Recomiendo:
0

La Alternativa Bolivariana para América Latina y El Caribe (ALBA)

Fuentes: Rebelión

Desde 2004, Venezuela abastece a Cuba de petróleo y recibe de la Isla los servicios de 30.000 doctores y profesores. Se trata de un intercambio comercial, no de un trueque. Un intercambio comercial que las dos partes consideran justo. Cuba ha recibido   mil millones de dólares en petróleo subsidiado cada año, lo cual le […]

Desde 2004, Venezuela abastece a Cuba de petróleo y recibe de la Isla los servicios de 30.000 doctores y profesores. Se trata de un intercambio comercial, no de un trueque. Un intercambio comercial que las dos partes consideran justo. Cuba ha recibido   mil millones de dólares en petróleo subsidiado cada año, lo cual le ha permitido mejorar su economía y Venezuela ha podido proveer de personal a las nuevas clínicas y escuelas que por millares ha construido. Con ello ha eliminado el analfabetismo y proporcionado servicios médicos gratuitos a millones de personas. [4]

Los médicos cubanos trabajan en   los miles de centros de salud y hospitales de construidos por la «Misión Barrio Adentro», institución creada por la Revolución Bolivariana para sustituir a un ministerio de salud heredado del pasado, ineficaz e inequitativo. Los médicos cubanos cubren lo que muchos médicos venezolanos se negaron a hacer: barrios marginales.   Desde 1970 y hasta la llegada de Chávez al poder sólo se construyeron 50 clínicas públicas mientras que se inauguraron 400 clínicas privadas. En ese mismo tiempo sólo se construyó un hospital y había serios problemas de atención médica aún en Caracas donde se concentraban desproporcionadamente los servicios de salud. [5] Hoy, según el Informe sobre el Desarrollo Humano 2007-2008 Venezuela tiene mejores índices de salud que México en casi todos los rubros a pesar de que, en 2004, el gasto en salud, en dólares de EUA por persona, era de 655 en México contra 285 en Venezuela. Por ejemplo, en el año más reciente en el período 1997-2005, el porcentaje de los partos atendidos por personal sanitario especializado fue de 95 por ciento en Venezuela contra 83 en México. [6]

Tampoco es muy difícil entender los beneficios que para Cuba representa el petróleo venezolano después que la URSS se disolvió y Rusia se integró plenamente a las reglas de los mercados petroleros mundiales. El gobierno venezolano le vende petróleo basándose en precios internacionales pero concede a La Habana facilidades y descuentos especiales. Por otro lado Cuba se compromete a pagar un precio inferior tope para compensar la volatilidad del mercado.

El intercambio de petróleo venezolano por servicios médicos y de enseñanza cubanos es parte de la Alternativa Bolivariana para América Latina y El Caribe (ALBA).

En 2001 bajo el liderazgo del gobierno de Chávez, algunos otros gobiernos, sindicatos y movimientos sociales constituyeron un bloque frente al Área de Libre Comercio para las Américas   (ALCA) impulsada por Washington. A fines de 2004 se creó una alternativa regional de cooperación comercial bajo el liderazgo de Venezuela.

La   ALBA en sus orígenes fue constituida por dos miembros: Venezuela y Cuba. Después se incorporaron Bolivia, Nicaragua, Dominica, Honduras, Antigua y San Vicente. Además participan como Estados observadores Ecuador, Uruguay, y St Kitts quienes quizás serán cabales miembros en el futuro.

La ALBA rechaza el neoliberalismo y el libre mercado y se erige como una guía de principios apuntando a la realización del ambicioso objetivo de promover el comercio y la inversión entre los gobiernos de los Estados miembros, con base en la cooperación, en pos de mejorar la vida de las mayorías y no solamente la obtención de ganancias para los empresarios. Se propone coordinar los esfuerzos de los Estados miembros para proporcionar servicios médicos y de educación gratuitos; integrar sectores energéticos para satisfacer las necesidades de la gente; crear medios de comunicación   alternativos para contrarrestar a los medios estadounidenses y regionales de línea neoliberal y para promover una identidad latinoamericana indígena; asegurar la redistribución de la tierra y la satisfacción de necesidades alimentarías de los Estados miembros; desarrollar las empresas estatales; desarrollar industrias básicas de modo que los Estados miembros de la ALBA puedan llegar a ser económicamente independientes; promover movimientos de trabajadores, estudiantiles y sociales y garantizar que los proyectos de la ALBA sean respetuosos del medio ambiente.

