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La bravura del pueblo venezolano

Fuentes: Rebelión

La jornada electoral en Venezuela del 20 de mayo es la número 24 que se desarrolla desde la llegada del Comandante Hugo Chávez al poder en 1998. Esto equivale a 1,2 elecciones por año.  Este dato concreto, que habla de un proceso democrático y participativo que se legitima con frecuencia, sirve de marco para analizar […]

La jornada electoral en Venezuela del 20 de mayo es la número 24 que se desarrolla desde la llegada del Comandante Hugo Chávez al poder en 1998. Esto equivale a 1,2 elecciones por año. 
Este dato concreto, que habla de un proceso democrático y participativo que se legitima con frecuencia, sirve de marco para analizar el tratamiento internacional y los significantes nacionales de la coyuntura venezolana actual. 

El escenario post elecciones plantea el desconocimiento del gobierno Estadounidense, de la Unión Europea, y del bloque de gobiernos de derecha de América Latina. Muchos de los cuales carecen totalmente de legitimidad y sus acciones se justifican básicamente en el cumplimiento del mandato que dicta el país hegemónico del norte. 

Este desconocimiento no significa ninguna novedad porque se viene advirtiendo desde mucho antes de las elecciones alegando unas supuestas irregularidades que ocurrirían en el futuro, y no se termina de definir si se acusa de fraude electoral, de elecciones ilegítimas, de carencia de condiciones, o de todas las anteriores.

Sin embargo, no hay que perder de vista que Venezuela ha venido siendo garantía de estabilidad política para la región, y a su vez las fuerzas bolivarianas son la garantía de la estabilidad política a los interno de Venezuela.

Así, en el espectro nacional emergen elementos que resultan más interesantes para el análisis. Según el segundo boletín del Consejo Nacional Electoral venezolano, se contabilizan 6.190.612 votos a favor de Nicolás Maduro. Lo que lo convirtió en ganador de las elecciones con el 67,69% de los votos con una participación de 46.02% de los habilitados para votar.

Más allá de la comparación de resultados con otras elecciones en Venezuela, que es de menor participación, y con otros países de la región, que es bastante similar, este resultado da cuenta de que la base social del chavismo tiene una solidez inquebrantable. En las elecciones parlamentarias de 2015, en las que resultó con mayoría la derecha, los votos del chavismo alcanzaron los 5.622.844. Cifra que es superada por los más de 6 millones que dieron su aprobación a Maduro 3 años después, en un escenario de tremenda complejidad. Ese conjunto de más de 6 millones de votos constituye el núcleo duro del chavismo. Una base social sólida que ha demostrado no decrecer ni en las circunstancias más adversas.

El pueblo venezolano se encuentra sometido a la afectación de múltiples aspectos de la vida cotidiana: desabastecimiento de alimentos, escases de medicinas, irregularidad y deficiencia del transporte público, complicaciones en el acceso a servicios básicos como electricidad, agua, suministro de gas, conexión a internet, telefonía, y lo que resulta más complejo, devaluación inducida de la moneda e irrisoria y constante alza de precios. Es una situación sin precedentes en el último siglo venezolano.

A propósito de las derrotas de los gobiernos progresistas en América Latina, Frei Beto, señala que los retrocesos en una sociedad desigual significan que hay una permanente lucha de clases, y en ese sentido, el teólogo afirma que una de las causas principales de estos retrocesos es el descuido en la formación ideológica de la sociedad.

En el caso de Venezuela, los resultados de esta elección dan cuenta de lo contrario, más bien muestran que hay un pueblo politizado y la existencia de un nivel de conciencia y compromiso resultado de un trabajo político, ideológico, y de educación, capaz de superar el peso de las penurias.

Ninguna de las sociedades de la región, salvo la cubana, puede siquiera imaginarse lo que esto representa en el día a día de las personas. Por lo prolongada y aguda de esta situación ya no se equipara a la experiencia chilena de desestabilización contra el gobierno de la Unidad Popular que se dio entre 1971-1973.

El pueblo venezolano ha demostrado no sólo compromiso y valentía, sino también una capacidad de racionalidad política que le ha permitido procesar las dificultades, el origen de aquellas y la determinación de resolver los desafíos en el marco del proceso revolucionario.

Estos resultados indican que las contradicciones, que son muchas, y que son propias de un proceso de transformación por cierto, el pueblo venezolano optó por enfrentarlas en un marco de paz, democracia y en revolución. Sin embargo, es indispensable ahora dar respuesta inmediata a los enormes problemas económicos, atacar de forma inclemente la corrupción, y fortalecer los espacios de organización y poder popular.

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Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de la autora mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.