El acto fundacional de la Red Modern Monetary Theory (MMT), celebrado en el Círculo de Bellas Artes de Madrid el pasado 25 de enero, ofreció la oportunidad de conocer a algunos de los mayores exponentes de esta forma innovadora de estudiar los sistemas de moneda fiduciaria y, al mismo tiempo, presentó a algunos líderes políticos […]
El acto fundacional de la Red Modern Monetary Theory (MMT), celebrado en el Círculo de Bellas Artes de Madrid el pasado 25 de enero, ofreció la oportunidad de conocer a algunos de los mayores exponentes de esta forma innovadora de estudiar los sistemas de moneda fiduciaria y, al mismo tiempo, presentó a algunos líderes políticos internacionales que podrían ser los primeros en introducir las nociones de soberanía monetaria y trabajo garantizado en los debates políticos y parlamentarios dentro de los países de la zona euro. Un ejemplo de estos nuevos dirigentes es Alfredo D’Attorre (Melfi, Italia, 1973), representante del partido Sinistra Italiana. D’Attorre, doctor en Filosofía, rompió con la disciplina del Partido Democrático de Matteo Renzi que, presionado por la troika, accedió a la puesta en marcha de políticas económicas de austeridad, algo común en el sur de la eurozona. D’Attorre representa una línea de pensamiento europeísta que subraya la contradicción en la que incurre el euro: seguir en él supone empobrecer a los ciudadanos y cebar a la más extrema de las derechas; salir del euro representa una esperanza con una serie de riesgos que se minimizarían con una coordinación entre distintos países.
Sinistra Italiana es una fuerza emergente que en pocas semanas celebrará su primer Congreso. ¿Cuál es su origen político?
Es la confluencia de una serie de fuerzas políticas y parlamentarias, algunas procedentes del Partido Democrático, después del giro derechista de Matteo Renzi, y con alguna incorporación de otras formaciones como la parlamentaria Izquierda, Ecología, Libertad o una parte de Refundación Comunista. Sin embargo no puede entenderse como un mero agregado de formaciones: la única manera de ser decisivos es atraer el voto de una buena parte de los italianos, especialmente de los más jóvenes, los más propensos a la abstención.
Ustedes se rebelan contra las políticas de austeridad aplicadas por Renzi en el gobierno.
Especialmente contra una reforma laboral no incluida en el programa electoral del partido e impuesta desde Europa. La denominada Jobs Act representa la sumisión del gobierno democrático a la troika y, al mismo tiempo, la vacuidad de la retórica antiausteridad de nuestro actual primer ministro [Paolo Gentiloni].
Como cuando se les impuso Mario Monti como gestor, las decisiones más importantes para la ciudadanía no tienen un origen electoral…
Totalmente. Además, apenas hay diferencias entre la política deflacionaria del Gobierno Monti y la de Renzi; este último, como mucho, ha obtenido una mínima flexibilidad presupuestaria, unos decimales, a cambio de acceder a realizar reformas estructurales en áreas clave del Estado, como la reforma laboral, una reforma educativa… Para colmo, la mínima flexibilidad obtenida de la troika no se empleó precisamente para planes de inversión estratégicos, sino en gasto con una finalidad electoralista.
¿Si continúan las políticas de austeridad, hay un futuro para Italia en la eurozona?
Es una locura. Esta denominada austeridad expansiva ha servido para meter a Italia en la peor crisis que se ha conocido: hemos perdido nueve puntos porcentuales de PIB; el desempleo está, todavía, en el 12%; y hemos perdido una cuarta parte de nuestra producción industrial. El efecto de la aplicación de estas políticas de austeridad dentro de la eurozona es insostenible para la sociedad italiana: es preciso poner en el centro de la agenda los intereses de la población y del trabajo en un proceso constituyente y democrático.
Cuando Syriza ganó las elecciones, retaron a la troika y perdieron. Pero Grecia es una economía pequeña. Italia, por el contrario, es la tercera economía de la eurozona…
Somos una economía bastante fuerte, aun con el daño sufrido por la austeridad. La segunda potencia manufacturera de Europa y la tercera economía del euro. Además, contamos con un superávit por cuenta corriente y con un superávit primario. De hecho, si los gobiernos de Francia e Italia se pusieran de acuerdo a la hora de presionar a favor de los intereses de la mayoría de sus ciudadanos, en coherencia con la naturaleza democrática de sus respectivas constituciones, el escenario cambiaría. Y, naturalmente, España podría sumarse a este acuerdo si Podemos ganase más apoyos electorales.
¿Cuál es el escenario más probable que barajan? Negociación en igualdad de condiciones, salida del euro…
Mi posición es que no es posible una reforma de los Tratados europeos… Bajo las actuales circunstancias esto es una utopía. Por supuesto, una salida unilateral del euro por parte de un solo país contiene algunos riesgos. Lo que propongo es una estrategia conjunta en Europa de «resistencia constitucional», que anteponga los intereses de la ciudadanía. Entonces, Alemania tendría que responder. Lo que no debemos aceptar bajo ningún concepto es más desempleo y la destrucción de nuestro Estado del bienestar en beneficio de un euro supuestamente intocable. La austeridad no es fruto casual, ni de las circunstancias: la austeridad es la otra cara del euro tal y cómo este ha sido construido.