Así, la V Cumbre de la ALBA del 29 de Mayo del 2007 propició la firma de acuerdos energéticos bilaterales de   Venezuela con Haití, Nicaragua y Bolivia.

En el caso de la isla caribeña, la República Bolivariana de Venezuela se comprometió a suministrar directamente crudos, productos refinados y gas LP a la República de Haití por la cantidad de catorce mil barriles diarios (14 MBD) o sus equivalentes energéticos por intermedio de una empresa mixta haitiana conformada por PDVSA (Petróleos de Venezuela, S.A) y la empresa estatal del país signatario. Dicho suministro será objeto de evaluación y ajuste en función de la evolución de las compras de la República de Haití, de las disponibilidades de la República Bolivariana de Venezuela y de las decisiones que adopte la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), y de cualquier circunstancia que obligue a la República Bolivariana de Venezuela a cambiar la cuota asignada según lo especificado en este acuerdo.

Haití conseguirá el petróleo venezolano en condiciones extremadamente favorables. La empresa mixta haitiana y el gobierno haitiano no pagarán a corto plazo más de la mitad de la factura total. La otra mitad será financiada, a largo plazo, por el gobierno venezolano.

Este cincuenta por ciento será abonado en un período de noventa días. El cincuenta por ciento restante será pagado en un período de veintitrés años, más dos años de gracia, con un interés de un dos por ciento anual.

Además, la mitad de los pagos realizados a largo plazo por la empresa mixta haitiana, una vez deducidos los costos operacionales y financieros, se asignarán al Fondo ALBA, el cual, servirá para financiar obras de infraestructura, proyectos sociales y otros en la República de Haití.

El otro veinticinco por ciento del cincuenta por ciento financiado por Venezuela correrá por parte de la República de Haití. [7]

El Tratado Energético de la Alba pactado en la V Cumbre de la Alba pretende construir una matriz energética y explotarla con racionalidad, persiguiendo el máximo ahorro, la eficiencia energética y el desarrollo de fuentes de energías alternativas en cada una de las partes. Para alcanzar esos objetivos, la ALBA   se ha dotado de dos herramientas:

– una corporación de empresas binacionales de los Estados miembros denominada PETROALBA que pretende   participar en la producción de la Faja Petrolífera del Orinoco de Venezuela, y obtener para cada uno de los miembros las reservas de petróleo que les garanticen el suministro energético en los próximos 25 años.

La exploración y explotación se hará de manera conjunta y con participación de todos. En la medida que se incorporen más países al Bloque de la ALBA, el programa se extenderá para garantizar a los nuevos integrantes las reservas y los beneficios que se derivan de la comercialización a terceros países.

2.-Un Acuerdo de Cooperación Energética, bautizado PETROCARIBE, impulsado por el gobierno de Venezuela. Persigue resolver las asimetrías en el acceso a los recursos energéticos mediante un intercambio favorable, equitativo y justo entre los países de la región caribeña (miembros o no del bloque de la ALBA) que se caracteriza por un control estatal deficiente del suministro de esos recursos. Tratará de coordinar y articular políticas de energía (petróleo y sus derivados, gas y electricidad), el uso eficiente de los recursos, la cooperación tecnológica, la capacitación y el desarrollo de infraestructura energética así como el aprovechamiento de fuentes alternas, como la energía eólica y solar, entre otras.

La iniciativa PETROCARIBE nació el 29 de mayo del 2007 y fue suscrita inicialmente por 14 países: Antigua y Barbuda, Bahamas, Belice, Cuba, Dominica, Granada, Guyana, Jamaica, República Dominicana, San Cristóbal y Nieves, Santa Lucía, San Vicente y las Granadinas, Surinam y Venezuela. Cinco meses más tarde, la III Cumbre de PETROCARIBE integró formalmente Haití y Nicaragua.

Hoy Venezuela provee de petróleo a St. Kitts, Haití, Dominica y Nicaragua a precios rebajados. Estos países pueden pagar con productos agrícolas tales como bananas o azúcar.

