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La Constituyente: su composición, sus tareas y su fuerza bolivariana y bravía

Fuentes: Rebelión

La Constituyente venezolana será instituida dentro de pocos días como poder originario y soberano, «truene, llueva o relampaguee» -como ha repetido innumerables veces el presidente Maduro-; y se proyectará hacia el futuro por un período indefinido de tiempo: el suficiente para asegurar la paz, perseguir severa y penalmente las incitaciones a la rebelión, sin olvidar […]


La Constituyente venezolana será instituida dentro de pocos días como poder originario y soberano, «truene, llueva o relampaguee» -como ha repetido innumerables veces el presidente Maduro-; y se proyectará hacia el futuro por un período indefinido de tiempo: el suficiente para asegurar la paz, perseguir severa y penalmente las incitaciones a la rebelión, sin olvidar los actos criminales ya cometidos, de las guarimbas -especialmente de sus instigadores- que han quemado y matado a decenas de ciudadanos por supuesta «apariencia bolivariana» y aspecto racial (los crimines de odio); y asegurar el cambio drástico de la situación económica y financiera.

Tronar ha tronado desde el mes de abril y relampagueado también con continuas guarimbas de mercenarios armados, financiados y adiestrados desde el exterior. Sus componentes son jóvenes de las clases altas y medias enfurecidos, rabiosos, insolidarios, bien pagados y jaleados como héroes por los medios de comunicación nacionales e internacionales. Defienden sus intereses y sus niveles de consumo, no le hacen ascos a la desigualdad, producen y se benefician del acaparamiento económico, y no pueden soportar al pueblo con color y aspecto de pueblo. Para demostrar sus valores y sus desprecios han destrozado centros de salud, colegios y guarderías, y han bombardeado el Tribunal Supremo de Justicia y otros centros institucionales fundamentalmente los que garantizan un progreso hacia la igualdad, la salud y la enseñanza gratuitas. También queman urnas según la más tradicional práctica nazi, bloquean accesos a los centros de votación con amenazas de muerte, y papeletas electorales para afirmar, impunemente y sin posible recuento de grandes resultados en un plebiscito ilegal y sin garantía alguna. Ellos tienen garantizada su «invisibilidad» y su impunidad ante los medios de comunicación, en su mayoría privados, y ante los medios y agencias internacionales.

En el tronar de las guarimbas ha participado también el lumpen despedido por la delincuencia común y pagada por la oligarquía a tantos dólares por trancazo, a tantos por guarimba violenta, a tantos por asesinato, a tantos por ataque a la Guardia Nacional Bolivariana. Todo tiene un precio en el mercado del odio y de la acumulación de violencia hasta sembrar el terror y paralizar a la población venezolana. Es una estrategia mal llamada guerra de baja intensidad en una guerra irregular cuyas máximas expresiones las hemos visto en Irak, en Libia y en Libia. Es el terror que pretende desanimar, bloquear conciencias y paralizar el recurso supremo al poder soberano: el pueblo constituyente.

El relampagueo continúa con la detención, hoy mismo, de Capriles (un energúmeno guarimbero), y otros golpistas notorios como la ex fiscal general del Estado, Luisa Ortega.

 

La Constituyente ha tenido más de 8 millones de votos (el mayor número que ha obtenido el chavismo en toda su historia). El PSUV propondrá en ella una modificación legal de la, también bolivariana, Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, aprobada el 15 de diciembre de 1999.

La convocatoria al poder soberano es escrupulosamente legal según la propia constitución precedente, y aconsejada por el propio Chaves, que señaló algunas ambigüedades y deficiencias de la anterior Carta Magna y la necesidad imperiosa de su modificación.

El Presidente Maduro ha prometido varias cosas para que sean introducidas como modificaciones en la actual Constitución que se aprobará, en un período indefinido, los próximos meses: entre ellas la inclusión de las Misiones (que tanto ha protegido a los y las ciudadanas más humildes de Venezuela en asuntos tan vitales como la salud y la educación públicas, el acceso a la vivienda, la protección de la mujer, la protección de las comunidades indígenas, el reparto de las grandes haciendas y la protección de las tierras comunales, la creación y protección de unidades de producción comunales, la creación de fuentes de financiación públicas, la nacionalización completa del petróleo, y de las grandes empresas, la creación de centros de distribución, etc.

La segunda gran promesa del Presidente ha sido que la Constituyente determinará con precisión los orígenes de la crisis económica y de la especulación monetaria, así como la existencia de una economía paralela que privilegia al dólar y a los propios agentes de la crisis económica y, derivadamente, política.

El frente interior en la batalla mediática y ante las amenazas de intervención

Obviamente otra gran tarea es formular leyes que aseguren la circulación de una información objetiva que no manipule la opinión pública, y que no fabrique mentiras y falsedades sin ningún riesgo. Esto supone, necesariamente, la nacionalización de las grandes empresas de comunicación social, públicas y comunales, sometidas a un código ético y a sanciones penales que protejan la vida y la obra social de la revolución, manteniendo su pluralidad y asegurando la verdad de los hechos difundidos y la presencia de todos los sectores sociales. Por supuesto supone considerar la difusión mediática como una verdadera guerra sicológica que transmite la amenaza y el terror destruyendo la democracia y fabricando la opinión pública.

La Constituyente, soberana desde su establecimiento, tiene tres instrumentos de intervención y organización públicas: en primer lugar la Nueva Constitución con sus debates y mesas de discusión; en segundo lugar las Leyes Constitucionales que constituyen también un cuerpo legislativo de carácter constitucional, y en tercer lugar los Decretos Constitucionales, de elaboración más rápida y que deben asegurar las contingencias en el período constitucional.

En posterior artículo hablaré de los efectos de la propia convocatoria de la Constituyente y de la enorme prueba de valor que ha dado al mundo el pueblo venezolano. También me referiré a la consolidación de la Alianza Pueblo-Fuerzas Armadas y, finalmente al impacto de la convocatoria realizada en «lucha» en toda América Latina.

Información dirigida al pueblo soberano y a los miembros de las Fuerzas Armadas en España:

 

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=179199

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=199024

http://www.rebelion.org/apartado.php?id=454

(*) Antonio Maira es politólogo, articulista en medios informativos y cofundador del Colectivo de militares republicanos, antifascistas y antiimperialistas Anemoi

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.