Tito Pulsinelli coincide con muchos analistas que consideran que el incremento del precio del crudo recién está en sus primeras manifestaciones, a las que continuarán otras en los próximos meses. El autor cree que la próxima lucha entre las naciones productoras de petróleo y las consumidoras de sus derivados, tendrá lugar en el campo financiero- petrolífero. Frente al duopolio de las Bolsas de hidrocarburos de Nueva York y de Londres vendrán acciones destinadas a escapar de esa esfera y abandonar el dólar como única moneda de transacción del petróleo y del gas.
El precio del barril de petróleo está encaminado a superar los 65 dólares a finales de diciembre, cuando el frío del invierno aumenta los consumos. En agosto el precio era de 39 dólares, mientras escribo (23 de noviembre) es de 53 dólares. Más allá de los factores coyunturales como los huracanes, que bloquean la extracción en el Golfo de México, la huelga de los trabajadores del sector petrolífero nigeriano, la seria insolvencia fiscal de la compañía rusa Yukos, que la expone a una renacionalización, la tendencia al alza sostenida del hidrocarburo es el resultado de una opción determinada.
Los periodistas al servicio de la especulación no se cansan de ejercer su fantasía en búsqueda de motivos que justifiquen la extrema volatilidad: la meteorología, la opulencia y/o la anorexia de la reserva estratégica de los EUA, una inexistente escasez de las reservas mundiales o su contrario, para después desempeñarse en acrobacias estadísticas sobre las reservas comprobadas, potenciales, hipotéticas, etc.
Argentina mantiene regalías del 12 por ciento
Ellos hasta se han escandalizado porque Venezuela aumentó los impuestos sobre los yacimientos en la boca del río Orinoco desde un escandaloso 1% al 16%.
El asunto es simple: la capacidad productiva ha llegado a su tope histórico, para incrementarla rápidamente se necesitan inversiones tecnológicas considerables. Para darse una idea, Venezuela para poder aumentar la extracción desde 3 a 5 millones de barriles al día, invertirá 5 mil millones de dólares en los próximos tres años.
El consumo mundial se ha incrementado y falta todavía el petróleo iraquí a causa de los sabotajes, la guerra civil y de las estructuras que se han vuelto viejas por el desconsiderado embargo.
El funcionario banquero M. Simmons, experto en inversiones en el sector de los combustibles, además de ser íntimo de Bush y Cheney, prevé y desea que el costo del barril suba a 182 dólares. Más moderado es Bin Laden que, en un manual clandestino que se le atribuye y que circula en Beirut, profetiza hasta 144 dólares.
Entre ellos está el Presidente venezolano Chávez: ‘ … un precio superior a los 44 dólares no es imputable a la OPEP, más bien a la invasión ilegal de Irak. Esperamos una faja de oscilación entre los 30 y los 40 dólares, la estabilidad de los precios conviene a nosotros y a los consumidores’.
El espectacular escenario de la ‘guerra al terrorismo’ esconde burdamente la realidad de una guerra energética, con un frente geopolítico y uno financiero.
El alza sin mesura del precio del petróleo, a lo largo, golpeará brutalmente a China, Japón, India, Corea del Sur y, en menor medida, la Unión Europea. Sin embargo, todos estos países serán afectados en medida mucho mayor que Estados Unidos, porque se volverán ventajosos los costos de extracción de los yacimientos internos.
Hoy, el barril a precios anteriores debería valer 80 dólares
El petróleo llegó a su máxima cotización cuando el Coronel Gaddafí dijo: ‘el pueblo libio vivió miles de años sin petróleo, podemos perfectamente seguir sobreviviendo sin ello’. Los 50 dólares actuales no equivalen al valor real logrado en aquella circunstancia: corresponde a los 78 de los dólares actuales.
El billete verde se ha devaluado sensiblemente como consecuencia de la deuda ‘visible’ de los Estados Unidos, que representa actualmente el 300% de sus exportaciones (1).
La cotización del petróleo en dólares es una realidad punitoria para los países productores y para la OPEP, sobre todo desde el 1983, con la creación del ‘mercado de futuro’, los títulos Nymex de Nueva York y el IPE de Londres. Desde entonces en adelante, la OPEP finaliza su determinación unilateral del precio: declina su poder geopolítico a toda ventaja con el ‘petróleo financiero’.
La parte menos remunerativa del negocio petrolífero volvió a ser aquella directamente productiva: la refinación (la última refinería abierta en los EUA fue hace 25 años). Los que hacen su agosto, por lo tanto, son los ‘futures’, es decir, aquellos 128 millones de barriles de ‘papel’ que incumben sobre el bolsillo de los consumidores y siempre deben generar ingresos, sea que jueguen al alza o a la baja.