La experiencia más avanzada en este campo es la nicaragüense. En 2009 Nicaragua importará todo su petróleo de Venezuela en condiciones preferenciales, lo que permitirá al país pagar el 40 por ciento de las importaciones a 25 años de plazo, al uno por ciento de interés y tres años de gracia y, además, utilizar parte de esas importaciones en el financiamiento de proyectos sociales. Hasta hoy, ALBANISA, la empresa mixta venezolano- nicaragüense ha logrado   proporcionar derivados del petróleo, a precios inferiores al precio de mercado en varios municipios del país beneficiando a sectores de mayor vulnerabilidad social. También ha abastecido a las plantas generadoras de energía eléctrica para garantizar operaciones y reducir el déficit heredado de administraciones pasadas, evitando así parcialmente los apagones recurrentes que padecía la capital.

Desde diciembre 2008, siguiendo el mismo patrón, el petróleo venezolano ha llegado

a El Salvador, aunque el gobierno de ese país no se haya integrado al Bloque de la ALBA. El producto se importa, vía Nicaragua, a través de una asociación de 15 alcaldías en poder del FMLN, que sellaron una alianza empresarial con PDVSA

El petróleo venezolano se vende 30 centavos de dólar más barato que el precio de las transnacionales norteamericanas instaladas en el mercado salvadoreño.

Proyecto de integración continental,   la ALBA propone soluciones más allá del campo energético.

Cuba y Venezuela   desarrollan en conjunto 4 proyectos agrícolas: soya, arroz, aves de corral, y productos lácteos con la meta de garantizar seguridad alimentaria en esos países. Con ello, se ha proporcionado alimentos gratuitos o subsidiados a millones de personas.

Venezuela también ha proporcionado autobuses   a Cuba   para mejorar su sistema de transporte público y asesora la isla para la construcción de un acueducto para mejorar su abastecimiento de agua, y par la remodelación de su principal refinería de petróleo.

En el marco de la ALBA, Venezuela y Cuba también han ayudado a Bolivia. Cuando   Estados Unidos detuvo sus compras de soya a Bolivia en 2006, los dos países   comenzaron a importar soya boliviana para poner a salvo la industria.

Cuba ha apoyado a La Paz en expandir sus escuelas y hospitales públicos y junto con Venezuela le ha ayudado a agrandar su sector de gas de modo que pueda llegar a ser autosuficiente en relación con sus necesidades energéticas de derivados de gas.

Como resultado del esfuerzo educativo impulsado por la ALBA, Bolivia, el país más pobre de América después de Haití, se convirtió en tres años en el tercer país de América Latina   libre de analfabetismo

Venezuela y Nicaragua han celebrado acuerdos de colaboración en programas sociales. Gracias a la ayuda venezolana se construyeron en el país centroamericano ocho centros que proporcionan casa y educación a 47 mil niños de la calle.

Asimismo, Venezuela ha establecido un fondo para esos países que se usa para mejorar escuelas, servicios de salud y otros servicios públicos.

Entre los mayores éxitos de la ALBA destaca la creación del canal de televisión Telesur el cual intenta hacer contrapeso a los medios neoliberales. Originalmente impulsada por Venezuela y Cuba la iniciativa asocia a los gobiernos de Argentina,    Bolivia, Ecuador y Nicaragua. Desde   2006 cubre a toda América Latina, con notables excepciones como México y Colombia donde cableros y empresarios de medios se niegan a facilitar la transmisión de la señal.

Otros programas han permitido la construcción de   casas de la cultura en los países miembros, las cuales promueven las herencias indígena y negra de manera que valores como la solidaridad contrarresten la influencia estadounidense y sus valores individualistas.

El bloque de naciones miembros de la ALBA ha logrado también modificar el panorama financiero del continente.   En 2007 nació el Banco del Sur constituido   por los aportes de los bancos centrales de 7 países de América latina: Venezuela, Bolivia, Argentina, Brasil, Ecuador, Paraguay y Uruguay. Chile participa como observador en las reuniones, pero de momento no tiene previsto entrar en el capital de la entidad. El banco cuenta con un capital de más de 20 mil millones de dólares y se plantea como una alternativa al FMI, al Banco Mundial y al Banco Interamericano de Desarrollo.   Hay un segundo banco: el Banco   del ALBA, está integrado por Bolivia, Cuba, Nicaragua y Venezuela. Cuenta con un capital de más de mil millones de dólares. Este capital se usa para préstamos a los estados miembros para obras de infraestructura, servicios de salud, educación y desarrollo social y cultural. En los dos bancos, los miembros aportan según sus posibilidades pero todos tienen el mismo peso en las votaciones.

