A finales de 2017 cada bitcoin alcanzaba los 17.000 euros, hoy su valor ha caído un 75%, su uso se ha reducido y las autoridades están empezando «cazar» proyectos que eran completamente fraudulentos Ilustración de una bitcoin (ITP) Entre el 15 y el 16 de diciembre de 2017, el precio de bitcoin tocó techo y […]
A finales de 2017 cada bitcoin alcanzaba los 17.000 euros, hoy su valor ha caído un 75%, su uso se ha reducido y las autoridades están empezando «cazar» proyectos que eran completamente fraudulentos
Ilustración de una bitcoin (ITP)
Entre el 15 y el 16 de diciembre de 2017, el precio de bitcoin tocó techo y se intercambiaba por un valor de 16.800 euros. Tras un año de subidas constantes, ver los números crecer dobles dígitos de forma diaria era una constante. La prensa económica y la tecnológica no eran capaces de explicar a los lectores qué ocurría. Docenas de expertos paseaban por las televisiones dando pronósticos y motivos, pero principalmente palos de ciego, sobre todo aquel caos.
Apenas un año después bitcoin se encamina a bajar de los 4.000 euros, más o menos la misma cifra que tenía en agosto de 2017, un mes veraniego en el que el precio de la criptomoneda duplicaba su valor sin despeinarse, cogiendo carrerilla para un otoño fulgurante. Para cuando acabó el año, la resaca dejó un rastro de inversores engañados. Un estudio cifró que el 80% de las ofertas iniciales de criptomoneda (ICO) fueron fraudulentos. Una ICO es el equivalente a la salida a bolsa de una nueva compañía, pero los inversores obtienen valores virtuales en vez de un porcentaje de la compañía. Esta semana, la fiscalía de Nueva York conseguía que uno de estos especuladores se declarase culpable de haber estafado a más de 1.000 inversores con una ICO.
El 82% del valor que tenían las criptomonedas equivalente en monedas reales se ha evaporado: 570.000 millones de euros
La mayoría de ICOs están denominadas en criptomonedas propias, pero su precio está ampliamente fijado al del bitcoin, y los vaivenes suelen ser paralelos. En su momento más alto, el total de Bitcoin disponibles en el mundo estaban valoradas en unos 284.000 millones de euros. Hoy esa cifra es de unos 70.000 millones cuando se suman los más de 17 millones de bitcoin que hay disponibles en todo el mundo. Las ecuaciones detrás de su creación fijaron una cifra límite: 21 millones. Una vez que se alcance esa cifra, no aparecerán más Bitcoin en el mercado. Por suerte, con cada bitcoin generada se hace más difícil calcular los valores indicados para generar la siguiente, así que puede que se acabe el siglo XXI y aún queden bitcoin por generar.
A mediados de 2017, Telegram -la plataforma de mensajería alternativa a WhatsApp- consiguió recaudar 1.500 millones de euros de múltiples y grandes inversores. Desde entonces nadie ha vuelto a saber nada del proyecto que iba a ser construido con esa inversión: una red anónima de intercambio de información, de pagos y de almacenamiento de ficheros de forma distribuida.
Telegram consiguió 1.500 millones de euros en criptodivisas pero nadie ha vuelto a saber nada del proyecto que iba a ser construido con esa inversión
Durante 2018 ha habido caídas constantes del precio de bitcoin y otras criptomonedas para después recuperar parte de lo perdido. El desgaste ha sido continuado y con él las dudas de expertos, economistas, aficionados e inversores. Entre todas las más de 2.000 criptomonedas creadas tras la aparición de bitcoin como litecoin, ethereum, tether, ripple, etc. suman un valor conjunto de 130.000 millones de euros. En enero esta cifra era de casi 700.000 millones de euros, es decir, que el 82% del valor en moneda real se ha evaporado. Mike Dudas, antiguo alto ejecutivo de BrainTree y Venmo y profesional del sector «cripto» bromea: «El precio de las criptomonedas está girando hacia abajo justo cuando las grandes instituciones se preparan para presentar sus nuevos productos. Curioso suceso de eventos».
Cada una de estas monedas virtuales tiene una o varias características. Algunas buscan garantizar en lo posible el anonimato de cada transacción, otras buscan la velocidad, otras estabilidad de su valor, y otras están atadas a la valoración de una empresa que las ha usado para conseguir ingresos sin tener que recurrir a los mercados tradicionales. A día de hoy se generan 280.000 transacciones en bitcoin, una medida que va en auge y aunque está lejos de un fracaso, también está lejos de sustituir a los protocolos establecidos por la banca tradicional. Solamente la red de VISA genera unos 150 millones de pagos diarios.
Las criptomonedas caen con virulencia en valor desde hace un año, pero durante los últimos dos meses las grandes bolsas también tienden a cerrar en rojo
Aunque el número de transacciones e intercambios aumenta, el valor de las mismas sigue sin aumentar. Aproximadamente unos 600 millones de euros en bitcoin cambian de manos cada día, una cifra más pareja con el valor final de la moneda. La anticipada adopción en masa de criptomonedas por parte de comercios electrónicos no ha tenido lugar todavía, más de 10 años después de su concepción. De los pocos comercios online que aceptan el pago en criptomonedas, la inmensa mayoría lo hacen a través de intermediarios que cobran en diversos valores virtuales pero convierten el valor en una moneda tradicional para el comercio.
El futuro sigue en el aire, a medida que la tecnología de bloques de cadenas que la sostiene madure y encuentre roles para los que está únicamente adecuado, las criptomonedas podrán seguir aportando valor para recompensar a los participantes. La caída del precio de estos valores virtuales con respecto a monedas tradicionales es sintomática de una explosión de la burbuja, pero para los entusiastas tradicionales, 1 bitcoin sigue valiendo 1 bitcoin de la misma forma que 1 gramo de oro sigue valiendo 1 gramo de oro. Una lógica absoluta para quien crea en el futuro de este medio. No parece estar todo dicho en este campo, pero sí que podría haber sido el final de una gran etapa de especulación rampante en la que los movimientos fraudulentos han florecido escondidos entre el aumento del precio y unas autoridades nacionales que no han sabido comprender bien el mercado.
Los únicos ganadores absolutos cuando las criptomonedas suben y bajan con virulencia son los intercambiadores que cobran tasas por mover los depósitos.