contra EE.UU. o Inglaterra. Los ciudadanos norteamericanos o europeos vamos a sufrir las consecuencias de nuestros gobiernos vinculados con Sharon y creo que esa es la gran amenaza contra la paz y la seguridad. El eje del problema está en las acciones del estado de Israel y su presidente, respaldado por la mayoría judía en su país. Eso debemos denunciarlo públicamente y no tener el miedo de los izquierdistas judíos para quienes tocar este tema, poner a Israel en el eje del problema, podría provocar antisemitismo. Puede ser, pero es la verdad. Israel es un detonante del terrorismo mundial.

MH: Por último, te estás yendo el día que se cumple un nuevo aniversario del último golpe de estado en Argentina, en tu viaje anterior asumía Kirchner el gobierno, pasó casi un año desde aquel momento. Me gustaría una doble reflexión. Sobre el significado del golpe y tu visión del primer año de gobierno de Kirchner.

JP: Son dos preguntas que nos podemos pasar la vida discutiendo. El golpe tenía el objetivo de descabezar los movimientos populares, no sólo a los guerrilleros sino también a los cuadros militantes activos. Ha costado más de un cuarto de siglo, por lo menos 20 años, tratar de reconstruir los movimientos, retrasando mucho el proceso de cambios progresistas o de transformación en Argentina. Hacia fines de la década pasada y se extiende hasta nuestros días, surge un nuevo protagonismo, con una gran capacidad de movilización y acción directa pero poca profundidad en la conciencia política. Las movilizaciones de los desocupados, piqueteros, asambleas, tienen una visión de denuncia, de conseguir reivindicaciones, recuperar los ahorros, el trabajo, etc., pero no se comparan a lo ocurrido en los 60 y 70. En esa época los movimientos tenían una propuesta política, una visión de poder político, mientras en la masa actual falta ese elemento. Entraron muchos paracaidistas, autonomistas, horizontalistas y el residuo de los pequeños grupos de izquierda que fueron incapaces de educar políticamente y unificar el proceso. Como consecuencia, el punto alto de la lucha hasta julio-agosto 2002, fue un período de gran efervescencia pero no se pudieron convertir estas grandes movilizaciones en un movimiento político coherente con una visión hacia el poder. Muchos actos cortoplacistas permitieron obtener concesiones, planes de trabajo, por ejemplo, que se transformaron en un cuchillo de doble filo. Mientras fortalecían en el corto plazo la identificación de los desocupados con el movimiento piquetero, a mediano plazo dejaban la organización en manos de dirigentes piqueteros y punteros que volvían a desmovilizar la lucha de masas. No tuvieron dificultades en hacerlo porque la mayoría entraron en la lucha en función de reivindicaciones, sin pasar a una visión más política o revolucionaria. Los actos eran contundentes, la confrontación era clara, pero faltaba una conciencia que fuera más allá. Por otro lado, quedan grupos de piqueteros que siguen la lucha, pero aislados del resto, divididos entre sí, sin perspectivas de recuperar la fuerza, por lo menos en el transcurso del corriente año.

Esto nos lleva a discutir el tema de Kirchner. Debemos reconocer que frente a la situación de poco poder, de poca legitimidad, que asume con los votos del 17% del electorado, tenía que tomar medidas impactantes, y lo hizo en relación a los Derechos Humanos. Una limpieza relativa de la cúpula de las Fuerzas Armadas, alguna política de limpieza de la Corte Suprema y un sector de la policía, tuvieron un gran impacto en sectores populares y de la clase media. Abrió perspectivas para que algunos sectores obreros ocupados mejoraran su posición económica, un 3 ó 4%, no tengo cifras exactas, pero hay algo de mejoramiento en el empleo y los salarios. Muchos amigos economistas minimizan estos hechos, pero estos aumentos parcialmente nominales, han generado expectativas. Esto es importante porque no sólo los hechos objetivos definen las actitudes del pueblo sino también las expectativas que el político despierta.

Si uno va a los barrios descubre que el 50% está debajo de la línea de pobreza, siguen los grandes problemas económicos, sin soluciones, para los que reciben los 2 millones de planes laborales. No han tocado a las privatizadas, principalmente Repsol que podría generar U$S 2.000 millones, han pactado con el FMI que cada 2 ó 3 meses viene a proponer medidas de aumentos tarifarios, por la falta de electricidad terminará capitulando frente a las empresas privatizadas, lo mismo con el gas, porque no tiene el coraje de confrontar y decirle a los privados que no cumplieron con las inversiones y están utilizando la escasez para chantajear. En lugar de hacer esto hará críticas y capitulaciones. Primero parecerá el campeón del pueblo y luego aumentará las tarifas, aunque no tanto como quieren las empresas. Lo mismo pasa con las negociaciones con el FMI. Kirchner tiene un gran sentido del teatro. Da la imagen de David contra Goliat. Todo un show con la coreografía de los medios que pintan la resistencia, la firmeza, la posición dura frente a Kruguer, pero de fondo, cuando termina el show para el público, ella también comparte la decisión con la indicación de que en la próxima etapa se debe cumplir con los deudores privados. Montaron un escenario de gran resistencia y al final todos votaron el acuerdo porque es muy favorable para el FMI.

Consiguieron el voto de Bush, de todos. Después dicen que Anne Kruguer es una hipócrita porque ahora dice que el acuerdo está bien. En realidad, siempre lo pensó así, pero era parte del teatro afirmar lo contrario para conseguir la impresión del pueblo argentino de que se consiguió lo mejor posible. No es así, es perjudicial para el país ahora, pero mucho más en el futuro, en los próximos meses. Con este doble discurso progresista, se abre el camino hacia una derechización en etapas. Van a extender el proceso contra los homicidas militares durante los 4 años de gobierno, apareciendo como los campeones de la justicia. Muchos gestos que tienen impacto pero que no avanzan en la lucha contra el imperialismo y el liberalismo. Estoy seguro que Kirchner va a firmar el ALCA a pesar de las muchas restricciones que impone a las exportaciones argentinas. Esto es lo que indica el eje de su política.

También ha conseguido la cooptación de sectores vinculados a los Derechos Humanos, neutralizando la lucha de algunas de sus figuras de izquierda más importantes, a tal punto que, en parte, ha quebrado los vínculos entre sector y los piqueteros. Así han pasado de enfatizar la política revolucionaria hacia políticas más populistas, chavistas. No lo digo porque esté contra Chávez, al contrario, sino para señalar que hay un giro hacia el centro-izquierda. Esto ha hecho bastante daño. Creo que Kirchner va a usar a estos grupos por un año, año y medio más, mientras comienza su segunda etapa que será de colaboración con los banqueros y multinacionales. Mientras tanto, va a exprimir todo el jugo y legitimidad de los grupos progresistas y después, cuando no sean útiles, ni movilicen a nadie por el desprestigio de haber apoyado al gobierno, los va a dejar a un lado y seguirá su camino con sus propias fuerzas compatibles con su proyecto liberal.

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