La ALBA es un proyecto de integración que se está construyendo sobre la base de la declaración conjunta, suscrita el 14 de diciembre del 2004 entre el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Hugo Chávez Frías y el entonces Presidente del Consejo de Estado de la República de Cuba, Fidel Castro Ruz. Ese documento puede consultarse en el portal de la ALBA [8] . El documento es muy breve (cerca de tres páginas), heterogéneo (pues contiene especificaciones detalladas y otras muy generales) y amplio pues toca desde temas de comercio e inversión hasta aspectos culturales.  

La ALBA propone otras formas de cooperación frente al   Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) que busca extender   el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) a todo el continente. Los tratados de libre comercio en el continente americano fueron impulsados por los Estados Unidos. El 27 de junio de 1990 George Bush, padre del presidente saliente, anunció su Enterprise for the Americas Initiative (EAI). Definía tres ejes de política económica en dirección de América Latina: impulsar el libre comercio, la inversión y disminuir el problema de la deuda. El discurso de Bush echaba mano de la cantinela favorita de Washington: la libertad económica y la libertad política se refuerzan mutuamente y el paraíso terrenal se consigue impulsando el comercio exterior y facilitando la inversión tanto nacional como extranjera (ambas generalmente estadounidenses). El discurso no decía nada sobre la menguada capacidad estadounidense para competir internacionalmente. En 1980, la cuenta corriente estadounidense   estaba casi equilibrada con un pequeño superávit de 2317 millones de dólares. Para 1987 el déficit de la misma cuenta alcanzaba 160 mil 655 millones de dólares. En ese lapso el dólar se había devaluado frente al yen de 226.63 yenes por dólar en 1980 a 144.60 en 1987. La tasa media de rentabilidad de las empresas estadounidenses había caído desde su valor máximo de posguerra a casi un tercio. Había preocupaciones menos santas que impulsar la democracia latinoamericana en el conmovedor discurso de   George Bush padre: luchar por recuperar el crecimiento capitalista estadounidense frente a sus rivales, Europa y Japón. La iniciativa, concebida para fortalecer el dominio sobre América Latina, su espacio «natural», (con excepción de Cuba por «no ser democrática»), llegó tarde. El siguiente año la economía de EUA entró en recesión. Esa crisis le costo la reelección a George Bush padre a pesar de una relampagueante victoria en Irak que le ganó popularidad. «¡Es la economía, estúpido!», le espetaron sus críticos.

No obstante la EAI desembocó en la firma del TLCAN con México cuya aplicación se inició en 1994. Dicho tratado, y todos los que le siguieron (Chile, Centroamérica, etc…), al privilegiar la relación de EUA con países más débiles, buscaba limitar a los competidores europeos y asiáticos y solidificar las ganancias estadounidenses. El caso de México es significativo de este punto de vista. El país se había ya abierto al libre comercio antes de la firma del TLCAN. México había entrado al Acuerdo General sobre Tarifas y Comercio (GATT por sus siglas en inglés) en 1986 desgravando las importaciones y eliminando los permisos de importación con los que protegía su economía. Había modificado, en 1989, su reglamento de inversión extranjera para favorecerla   y había cedido a las presiones estadounidenses para proteger la propiedad intelectual, lo que beneficiaba principalmente a Estados Unidos. [9] Los capitalistas mexicanos no invertían grandes sumas en la producción en EUA y no producían tecnología ni abundancia de obras que deban ser protegidas por los derechos de propiedad intelectual.

El TLCAN   de 1994 solamente hizo que esta apertura económica beneficiara de manera prioritaria a Estados Unidos y legalizara en un nivel superior lo ya logrado antes.

Aún así un grupo muy poderoso de empresarios mexicanos se ha beneficiado   con el TLCAN. A veces de manera insospechada. Por ejemplo, los financieros que trataron de proteger su sector y que fueron derrotados por la crisis mexicana de 1994 son ahora accionistas menores de grupos financieros internacionales: Banamex fue absorbido por lo que hoy es el estadounidense Citigroup y semejantemente el grupo Bancomer fue engullido por el grupo español BBVA.   Con un TLCAN que excepcionalmente los protegió pudieron negociar mejor su paso a un segundo plano en el poder capitalista.

