El gobierno de coalición de Islandia cayó este lunes víctima de la crisis económica mundial que ha puesto contra las cuerdas a la isla, donde la mayoría de la población activa se dedica al sector financiero. El primer ministro conservador, Geir Haarde, anunció la disolución de su gabinete después de que las negociaciones con el […]
El gobierno de coalición de Islandia cayó este lunes víctima de la crisis económica mundial que ha puesto contra las cuerdas a la isla, donde la mayoría de la población activa se dedica al sector financiero.
El primer ministro conservador, Geir Haarde, anunció la disolución de su gabinete después de que las negociaciones con el Partido Social Democráta fracasaran. Haarde agregó que no podía permitir la exigencia de los socialistas de liderar el país, cuyo sistema financiero se derrumbó en octubre pasado.
A partir de ese momento, la nacionalización de los tres principales bancos trajo una deuda de US$8.000 millones, devaluación monetaria, aumento de desempleo y protestas diarias (este domingo presentó su renuncia el ministro de Comercio, Bjorgvin Sigurdsson).
Además, se prevé que la economía islandesa se reduzca un 9,6% este año. Un cambio drástico en un país donde la desregulación financiera convirtió a la nación en un paraíso para depósitos de todo el mundo gracias a unas tasas de interés superiores al 10%.
La coalición entre el Partido Independencia de Haarde y el socialista de la canciller Ingibjorg Gisladottir han tenido una tensa relación durante el último trimestre.
El corresponsal de la BBC Rob Norris informó que el rechazo popular contra la agrupación del primer ministro (a la que también pertenece David Oddsson, el presidente del Banco Central y arquitecto de la desregulación financiera cuando estaba en el gobierno) había crecido a tal punto en los últimos días que el automóvil de Haarde fue rodeado la semana pasada por manifestantes y atacado con huevos.
Más cerca de la UE
El colapso del gobierno se produce tres días después de que el primer ministro llamara a elecciones anticipadas para el 9 de mayo argumentando razones de salud.
Haarde reveló que padece cáncer de garganta. A pesar de algunas manifestaciones de compasión y comprensión, pocos islandeses piensan que esa sea la verdadera razón de su salida.
Por su parte, Gisladottir declaró que Islandia necesita un liderazgo más poderoso: «Las acciones del gobierno en las últimas semanas y meses no fueron lo suficientemente rápidas».
Los social demócratas esperan formar una nueva coalición de gobierno con nuevos socios que les permita estar en el poder hasta que se realicen los comicios.
En los últimos meses, este partido había exigido a Haarde que destituyera al presidente del Banco Central y que estrechara relaciones con Europa.
Islandia, un país con 300.000 habitantes, tradicionalmente se ha mantenido fuera de la Unión Europea (UE).
Sin embargo, el mes pasado el comisario para la Ampliación de la UE, Olli Rehn, declaró que la isla podría solicitar una membresía este año.