Entre los productores de petróleo y el cliente de la estación de naftas existe una actividad parasitaria y especulativa del Nymex y del IPE (es decir, BP y los bancos Morgan Stanley y Goldman Sachs), y sus ‘hedge funds’ o fondos de cobertura de riesgos.
Entre el precio del barril al origen y el precio pagado por el consumidor europeo, se interpone el 75% de impuestos aplicados en promedio -y sin distinción alguna- por parte de los gobiernos. Sólo 30 centavos de cada litro vendido van a los productores.
El mundo del petróleo no es impermeable al dogma neoliberal que impone un sistema donde acumulan más los que se encuentran más lejos de la producción. El duopolio Nymex-IPE sella un poder del capital financiero anglonorteamericano en este sector estratégico -donde cuenta con las 4 multinacionales mas grandes- y pone en evidencia la vulnerabilidad creciente de las economías de los bloques de la competencia.
Las bolsas petroleras de Nueva York y Londres no sirven a los países productores
El gobierno de Irán está decidido a oponerse a este duopolio financiero y está haciendo esfuerzos considerables para colocar en forma autónoma su petróleo en el mercado. Terry Macaliser, en el periódico The Guardian del 16 de junio recién pasado, dice: ‘los principales países productores están determinados en obtener un mayor control del comercio después de haber sido aconsejados que los mercados existentes -como el Nymex y el IPE- no funcionan a su ventaja’.
Mohammad Javad Asempour, consejero personal del ministro iraní de la energía, declaró que la nueva cotización petrolífera tendrá que iniciar a funcionar desde el comienzo del próximo año. Un consorcio denominado Wimpole, que reúne empresas iraníes y extranjeras -entre las cuales un ex director de Nymex y de P.A. Consulting- se adjudicó el contrato.
Entre paréntesis, cabe destacar que en los últimos meses se han intensificado las ‘preocupaciones’ por el peligro nuclear iraní y los ataques contra Teherán son más feroces. Los más preocupados, por cierto, son aquellos que ya poseen armas nucleares.
Nadie olvidó que el certificado de caída del régimen de Saddam Hussein se firmó el día en que se fijó el precio del petróleo iraquí en euros.
No sabemos cuántas posibilidades tenga Irán para abrir una cotización petrolífera propia, caracterizada por un canasto mixto conformado por producto bruto, gas natural y productos petroquímicos.
No cabe la menor duda que este es el camino para alejarse de los indicadores (británicos) ‘Brent’ y para poder vender los recursos naturales no renovables sin que sea favorable solamente para la voracidad neoliberal, y para la completa desventaja de los consumidores y productores.
Las exportaciones de Irán y de Arabia Saudí -por ejemplo- están vinculadas con la mezcla Brent del Mar del Norte. ¿Por qué? Estos países del Golfo Pérsico no disponen de los ‘hedge funds’, o sea de la participación de los bancos de inversión.
La ruptura del duopolio Nymex-IPE se vuelve imposible si al líder iraní (exporta 3 millones de barriles diarios y es segunda potencia mundial de gas) no se unen China, India y Japón, las principales economías vulnerables al alza del precio del petróleo.
La solución sobrevendrá en el nuevo curso que decidirán los países productores de la OPEP en el próximo año, y en las medidas que adoptarán para poner límite al superpoder del sector financiero sobre el petróleo. El economista del Pentágono, Robert Looney, señala que ‘a la OPEP le falta el control directo de la cotización sobre los principales mercados del producto bruto’ (2). De acuerdo a lo antes mencionado, parece evidente que no es capaz de adoptar unilateralmente el ‘petroeuro’, por lo tanto el camino que les queda abierto es el de unirse a la iniciativa iraní y crear otro título que incluya una gama más amplia de productos, sobre todo ofreciendo un paquete de gas natural y petróleo.
‘Petrodólar’ versus ‘Petroeuro’
Los Estados Unidos consumen 20 millones de barriles al día, de ellos importa más de la mitad: son los mayores consumidores y contaminadores del planeta. Hasta la fecha han pagado la factura petrolífera gracias al privilegio imperial del ‘petrodólar’, los demás ponen la materia prima, ellos ponen una moneda devaluada. Roban, literalmente, el 80% de los ahorros de la humanidad y con éstos financian sus colosales déficits, la carrera a los armamentos y un consumo sin criterio (3), gracias a la abolición nixoniana de la equivalencia monetaria con el oro del año 1971.
El choque contra el duopolio Nymex-IPE es un ulterior episodio de la lucha contra un sistema financiero internacional que tiene ya sesenta años y que, a la inequidad, añadió una manifiesta inestabilidad.
En vista del 2005, cuando el precio del petróleo podría cristalizarse en un número conformado por tres cifras, para todos será evidente la crisis del ‘dólarcentrismo’. Saldrá de las reuniones secretas de los poderosos, como Davos y las cumbres G7, e irrumpirá en el debate público.
