«La foto que EL PAÍS nunca debió publicar. El periódico pide disculpas tras retirar una imagen falsa de Hugo Chávez» [1]. Una pequeñísima nota ubicada en el vértice inferior derecho de la primera página del diario global-imperial en su edición del viernes 25 de enero donde, observen, no hablan del presidente Chávez sino de «Hugo […]
«La foto que EL PAÍS nunca debió publicar. El periódico pide disculpas tras retirar una imagen falsa de Hugo Chávez» [1]. Una pequeñísima nota ubicada en el vértice inferior derecho de la primera página del diario global-imperial en su edición del viernes 25 de enero donde, observen, no hablan del presidente Chávez sino de «Hugo Chávez», como si fueran colegas. Remite a la página 5 de la publicación. Vamos a ella. Antes: no se crean ni el titular ni la coletilla que le acompaña. Mienten como bellacos, como buitres. ¿Esa debería haber sido la ubicación y el tamaño informativo de una disculpa realmente sentida? Es lo que Mina ha cantado como nadie: parole, parole, parole… Poco más; eso sí: la mejor defensa es un ataque. Atacan. En sus entrañas, en sus vísceras revueltas, lo de siempre: odio visceral al proceso revolucionario bolivariano y a proyectos políticos afines, y a las personas que los representan destacadamente. Son así, hace tiempo que son así. Vayamos al desarrollo de la nota.
Tras los titulares señalados, entran en materia «explicando» pro domo sua lo sucedido. Da vergüenza: «EL PAÍS cambió en la madrugada de este jueves su edición impresa para retirar una fotografía falsa facilitada por la agencia española Gtres Online que mostraba supuestamente al presidente venezolano, Hugo Chávez, intubado en una cama de hospital durante el tratamiento de una grave enfermedad en Cuba. La imagen también fue retirada de la página web, donde permaneció una media hora, aproximadamente entre las 3.50 y las 4.20, también durante la madrugada».¡Qué honradez periodística! Observemos: media hora de permanencia.
Prosiguen: «A los pocos minutos de colocar la imagen en Internet, el periódico supo por las redes sociales que la imagen no era de Chávez, sino que procedía de un vídeo de 2008 sobre una operación a un paciente sin relación con el mandatario. EL PAÍS rectificó inmediatamente en su página web e informó de ello, dando detalles de lo sucedido a lo largo de todo el día de hoy». ¡Las redes sociales dando lecciones de veracidad a una publicación que dice ser el «periódico global en español»! ¿Es creíble? En todo caso, si la información les llegó a los pocos minutos, ¿por qué tardaron media hora en retirar la imagen? ¿Qué comprobaron? ¿A quiénes llamaron?
Una de las perlas viene a continuación: «Asimismo, con un gran esfuerzo logístico, procedió a frenar la distribución de ejemplares con la foto falsa y a retirarlos de los puntos de venta de España, Europa y América. Una nueva edición corregida sustituyó, con el consiguiente retraso, a la anterior. Dada la complejidad de la distribución del periódico, algunos ejemplares con la foto falsa llegaron a los lectores, básicamente suscriptores y hoteles. EL PAÍS pidió disculpas a sus lectores por el perjuicio causado. El diario revisará sus procedimientos de verificación a la vista de los errores cometidos» [la cursiva es mía]. ¡Se les dan de esforzados, de eficaces! ¿Pidieron disculpas? ¿Por qué exactamente? ¿Revisará sus procedimientos de verificación? ¿Alguien puede creer en algo así? Lo suyo es puro teatro.
La explicación que, desde luego, externaliza las responsabilidades: «La agencia gráfica Gtres Online, con la que EL PAÍS trabaja desde hace años y que representa en España a otras 60 agencias internacionales, entre ellas Associated Press y United Press International, ofreció la imagen a este periódico en la mañana del miércoles por los conductos habituales. Al serle requerida información sobre el origen de la foto y las circunstancias de la misma, la agencia señaló que procedía de una enfermera cubana a través de su hermana, residente en España. Esta, a su vez, había contactado con la citada agencia. Gtres Online trasladó a EL PAÍS en todo momento su confianza en la veracidad de la instantánea». Ni que decir tiene, está entre líneas, que el hecho de que la información proviniera de una enfermera cubana con su hermana residente en España era todo un aliciente para el diario global-imperial. ¡Dos en uno! ¡Mejor fuente, mejor «noticia» imposible!
El periódico, prosigue la nota hincando el cuchillo anticastrista, «requirió más información a la agencia a lo largo de varias conversaciones. Gtres Online explicó que la imagen había sido tomada siete días antes y que la persona que la había obtenido había sido retirada del círculo médico que atiende a Chávez». Con estocada final, son muy taurinos: «Gtres Online pidió que no se publicasen estos detalles para evitar represalias a la presunta autora de la foto en Cuba. En vista de todo ello, EL PAÍS acompañó la foto con un texto en el que advertía de que no había logrado verificar las circunstancias, el lugar o la fecha en que se había realizado la fotografía». ¡Cuba es la culpable! ¡El comunismo esá en el fondo de todo este engaño!
