A causa de la volatibilidad y los problemas de solvencia que muestran las cuentas públicas de las naciones latinoamericanas, cuyas exportaciones dependen de uno o dos productos no renovables, la Comisión Económica de América Latina y el Caribe (Cepal) recomienda incorporar nuevos mecanismos, que les permitan crear una reserva de recursos. En el estudio Política […]
A causa de la volatibilidad y los problemas de solvencia que muestran las cuentas públicas de las naciones latinoamericanas, cuyas exportaciones dependen de uno o dos productos no renovables, la Comisión Económica de América Latina y el Caribe (Cepal) recomienda incorporar nuevos mecanismos, que les permitan crear una reserva de recursos.
En el estudio Política fiscal y bonanza: impacto del aumento de los precios de los productos no renovables en América Latina y el Caribe se analizan los casos de siete países exportadores de recursos no renovables y su aportación tributaria. Allí se indica que únicamente Venezuela supera a México en cuanto a los recursos fiscales que le genera cada año la venta al exterior de petróleo, pues mientras las exportaciones del crudo del país sudamericano representan 50 por ciento del total de sus ingresos tributarios, en el caso mexicano ascienden a 40 por ciento.
En tanto, los recursos fiscales generados por las exportaciones petroleras de Bolivia, Ecuador, Colombia, Trinidad y Tobago, así como con las de cobre en Chile, no rebasan 30 por ciento del total nacional de sus ingresos tributarios.
El petróleo y el cobre han permitido a estas naciones latinoamericanas »aumentar marcadamente su recaudación fiscal» por el alza de los precios mundiales de esos recursos en los últimos años.
Sin embargo, el organismo alerta que a las dificultades que las autoridades fiscales latinoamericanas enfrentan por depender de productos »volátiles y agotables», se suma el debate sobre el uso adecuado que han dado a los excedentes obtenidos, y cuál debe ser la mejor manera para transformar esa bonanza en recursos fiscales, sin que ello suscite problemas macroeconómicos.
Si bien señala que es muy pronto para evaluar los fondos de contingencia que fueron creados para aprovechar mejor los recursos generados por productos no renovables como el petróleo y el cobre, en el caso del Fondo de Estabilización de los Ingresos Petroleros que México creó en 2000, la Cepal advierte que »los bajos saldos acumulados respecto a los recursos totales sugieren que su capacidad de estabilización es reducida».
Contrastan exportaciones y aportaciones
El estudio escrito por Juan Pablo Jiménez, oficial de Asuntos Económicos de la Cepal, y Varinia Tromben, investigadora del Area de Políticas Presupuestarias y Gestión Pública, detalla también las diferencias que el petróleo o el cobre han representado tanto en las exportaciones de cada país como en su aportación tributaria.
Así, por ejemplo, mientras en Chile los recursos fiscales por la explotación del cobre no llegaron a 10 por ciento del total de sus ingresos tributarios entre 1995 y 2000, en el caso del petróleo en Colombia fueron de 11 por ciento; en Bolivia ascendieron a 25 por ciento.
En cambio, en México y Ecuador han llegado a representar 40 por ciento en el periodo mencionado, y sólo son superados por Venezuela que aporta más de 50 por ciento con la explotación del petróleo a sus ingresos tributarios.
Tales aportaciones tributarias contrastan con la participación que dichos productos tienen en el total de sus respectivas exportaciones, pues mientras el petróleo representa para México entre 20 y 35 por ciento de sus exportaciones totales, lo que aporta al fisco es de más de 40 por ciento.
En cambio, las ventas de cobre representan para Chile más de 40 por ciento de sus exportaciones, pero su aportación fiscal ha sido de menos de 10 por ciento.
El documento de la Cepal destaca que los países que se han especializado en productos no renovables han presentado un déficit medio menor al resto de los países de la región durante el último medio siglo, pero sostiene en que la política fiscal de la región se ha caracterizado por problemas de solvencia, volatilidad y un comportamiento procíclico que impiden a los gobiernos financiar de manera sostenida bienes y servicios públicos.
»Para ilustrar lo dicho debe tenerse en cuenta que de los 304 resultados fiscales que se observaron desde 1990 a 2005 en los 19 países que conforman la base de datos de la Cepal, sólo en 48 oportunidades fueron positivas (…) Ampliando la cobertura temporal al periodo 1950-2005, de 976 observaciones sólo 181 corresponden a un superávit fiscal, lo que representa menos de 20 por ciento del total».