El derrocamiento del dictador Marcos Pérez Jiménez, ocurrido el 23 de enero de 1958, por una rebelión cívico militar, marco una etapa en la historia de Venezuela, donde el pueblo lanzado a las calles, vislumbraba un cambio en la sociedad venezolana. Pero el sueño de una sociedad pluralista fue secuestrado, por los sectores de la […]
El derrocamiento del dictador Marcos Pérez Jiménez, ocurrido el 23 de enero de 1958, por una rebelión cívico militar, marco una etapa en la historia de Venezuela, donde el pueblo lanzado a las calles, vislumbraba un cambio en la sociedad venezolana. Pero el sueño de una sociedad pluralista fue secuestrado, por los sectores de la burguesía, que en un acuerdo de cúpulas, concretado a través de la firma del denominado Pacto de Punto Fijo, hecho que acabó con la esperanza democrática de los venezolanos.
Estos acuerdos devinieron en un sistema bipartidista, pero que siempre tubo supremacía Acción Democrática (AD) de corte socialdemócrata en sus orígenes y el partido social cristiano (COPEI), pero ambos compartieron el concepto de el estado parasitario, una fuerte burocracia, una red de represión policial (muy similar a la dictadura saliente), una economía petrolera rentista, que engrosaba los capitales privados.
La posibilidad de un crecimiento económico en el auge petrolero de las décadas del 70 – 80 del siglo pasado, de inversión en industrias y un desarrollo de la agricultura, nunca se pudo viabilizar por la apropiación indebida de las ganancias petroleras, se implanto en esas décadas una «versión Saudita», donde las riquezas pasaron a una burguesía y a nueva oligarquía.
El intento de privatizar las principales empresas del estado y la aplicación de ajuste neoliberales fue el detonador del cambio.
El fracaso de este modelo rentista, donde no se invertía en el desarrollo se agotó, en el levantamiento popular denominado «Caracazo» en 1989, la población se opuso a la instauración del modelo neoliberal, el denominado «paquetazo» rompió el sueño de la Venezuela de los petro dólares. La muerte y la represión indiscriminada, fue la respuesta del gobierno del presidente Carlos Andrés Pérez, del partido AD.
Surgía en la sociedad venezolana la necesidad de un cambio, al tenor del modelo político militar, basado en una fachada democrática se instauraba un modelo neoliberal, que vendía la nación al capital trasnacional, con la participación de los militares en la represión. Dio lugar a la rebelión cívico – militar encabezada por el teniente coronel Hugo Chávez y el grupo de los militares bolivarianos, que se oponían al uso de los soldados para reprimir al pueblo, como el robo de la nación para intereses particulares.
La derrota de los partidos AD y COPEI en las elecciones de 1994 por el presidente Rafael Caldera (exCOPEI), apoyado por varios grupos y pequeños partidos, expresaba el agotamiento del modelo del Pacto Fijo, la sociedad venezolana buscaba un cambio. Pero este período de 4 años acrecentó las diferencias sociales, porque agudizó con ajuste fiscales el bolsillo del pueblo, no logro equilibrar la economía y siguió la política de privatizaciones, aumentando el descontento en las mayorías venezolanas.
En el año 1998 surge la candidatura del comandante Hugo Chávez y su propuesta bolivariana.
Las propuestas de un proceso de cambio, de una revolución bolivariana, con una visión nacionalista y de planes de mejoras sociales, salud y educación para las mayorías venezolanas, logra el apoyo electoral, el comandante Chávez es elegido como presidente de la República. La nueva etapa comenzaba para el pueblo venezolano, pero desde el mismo inicio de su mandato, fue agredido por la Oligarquía, los partidos de derecha y el gobierno de EEUU.
Golpe de estado, paro empresarial y sabotaje petrolero, planes de violencia, intentos de magnicidio, han marcado 9 años de gestión bolivariana, los avances en lo político, en lo económico y los logros sociales, han sido atacados por una oposición, que a querido satanizar al presidente Chávez.
La apelación de dictador o totalitario en su gestión gubernamental, condice con las nueve victorias electorales, verificadas por los observadores internacionales, como la gallardía al aceptar su derrota en el referéndum de 2007. Como la caracterización de una oposición democrática, se contradice con sus acciones golpista, con sus planes desestabilizadores, con el vilipendio y desinformación de sus medios, como dicen los refranes de los viejos «no tires piedras para arriba, cuando tienes tejado de vidrio».
Los que hoy que conmemoran el fin de la dictadura, son aquellos que han luchado contra ella, son el pueblo venezolano que ha sufrido la misma y los desmanes de los gobiernos seudo democráticos. No quienes en nombre de un modelo neoliberal, en contubernio con el capital internacional, quiere vender a Venezuela al mejor postor.
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