Vuelven a la carga. Mirados de frente, aunque parezca es imposible, es evidente que piensan que no han errado, que les han colado un gol, pero que ellos no tienen ninguna responsabilidad destacada. «EL PAÍS quiso dejar bien claro a sus lectores que no había podido verificar las circunstancias en que fue hecha la foto dadas las restricciones informativas que aplica el régimen de Cuba». ¡El «régimen» de Cuba! ¡Qué precisos, qué maravillosos!
Hay más desde luego, faltaba la bloguera-estrella: «La corresponsal de EL PAÍS en la isla, Yoani Sánchez, es, además, una conocida y crítica bloguera vetada por las fuentes de información oficiales y cuyos movimientos son vigilados permanentemente por las autoridades, lo que dificulta cualquier trabajo de verificación. Tratar de que Yoani Sánchez se pusiese en contacto con cualquier fuente habría supuesto un riesgo para ella y las personas supuestamente implicadas en la foto». El ventilador, puesta en marcha en ventilador. ¿De quién es la culpa en el fondo? Del «régimen» cubano por supuesto. De Raúl Castro, incluso de su hermano. ¿No tendrá nada que ver Ernesto Guevara con lo sucedido?
El meollo del asunto. La publicación de un enfermo intubado y convaleciente en un hospital, señalan, «fue largamente debatida por los responsables del periódico. El Libro de estilo de EL PAÍS establece que «las fotografías con imágenes desagradables solo se publicarán cuando añadan información». La conclusión a la que se llegó es que la imagen era pertinente -¡pertinente!- en un momento en que el estado de salud del presidente -aquí son un poco delicados- venezolano es motivo de gran polémica y encendido debate político en su país por su ausencia en la toma de posesión tras las elecciones presidenciales y ante la falta de transparencia de las autoridades». Más infamia, más abyección: ahora le toca el turno a las autoridades políticas bolivarianas. Más ventilador. Y esa conclusión a la que se llegó, ¿cómo se alcanzó? ¿Quiénes participaron en la discusión? ¿Qué argumentos esgrimieron? ¿Un diario que actúa contra su propio Libro de estilo? ¿Qué supuesta información añadía ver a un supuesto presidente en cama y entubado?
Siguen sin cortarse ni un pelo. «La imagen publicada no contenía elementos extraordinarios o ajenos a los propios de cualquier enfermo en una situación similar, pero sí constituía, a juicio de los responsables de la Redacción, un documento de interés informativo». ¿A juicio de los responsables? ¿Qué juicio, qué pérdida de juicio es esa? ¿Pero qué tiene que ver que la imagen contuviera elementos extraordinarios o no (sangre tal vez, vómitos, ojos desparramados,…) con lo que se está discutiendo?
Prosiguen con el chavismo. Tanto desde los medios oficialistas como desde el Gobierno, aun les quedan energías para más ignominia, «acusó este jueves a EL PAÍS de participar en un complot con la oposición. «Nadie crea que la foto es algo casual, los lacayos internos tienen su réplica en el extranjero», escribió en su cuenta de Twitter el presidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello. «Cada vez que alguien en el mundo, llámese EL PAÍS, Bosé, Juanes, Willie Colón, Cochez, Uribe atacan a la patria, la oposición lo hace su héroe», señaló en otro mensaje reproducido por medios oficiales. En sendos comunicados, la Embajada de Venezuela en Madrid acusó a este diario de «despreciar» a los venezolanos y el Ejecutivo de Caracas anunció que se dispone a emprender las acciones legales oportunas». ¿Y? ¿Alguna cosa? ¿Algún comentario? En esencia: ¿no tendría que disculparse El País ante las autoridades democráticas venezolanas? ¿No? ¿Por qué? ¿Se imaginan una actuación periodística así si el supuesto presidente hubiera sido el presidente francés, por ejemplo, o el presidente usamericano o la primera ministra alemana? ¿Se imaginan «a los de El País», como decía Paco Fernández Buey, sacando una foto de un Rey borbónico moribundo? ¿Se lo imaginan?
La soberbia en el puesto de mando es la conclusión de la nota: «El incidente de la foto retirada por EL PAÍS recorrió este jueves las redes sociales y fue objeto de atención por medios internacionales. Las cabeceras de referencia destacaron el comportamiento de EL PAÍS por la rapidez a la hora de rectificar, pedir disculpas y retirar los periódicos con la foto falsa de los puntos de venta». ¡Son los mejores! ¡Destacaron el comportamiento del diario global-imperial! ¡Para morirse de asco don Carrasco! Conclusión: lo hicieron mejor que bien, son únicos. ¡They are the cahmpions!.
¿Y don Cebrián y el director del global-imperial siguen en sus puestos? ¿Tranquilos, relajados? ¿No deberían dimitir por mínima decencia, por decencia infinitesimal? Mejor que no: así sabemos las bases reales de sus cromosomas, el infame corazón de las tinieblas que publicitan y los intereses-buitres que defienden.
¡Y pensar que el diario global-imperial fue durante años un referente de la izquierda de este país de países! Para morirse.
Nota:
[1] http://internacional.elpais.
Salvador López Arnal es miembro del Frente Cívico Somos Mayoría
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.