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Filipinas

La antieconomía de la emigración

Fuentes: La Vanguardia

La mayor exportación del país son diez millones de trabajadores

Casi el 12% de la población de esta amable nación es emigrante. Diez millones sobre los 85 millones de filipinos se ganan la vida fuera de su país, un millón y medio de ellos en Oriente Medio. Desde que fue institucionalizada durante la dictadura de Marcos, la emigración sostiene la economía nacional. Filipinas es el tercer país receptor de ingresos de emigrantes, sólo por detrás de México e India.

En el 2005, los emigrantes filipinos remitieron a sus familias 10,300 millones de dólares, equivalentes a una cuarta parte de todas las exportaciones del país y al 12% del PIB. La cifra se situaría entre los 14.000 y los 21.000 millones si se tuviera en cuenta el dinero que los emigrantes traen en el bolsillo. El objetivo del Gobierno es exportar anualmente un millón de trabajadores.

Es una política típicamente parasitaria, porque al salir cada emigrante legal paga tasas por valor de 350 dólares al Gobierno, que ingresa así más de 270 millones de dólares anuales suplementarios, en un contexto de gran corrupción. «La emigración sirve para difuminar la tensión social y el paro mediante su exportación, y para obtener una lluvia de dólares que sostiene el peso (la moneda nacional), el escaso consumo de los pobres, el déficit comercial y los créditos extranjeros», dice Connie Bragas-Regalado, presidenta del Migrant Sectoral Party, que defiende los intereses de los emigrantes. Al mismo tiempo, esta política está provocando una seria crisis en la sanidad nacional.

Filipinas, donde la mitad de la población no tiene acceso a asistencia sanitaria primaria, sólo dedica a sanidad un 1,1% de su presupuesto, malpaga a médicos y enfermeras, y mantiene una política de privatización de los hospitales públicos.

La consecuencia es que el 85% de las enfermeras y el 68% de los médicos filipinos trabajan en el extranjero. Entre el 2000 y el 2004 se fueron de Filipinas 50.000 enfermeras, la mayor parte de ellas a trabajar a Arabia Saudí, mientras el país sólo formó a 20.000, lo que está agravando la escasez de profesionales en un sector que se degrada críticamente. La falta de personal médico ha llevado ya al cierre del 10% de los 2.500 hospitales en los últimos cuatro años.

«Es una crisis que el pueblo filipino debe soportar a causa de esta política de exportación de mano de obra en la época de la globalización neoliberal», dice Lualhati Roque, directora del Internacional Migrant Resource Center y autora de un estudio sobre las consecuencias de la emigración en la sanidad.

Conforme al criterio de menos de 60 centavos de dólar por día utilizado por el Gobierno, el 28% de la población filipina vive por debajo del nivel de pobreza. Según el Banco Mundial, que usa el criterio de menos de dos dólares diarios, es el 51%. La Ibon Foundation, un think tank de Manila, estima que el 88% de la población vive en la pobreza. Desde el 2002 Filipinas ha retrocedido del puesto 77. º – entre 177 países- al 83. º en el índice de desarrollo humano de la ONU.

Los seis diputados del Parlamento nacional contra los que se han dictado órdenes de arresto por supuesta conspiración pertenecen a la minoría que denuncia este tipo de cuestiones y defiende los intereses de la apenas representada mayoría social.