Escrito el año 2004, el documento «Estados Unidos y China: ¿Locomotoras en la recuperación y en las crisis cíclicas de la economía mundial?» [1] del economista Orlando Caputo Leiva, asombra por lo esclarecedores que resultan sus planteamientos generales sobre el rol actual que cumple China y EE. UU en el sistema capitalista mundial. Los años […]
Escrito el año 2004, el documento «Estados Unidos y China: ¿Locomotoras en la recuperación y en las crisis cíclicas de la economía mundial?» [1] del economista Orlando Caputo Leiva, asombra por lo esclarecedores que resultan sus planteamientos generales sobre el rol actual que cumple China y EE. UU en el sistema capitalista mundial. Los años parecieran no transcurrir para este documento, que resulta ser una verdadera guía a la hora de examinar la economía China en la actual crisis económica mundial. Para esta nota preferí, dentro de un gran número de tesis posibles de contrastar con la realidad actual con igual éxito, la siguiente: China se encuentra en mejores condiciones para enfrentar las eventuales crisis cíclicas por su capacidad de readecuar la disminución de sus exportaciones hacia el mercado interno.
Desde que China se abrió al mercado mundial a fines de la década de los 70, cuyo hito se cumplió en Diciembre del 2001 con su ingreso a la Organización Mundial de Comercio (OMC), el mundo vio crecer sistemáticamente todas sus variables económicas, producción, importaciones, exportaciones, inversiones y reservas monetarias. Pero fundamentalmente su economía estuvo sostenida por un crecimiento contundente y sistemático de sus exportaciones. El nivel de participación de las exportaciones chinas en la circulación mundial de mercancías registró un 2,5% en 1993 mientras que en 2006 alcanzó la cifra de un 8,0% según la Organización mundial de comercio. Particularmente el año 2002, las exportaciones de bienes y servicios crecieron un 22% y un año después alcanzaron un aumento de 35%. En tanto, en términos de millones de dólares por concepto de exportaciones para el año 2008-según el ranking elaborado por World Factbook- China fue conceptuada como la segunda economía exportadora del mundo tras de Alemania.
La crisis económica mundial, que no distinguió entre pequeñas y grandes economías, ha forzado a una sostenida caída de las importaciones y exportaciones de la economía china. Estas últimas, que cayeron con mayor fuerza que las importaciones, no registraban una caída desde la crisis de las empresas tecnológicas de EE.UU. el año 2001. En noviembre del año 2008 -según la Administración general de aduanas del comercio chino- las exportaciones cayeron un 2,2 % respecto al mismo mes del año 2007. Según la misma fuente y aplicando el mismo indicador, la caída se replicó durante el mes siguiente en un 2,8 %. Simultáneamente con la profundización de la crisis mundial, China continuó anotando índices negativos, cayendo un 17,5% en enero de 2009. Durante los siguientes cuatro meses del presente año, las exportaciones chinas han registrado una caída de 25,7%, 17,1%, 23,2% y 26,4% respectivamente, completando siete meses consecutivos de caída en sus exportaciones.
La disminución de las exportaciones, variable económica fundamental de la etapa actual de globalización del capitalismo mundial, ha significado para China un gran golpe. Pero el desarrollo de la economía china no ha estado basado exclusivamente sobre ellas y China ha sacado su «carta bajo la manga».
El año 2002 según el economista chino Lui Shijin, del Centro de Estudios del Concejo de Estado Chino, afirmaba que se había iniciado una nueva etapa para evitar una posible crisis en su país. Esta etapa se caracterizó por un crecimiento de sectores nuevos como la industria de la vivienda, automotriz, inmobiliaria e infraestructura ciudadana. Las medidas fueron configurando un desarrollo de la economía china basado en el dinamismo de sus exportaciones y el desarrollo brioso de su mercado interno.
El Plan de rescate chino anunciado a finales del año 2008, que comprende 4 billones de yuanes, cerca de 570.000 millones de dólares, para promover la reactivación de su economía a través del incremento de la demanda interna, ratifica lo que ya se evidenciaba el año 2002. Específicamente, el plan de rescate chino está orientado a mejorar las condiciones de vivienda de los más desfavorecidos, el desarrollo de la infraestructura, red de transporte y la promoción de la innovación técnica. Además, cuenta con una flexibilización de los créditos bancarios y reformas al impuesto sobre el valor agregado, todas formas de impulsar el crecimiento de la demanda y la inversión interna, contribuyendo simultáneamente a solucionar los índices de cesantía de una población de más de 1.300 millones de habitantes.
El desarrollo de la economía china sobre la base de una combinación de la actividad exportadora y el crecimiento brioso de su mercado interno, le está permitiendo a su economía sobrellevar con mayor solidez la crisis cíclica actual. Esta realidad está haciendo posible volcar gran parte de la disminución de sus exportaciones hacia el mercado interno, acrecentando su demanda a través del Plan de rescate chino. Todo esto sostenido sobre la base de un colosal ahorro acumulado.
La situación anteriormente señalada, sitúa objetivamente a la economía china en una condición más favorable, respecto a las demás economías, para enfrentar la crisis cíclica de la economía mundial. Al mismo tiempo revela la capacidad de la economía china para depender en menor medida del capitalismo, precisamente en el momento en que el capitalismo depende cada día más de ella.
A través de una doble regulación estatal y de mercado, que ha evidenciado la potencialidad que siguen ostentando las planificaciones económicas de largo plazo, China ha podido atenuar las consecuencias negativas de la actual crisis cíclica y permitir que una de las dos locomotoras del sistema capitalista mundial siga humeando.
* Gabriel Ríos Díaz
Estudiante de Derecho de la Universidad de Chile y joven investigador adjunto del Centro de Estudios sobre Transnacionalización, Economía y sociedad (CETES)
[1] El documento fue escrito en 2004 y se publicó en enero de 2005, por CLACSO en el libro: » La economía mundial y América Latina», compilado por Jaime Estay.