La banca internacional gana dinero robándoles a sus clientes. Las informaciones económicas parecen hormiguitas negras por su dinamismo y aventura. La desmonetización viene acompañada de la corrupción y es una carta de Trump para combatir el financiamiento del terrorismo. Por lo menos es la consigna desplegada por los grandes diarios del clan. La historia nos […]
La banca internacional gana dinero robándoles a sus clientes. Las informaciones económicas parecen hormiguitas negras por su dinamismo y aventura. La desmonetización viene acompañada de la corrupción y es una carta de Trump para combatir el financiamiento del terrorismo. Por lo menos es la consigna desplegada por los grandes diarios del clan. La historia nos la han pintado para disfrazar la devastación de la economía sin importar mucho las consecuencias generadas en las políticas de empleo. Un desfase predeterminado para el sálvese quien pueda. Es la tendencia de Trump para crear o anunciar planes enloquecidos que en nada favorece la economía mundial. Una estrategia de amenazas es la consigna yanqui para colectivizar su locura.
EE.UU. posee un expediente de experiencias financieras que han desestabilizado el concierto mundial económico; una supuesta flexibilización cuantitativa que fracasó; una ralentización económica que solo alcanzó atemorizar y dele que son pasteles. Por eso, la acción del presidente Maduro, aunque aceptable, no es la única. Otros países con anterioridad han diversificado su canasta, ojo, pero sí es original en Suramérica. Venezuela no lo hace por retaliación política sino por su defensa ante el atropello y acoso que pretende Trump con sus sanciones peculiares, alevosas e ilegales. Escudando su violación ilegal en una supuesta «dictadura de Maduro». Argumento fantasioso para justificar lo injustificable de su altanera excursión.
La angustia económica en que se encuentra sumida su administración lo conduce al psiquiátrico de una política provocada por la esquizofrenia de su trust bancario. El sueño prometido es ahora una pesadilla para millones de ciudadanos norteamericanos esquilmados en un resultado electoral fraudulento. El costo del dinero se agobia. La jugada excelente de Maduro no solo desvía la criminal intención del chantaje yanqui sino que coloca en precaria subsistencia las instituciones y empresas inversoras de los EE.UU. Conocida es la acción de los bancos centrales que emiten papeles cuyo respaldo no solo es dudoso sino que no es confiable.
Manejar la economía venezolana con sus conos diversos no será nada fácil pero es plausible ante el acoso de los bloqueos financieros. Esas sanciones ilegales ante el derecho internacional y demás convenios es una inventiva satánica del imperio para sobornar y tratar de colocar sus intereses intrusivos. Oculto en el Harvey la sombra no logra disimular el chantaje petrolero. Previa a la adaptación de la canasta variada, el Gobierno de Maduro estudia la viabilidad, la confiabilidad de cada una de las monedas a intervenir para preparar la presumible arremetida del dólar que se niega a su reemplazo en parte por la dolarización de los regímenes derechistas/entreguistas e imperantes de Suramérica.
En el fondo, lo que teme EE.UU. es la posible adhesión a la iniciativa por otros países del continente. Ante esa posibilidad no solo lo espera el aislamiento, también estaría en graves aprietos su vida financiera, afectada por esa finanza artificial y esa acumulación que posee en una reserva federal endeudada, repleta de bonos de ensayo emitidos alocadamente destinados a auto préstamos a banqueros en supuestos rescates salvadores respaldados por papel blanco empeñado hasta los teque teques. El peligro de Corea del Norte es efímero ante la autodestrucción que sus políticas monetarias oportunistas y chantajistas emanadas de Wall Street demacran y conmueven la economía mundial.
¿Cuáles son las consecuencias políticas, sociales y económicas para Venezuela de la liberación monetaria en ciernes?
Los versados en la materia sostienen que tiene muchas vertientes reaccionarias. Es un riesgo revolucionario. Es un reto al socialismo del siglo XXI. Es un paso audaz entre muchos que se desprenderán de esa acción. Venezuela no solo posee la autoridad moral, es poseedora de una fuerza de liberación al grado sumo. Construyendo una excelente estructura básica que se adapte al paso lento pero firme de la iniciativa china (referencia vital en el intercambio), los problemas de ajuste pueden ser superados. Hasta hace poco las tablas estadísticas señalan (la dinámica dispara los índices) que Venezuela ocupa un puesto privilegiado (8º lugar) entre los países más importantes exportadores de crudo, que la llevó a sostener once punto tres (11.3 ton) de toneladas y una variación interanual del catorce (14%) por ciento, después de Rusia, Arabia Saudita, Angola, Omán, Brasil y otros países productores.
Las reacciones políticas de los países esclavizados por la derecha internacional, acólitos de Trump, es de frustración e impotencia, al ver que están sujetos al dictamen imperialista, inamovibles, infranqueables y arrodillados. El reacomodo económico de Venezuela, impulsado por un cambio necesario y reaccionante, pasará, como todo riesgo, por situaciones especiales de acoplamiento pero a mediano plazo (dependiendo de la velocidad monetaria) surgirá la bonanza esperada. Maduro ha asimilado bien las lecciones del Comandante Chávez.
En primer término, la liberación del dólar permitirá a Venezuela «eludir las sanciones yanquis» a través del yuan y la nueva canasta. (*Nikken Asian Review). En nuestro mundo social la economía se revitalizara y adquirirá una confiabilidad superior y en el aspecto político el fastidio gringo continuará quizás con más fuerza para tratar de salvarse de su inevitable derrumbe. Los objetivos de los catorce motores principales, se acelerarán y se acercarán a una auténtica liberación nacional.
Venceremos.
Fuente: https://barometrolatinoamericano.blogspot.com.es/2017/09/la-canasta-de-la-liberacion.html