¿Euro y neoliberalismo son inseparables?
Por supuesto. Y me parece poco realista esa izquierda que pretende ejercer una posición de «sí al euro, pero no a la austeridad». Porque en el marco actual del euro no se pueden aplicar políticas de gasto expansivo, la austeridad es una condición estructural del euro.
¿En qué se resume la alternativa política que representa Sinistra Italiana?
En un verdadero gobierno del cambio, no solo con respecto al legado de Renzi, sino con respecto a las posiciones previas del centro izquierda italiano que, a todas luces, ha jugado a ser el partido del euro, el de la flexibilidad del trabajo, etc. Lo que tenemos que introducir es un nuevo modelo -basado en nuestra Constitución-, que persiga el pleno empleo y no el control de la inflación per se. La prioridad para nosotros es la dignidad del trabajo, frente a la total libertad de movimiento de los capitales, las mercancías, etc.
Entiendo que quieran proteger el factor trabajo, pero todo esto último suena a proteccionismo
Si defender el trabajo es ser proteccionista, entonces somos proteccionistas. E iremos más lejos: hay que superar el dogma de la supuesta independencia de la banca central: el Estado debe recuperar el control de la moneda y de la política monetaria. El derecho al trabajo no es una competencia del mercado, sino del Estado. Necesitamos una economía mixta en la que la presencia del sector público sea equiparable a la de las mejores épocas de la historia reciente de Italia.
A propósito de la supuesta independencia de los bancos centrales, en nuestro caso, del Banco Central Europeo, diversos diarios han informado del lanzamiento de una investigación sobre la pertenencia de Mario Draghi a un think tank, el Grupo de los 30, formado por exbanqueros centrales, ejecutivos de la banca privada de inversión, etc. Algunos de ellos pertenecen también a la Comisión Trilateral, como Jean-Claude Trichet
¿Qué es lo importante de esto? Pues que el dogma de la independencia de los bancos centrales se ha traducido en la total sumisión de la política democrática a los grandes bancos. No hay independencia alguna: son ahora los gobiernos democráticos los que dependen del Banco Central. Por ello necesitamos recuperar los bancos centrales y ponerlos bajo control democrático.
¿Cómo se puede conseguir hoy el pleno empleo?
Mediante una intervención estatal directa consistente en planes de trabajo garantizado en los que colaboren las distintas administraciones públicas del país.
Trabajo garantizado frente a Renta Básica Universal, ¿por qué se queda con el trabajo garantizado?
Creo que el objetivo principal debe ser el trabajo. Una renta básica para todo el mundo, incluyendo a los hijos de los millonarios, no funcionaría de ninguna forma. Una renta mínima puede colaborar de diversas formas a la finalidad del pleno empleo complementándolo, pero una izquierda que compre la idea del «fin del trabajo» es una izquierda que automáticamente dejará de existir.
La idea del trabajo garantizado es la columna vertebral de las políticas de pleno empleo propuestas por los teóricos de la Modern Monetary Theory…
Sí y, de hecho, hemos mantenido contactos con economistas de la corriente MMT, entre ellos, Warren Mosler. Este paradigma es fundamental para nuestro proyecto.
¿Han entablado relaciones con otros partidos críticos como Unidos Podemos en España?
Sí, por supuesto, pero debemos hacer mucho más. La peculiaridad del internacionalismo que ahora es necesario debe hacer compatible un claro esfuerzo de reforma en el ámbito nacional con la colaboración internacional. La izquierda debe abandonar ese globalismo acrítico que ha exhibido en los últimos años, lo que no debe ser un obstáculo para las alianzas internacionales.
¿Qué buscaba Renzi con el referéndum?
El referéndum tenía muchos sentidos. En primer lugar, abría el camino a una reforma estructural absolutamente caótica. En segundo lugar, había una reforma electoral, con el objeto de introducir un sistema presidencialista, no de manera explícita pero sí sustancialmente. Pero, además, había una dimensión europea que perseguía añadir aún más poder decisorio a las instituciones supranacionales. Por esto último interpretamos que el «no» al referéndum ha sido, en parte, una negativa a esta configuración comunitaria que ha demostrado ser tan perjudicial para la mayoría de los ciudadanos.
¿El Movimiento 5 Estrellas podría ser un buen compañero de viaje para la consecución de la soberanía monetaria y del pleno empleo?
Hay mucha confusión y contradicciones en el Movimiento 5 Estrellas. De hecho, nace con un impulso liberal y antiestatista. Prácticamente lo contrario a nosotros. Y muestran contradicciones, porque renuncian al euro pero no presentan una alternativa que enraíce con los principios constitucionales y con una economía mixta. Algo parecido a lo que le sucede a la Liga Norte: por una parte, hablan de salir del euro pero, por otra, quieren impulsar reformas tributarias de lo más neoliberales. Las conexiones y las alianzas son difíciles en este momento.