Al contrario, el TLCAN no protege a los trabajadores de los países firmantes: una exigencia estadounidense fue el eliminar las restricciones a la plena mercantilización de la tierra en México y hacer posible la venta de tierras ejidales y comunales lo que permitió la desposesión de muchos campesinos. Los defensores del TLCAN prometían mejores empleos en ambos lados de la frontera. Hoy, 15 años después,   millones de mexicanos han emigrado en busca de trabajo.

El TLCAN no es un tratado de libre comercio, seriamente hablando, es un acuerdo para proteger los intereses de una cúspide económica. Los tratados de «libre comercio» son diseñados por las corporaciones, los bancos y los gobiernos   sin el conocimiento de la mayoría de la población y por tanto sin su consentimiento informado afirma Noam Chomsky. [10]

La ALBA no es comparable a los TLC, es un proyecto distinto   nos dice el mismo Chomsky: porque tiene otros fines que los de las grandes empresas capitalistas. Los tratados de libre comercio originados por la   Enterprise for the Americas Initiative son uno más de los intentos para revertir el debilitamiento de la potencia económica que intenta reproducir en el siglo XXI el dominio indiscutible que logró en el siglo XX.

Políticamente, más que económicamente, la consolidación de la ALBA podría ser un claro signo del debilitamiento del imperio estadounidense. Cuba y Venezuela son los dos grandes impulsores de la ALBA. Cuba fue excluida, en 1990, por Bush padre de su proyecto   de libre comercio para las Américas a sabiendas de que la isla no solicitaría su inclusión mientras subsistiera el bloqueo.

Venezuela contribuyó a frenar la consolidación de la EAI, el ALCA, cuando ante una emocionada concurrencia el presidente Chávez exclamó, «¡El ALCA, al carajo! en Buenos Aires en 2005. Brasil y Argentina también manifestaron claramente su oposición al ALCA.

Pero este año, Estados Unidos   tratará de relanzar el proyecto de libre comercio continental con la firma de nuevos tratados con Haití y República Dominicana,   en medio de la crisis económica más severa desde la de 1929.

La ALBA tendrá por su parte que enfrentar las consecuencias de la crisis global y en particular la caída dramática de los precios del petróleo   que limitarán   sin duda la capacidad de acción económica externa de Venezuela. Sin embargo, la exigencia de soluciones que contemplen a las mayorías se intensificará con la crisis.



[1] Publicado como, Valle Baeza, Alejandro   y Martínez González, Gloria «Alba versus ALCA en tiempos de crisis»- Le Monde Diplomatique   México , febrero de 2009

 

[2] Profesor del posgrado de   la Facultad de Economía de la UNAM

[3] Profesora del Departamento de Economía de la UAM, Unidad Iztapalapa

[4] ALBA: Creating a Regional Alternative to Neo-liberalism? MRzine febrero 7 de 2008, por Shawn Hattingh http://www.monthlyreview.org/mrzine/hattingh070208.html

[5]   Rebecca Trotzky Sirr , «Misión Barrio Adentro: Experiencing Health Care as a Human Right in Venezuela»,   UpsideDownWorld.org en http://www.venezuelanalysis.com/print/2406

[6] Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, Informe sobre Desarrollo Humano 2007-2008 , cuadro 10

[7] Portal ALBA, acuerdos de integración

http://www.alternativabolivariana.org/modules.php?name=News&file=article&sid=1807

consultado el 10 de diciembre de 2008.

[8] http://www.alternativabolivariana.org/modules.php?name=News&file=article&sid=81

[9] Valle B., A. «El tratado de libre comercio: un paso más en la integración económica capitalista de Norteamérica en Carlos Maya editor. Del Fin del Milagro al Fin del Milenio . UNAM-UAS-Plaza y Valdés, México. 2000,pp. 175-199.

[10] Noam Chomsky ,»VII Social Summit for the Latin American and CaribbeanUnity», septiembre 30 de 2008. en http://www.zmag.org/znet/viewArticlePrint/18958