Cuando el dólar era expresión de otra economía, no comparable con la de hoy en día fundada orgánicamente sobre la deuda, cuando en EEUU se producía el 55% de las mercaderías circulantes en el mundo, el barril de petróleo era cotizado por debajo de los 10 dólares.
Hoy en día, los bancos centrales asiáticos controlan el 80% de los dólares en circulación y financian el 65% del balance estadounidense (4). ¿Cuánto costaría el petróleo si fuera cotizado en euros o en oro? ¿Cuánto si fuera intercambiado con otros bienes? ¿Cuánto costaría si las excedencias monetarias europeas no fueran sacrificadas sobre el altar del ‘petrodólar’?
La volatilidad extrema del valor del barril indica que el conductor está perdiendo el control del tren: ¿se logrará detenerlo antes de la colisión con una ‘emisión energética’? ¿El jefe del tren de la Reserva Federal -veterano de las ‘emisiones’- maniobra deliberadamente hacia esa dirección?
El extremismo unipolar de Bush se complace con el cinismo del dicho ‘muera Sansón con todos los filisteos’, creyendo paralizar el ‘mundomercado’ en una tétrica paranoia. Pero, en palabras crudas, significa ‘solos contra todos’. Todos los demás son enemigos, aunque a diferente título. Enemigos, concurrentes estratégicos, dependientes, en todo caso nunca a la par: se puede discutir sobre cualquier cosa menos sobre el nivel de vida del centro imperial. Como consecuencia, los ‘todos’ tienen a la disposición una gama de variables, de movilidad y de mayores movidas. Se estimula el acercamiento, así también las cooperaciones y colaboraciones hasta hoy impensables contra el adversario unipolar.
El bloque europeo, sin la derecha, puede acercarse a los árabes y a Rusia, conquistando un mercado y la seguridad energética. Empezaría a tomar forma aquella Eurasia tan detestada y temida por el Pentágono. Se trata de decidir si desea ser algo más que una variante subordinada que juega a modelarse como el mayor competidor.
Europa desde el Atlántico hasta los Urales era la visión geopolítica de De Gaulle, la única capaz de conectar por camino terrestre Europa con China y prescindir -de esa manera- de los anglosajones y derivados, y de su dominio marítimo de ayer, aéreo actual.
Puestos entre la espalda y la pared, los asiáticos podrían cansarse de coleccionar dólares inflacionados y garantizarse directamente líneas de abastecimiento energético, sin pasar por las bolsas de Nueva York y Londres.
Podrían ocurrir movimientos de acordeón sea con Rusia o con el mundo petro-árabe, donde será China que efectúe las movidas decisivas, con consecuencias telúricas sobre el actual sistema unipolar.
Petrosur es imprescindible en Sudamérica
En el área de América del Sur, la iniciativa venezolana de promover Petrosur significa reunir en un consorcio público el 15% de las reservas mundiales comprobadas. Además, desde ya, es el pulmón energético del Mercosur, bloque regional antitético al ALCA y freno de su expansión.
La cuestión petrolífera está íntimamente relacionada con la salud del dólar, de cuya economía es la expresión. La receta de los halcones neoliberales para preservar y expandir su hegemonía es sencilla y brutal: con la superioridad bélica garantizarse el abastecimiento de las reservas energéticas. Y poner en su lugar a la competencia, sin piedad.
Ello implica una fuerte dependencia de los flujos monetarios externos, como un enfermo que depende de transfusiones sin interrupción, y preservar a lo máximo el dólar como substituto del oro.
La volatilidad y el desorden creciente del mercado energético dependen del hecho que es cotizado con una denominación inestable; debiera ser cotizado en una moneda en la cual todos confíen, que permita un mayor equilibrio donde consumidores y productores terminen de ser la bandeja preferida del banquete neoliberal y de su peligrosa ‘ingeniería’ financiera.
El objeto por el cual luchar se ubica en el marco financiero de la ‘guerra al terrorismo’, donde se busca quebrar la asimetría bolsística con la aparición de un tercer protagonista.
Notas: 1) Nouriel Roubini, de la Universidad de Nueva York; y Brad Setser, de la Universidad de Oxford. 2) R. Looney, ‘De los petrodólares a los petroeuros: ¿se acercan los días finales del dólar en el Sistema de Reservas de Divisas Internacional?’, Centro Conflitti Contemporanei, 3 de noviembre de 2003. 3) Stephen Roach, ‘Curso de colisión’, Morgan Stanley, Foro Económico Global, 27 de setiembre de 2003. 4) Alfredo Jalife-Rahme, ‘El barril de petróleo podría aumentar a 100 dólares en 2005’, La Jornada, México, 4 de octubre de 2004.