La separación haría menos costosa la liquidación de las entidades en problemas. Reino Unido quiere conservar su condición de centro financiero internacional.
Los bancos británicos deberían «aislar» sus actividades de banca minorista de las de banca mayorista y de inversión antes de 2019 con el objetivo de preservar la estabilidad del sistema financiero británico y facilitar la resolución de futuras crisis, según refleja el informe sobre la banca de Reino Unido elaborado por la Comisión Independiente de Banca del país (ICB), que cifra en una horquilla de entre 4.000 y 7.000 millones de libras anuales (4.650 y 8.140 millones de euros) el coste de la reestructuración.
«Un cierto número de entidades de Reino Unido combinan servicios de banca minorista doméstica con otros de banca mayorista y operaciones de banca de inversión, lo que eleva el grado de preocupación pública», indica la comisión independiente en el preámbulo de las 363 páginas de su esperadísimo informe.
En este sentido, los autores del documento subraya que esta separación estructural facilitaría y haría menos costosa la liquidación de las entidades en problemas, permitiendo un proceso ordenado de resolución en el que se determinarían qué negocios podrían continuar y cómo, mientras que facilitaría la adopción de políticas mejor enfocadas para ayudar a las entidades en dificultades, minimizando así la aportación de los contribuyentes.
Asimismo, el informe de la ICB destaca que esta separación permitiría «aislar» al negocio de banca minorista de ‘shocks’ financieros externos, mientras que respaldaría también así la posición de privilegio de Reino Unido como centro financiero internacional al mejorar la resistencia del sistema financiero británico.
En concreto, el informe apunta al objetivo de «aislar» aquellas actividades «imperativas» respecto a las que los clientes carecen de alternativas, como los depósitos y la concesión de préstamos a pymes.
En este sentido, los expertos independientes recomiendan que las entidades capitalicen por separado estas actividades separadas, así como que ambas cuenten con consejos de administración independientes, con distintos presidentes.
En concreto, el negocio minorista del banco debería contar con una capitalización mínima del 10%, frente al 7% exigido por Basilea III, mientras que para las actividades de banca de inversión no especifica una ratio, sino que apunta la necesidad de ajustarse a los «estándares internacionales».
Respecto al calendario para la aplicación de estas recomendaciones, los autores del informe instan al Gobierno británico a clarificar cuanto antes su postura y consideran que su puesta en marcha completa antes de principios de 2019 sería «apropiada» al equilibrar los costes de transición y la efectividad de las medidas, teniendo en cuenta la debilidad de la actual coyuntura económica.
COSTE ANUAL DE HASTA 8.140 MILLONES.
Así, el informe de la ICB concluye que el coste «plausible» de estas medidas para los bancos de Reino Unido podría situarse en un rango de 4.650 y 8.140 millones de euros antes de impuestos, de los que al menos la mitad corresponderían a las restricciones al soporte implícito recibido por el Estado.
No obstante, los autores señalan que esta horquilla no tiene en cuenta las medidas mitigadoras por parte de las respectivas directivas, que podrían rebajar la factura, mientras que advierten de que, por el contrario, en el caso de mayores garantías gubernamentales los costes podrían ser superiores.