Traducido del portugués para Rebelión por Alfredo Iglesias Diéguez
La política de austeridad -política de reducción del tamaño del Estado- realizada por el gobierno Temer alcanzó un límite inaceptable. Hace unos pocos días, en el campo socioambiental, el gobierno suprimió la Reserva Nacional de Cobre (Renca) para hacer posible la explotación mineral por compañías privadas. Se trata de un área de 47.000 Km2 de bosque cerrado de la Amazonia, equivalente en superficie al estado de Espírito Santo.
La reserva es rica fundamentalmente en oro, pero también posee tántalo, mineral de hierro, níquel, manganeso y otros minerales. Alberga, además, nueve áreas protegidas: el Parque Nacional Montañas del Tumucumaque, las Selvas Estatales del Paru y del Amapá, la Reserva Biológica de Maicuru, la Estación Ecológica del Jari, la Reserva Extractivista de Río Cajari, la Reserva de Desarrollo Sostenible del Río Iratapuru y las Tierras Indígenas Waiãpi y Río Paru d’Este.
Con menos de un 5% de apoyo popular, el menor de un presidente desde la redemocratización del país, Michel Temer, puso fin, mediante decreto, a una norma que determinaba que tan sólo la Companhia de Pesquisa de Recursos Minerais (CPRM), perteneciente al ministerio de Minas y Energía, podía hacer exploraciones mineras en el área. El desequilibrio socioambiental que puede llegar a producirse si las compañías mineras privadas comienzan la explotación de esa región tendrá consecuencias catastróficas innegables.
La selva amazónica constituye un ecosistema de importancia singular para la regulación climática de Brasil y del mundo.
Investigaciones realizadas por la Fundação de Amparo à Pesquisa do Estado de São Paulo en asociación con el INPE (Instituto Nacional de Pesquisas Espaciais), muestran que la selva amazónica produce un fenómeno conocido como «ríos voladores«. Los ríos voladores son ríos aéreos de vapor bombeados hacia la atmosfera por la selva y explican el hecho de que la región del cuadrilátero cuyos vértices son Cuiabá, Buenos Aires, São Paulo y los Andes sea una región verde y húmeda, mientras que otras regiones de la misma latitud del mundo son extensos desiertos.
Los ríos voladores son los servicios ecosistémicos proveen las condiciones climáticas adecuadas para que ese cuadrilátero sea responsable del 70% del PIB de América del Sur, donde se concentra la mayor parte de la producción agrícola e industrial y donde están los grandes centros urbanos.
La desforestación inherente a la explotación minera en un área del tamaño de la Renca obviamente contribuirá al desequilibrio de la dinámica invisible de los ríos voladores, comprometiendo la producción de alimentos, actividades industriales y el abastecimiento de agua en las regiones incluidas en el cuadrilátero. Tan importante como la perturbación de la dinámica climática promovida por los ríos voladores serán los impactos ambientales en la región de la reserva: contaminación del suelo y de los recursos acuáticos y la destrucción de la biodiversidad.
Retirar el derecho a trabajar en la región a una institución de investigación nacional y favorecer la entrada de empresas que destruirán la biodiversidad, en la medida en que la Amazonia tiene millares de especies endémicas que aun no fueron descubiertas, ese es el grande crimen. Brasil es el país del mundo con mayor biodiversidad (patrimonio genético). Existen muchas plantas y especies que sólo existen en ese pedazo de selva, y algunas pueden tener la respuesta a muchos problemas. La explotación minera, en cambio, deja muy poco en el país.
A pesar de que el decreto de extinción de Renca mantiene las normas que rigen las unidades de conservación y las tierras indígenas, existen ejemplos históricos sobre los impactos negativos de la minería en regiones amazónicas. La presencia de una actividad con elevado riesgo de impacto en una región permeada por unidades de conservación fragiliza la integridad de esas áreas, afectando a su función conservadora de la flora y la fauna y expone a las poblaciones tradicionales a la violencia y a las enfermedades.
La supresión de Renca es una más de una larga serie de medidas arbitrarias del actual gobierno que aumentan sobremanera los problemas socioambientales y económicos. Preservar el patrimonio genético y garantizar la biodiversidad en Brasil es un deber de toda la ciudadanía. Es fundamental que la sociedad brasileña, del campo a las grandes ciudades, grite: ¡la Amazonia es nuestra!
Carolina da Silveira Bueno es investigadora del Núcleo de Economia Agrícola e do Meio Ambiente de la Universidad de Campinas (Unicamp) y doctoranda en el Instituto de Economia de la Unicamp.
Thais Bannwart es ayudante de investigación en el Instituto de Pesquisa Ambiental da Amazônia y graduada por el Instituto de Economia de la Unicamp.
Fuente: http://brasildebate.com.br/ecoa-o-grito-a-amazonia-e-nossa/
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