Traducido del inglés para Rebelión por Germán Leyens
Os han dicho que el euro se creó para proveer dos beneficios para Europa:
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Unir Alemania, Francia y otros países en una situación política pacífica, para impedir repeticiones de la Primera y la Segunda Guerra Mundial.
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Crear una macrozona para competir con la fuerza económica de EE.UU.
¿Entonces, cómo hemos llegado a esta… austeridad y pequeñez de espíritu, como caracterizan las sombrías expresiones del ministro alemán de Ffinanzas Wolfgang Schäuble en las negociaciones con Grecia?
Porque los alemanes no ven el euro de un modo idealista utópico para ayudar a promover la paz y la prosperidad para todas las naciones de la UE.
Al contrario, Alemania ve el euro como un camino para bajar el valor de su moneda a fin de aumentar las exportaciones. Como señala actualmente Ben Bernanke:
Alemania se ha beneficiado de tener una moneda, el euro, con un valor internacional que es significativamente menor que lo que sería el de una hipotética moneda solo alemana. Por lo tanto, la calidad de miembro de Alemania en el área del euro ha representado un importante impulso a las exportaciones alemanas, en relación con lo que serían con una moneda independiente.
Además -en una parte poco conocida de la historia- el euro en realidad se creó con intenciones muy diferentes de la paz en Europa o la competencia con EE.UU.
Específicamente este individuo -un estadounidense llamado Robert Mundell- es el padre del euro:
Mundell no tiene nada de europeo. Nacido en Canadá, Mundell enseñó en la Universidad de Chicago durante siete años y desde entonces ha enseñado en la Universidad Columbia de Nueva York durante más de 40 años.
¿Pero no creó Mundell el euro para ayudar a Europa?
No según el periodista de investigación Greg Palast de The Guardian, The Independent y la BBC, quien explicó en su libro Vulture’s Picnic:
¿Quién engendró esa cruel moneda bastarda?
Llamé a su padre, el profesor Robert Mundell . Mundell es conocido como el padre del euro. A menudo se habla del euro como un medio para unir emocional y políticamente a los europeos de la postguerra y de dar a esa Europa unida el poder económico para competir con la economía de EE.UU.
Eso es basura.
El euro se inventó en Nueva York, en la Universidad Columbia. El profesor Mundell inventó tanto el euro como la luz guía del Gobierno Thatcher-Reagan: «Economía de la Oferta» o, como George Bush Sr. la llamó acertadamente «Economía Vudú». El vudú Reagan-Thatcher y el euro son dos caras la misma moneda. (¡Huy! Algunos juegos de palabras duelen).
Como la Dama de Hierro y el Presidente Gaga, el euro es inflexible. Es decir, una vez que te unes al euro, tu nación no puede combatir la recesión usando política fiscal o monetaria. Eso deja «reducción de salarios, restricciones fiscales (reducir puestos de trabajo estatales y prestaciones del Estado) como únicos recursos en una crisis», explica alegremente The Wall Street Journal, así como ventas de propiedades estatales (privatizaciones).
¿Por qué el euro, profesor? El doctor Mundell me dijo que le molestaron las reglas de distribución de espacio en Italia que no le permitían colocar su cómoda donde quería en su villa de ese país. «Tienen reglas que me dicen que no puedo tener mi inodoro en esa pieza. ¿Se puede imaginar algo semejante?»
En realidad no pude. No tengo una villa italiana, por lo tanto no puedo imaginar realmente el agobio de la restricción de la ubicación de cómodas.
El euro permitirá en última instancia que coloques tu inodoro en cualquier maldito sitio que se te ocurra.
Quería decir que la única manera que permitiría al gobierno la creación de puestos de trabajo es despedir gente, reducir las prestaciones y, crucialmente, reducir las reglas y regulaciones que limitan los negocios.
Me dijo: «Sin una política fiscal, la única manera por la cual las naciones pueden mantener puestos de trabajo es mediante la reducción de reglas para los negocios». Aparte de la ubicación de inodoros, hablaba de las leyes laborales, que aumentan los precios de plomeros, regulaciones medioambientales y, por supuesto, impuestos.
No, no lo estoy inventando. Y no estoy diciendo que el euro fue impuesto a la Madre Patria solo para que el profesor pudiera colocar su inodoro en un sitio de máximo placer. El euro está concebido como una camisa de fuerza contra regulaciones que elimine las leyes de litros por cada manipulación de la cisterna, que enjuague las restricciones de las regulaciones bancarias y todos los demás controles gubernamentales.
¿Ahora tiene un poco más de sentido la destrucción de la soberanía de Grecia?
Como señalara Palast en The Guardian:
La idea de que el euro ha «fracasado» es peligrosamente ingenua. El euro está haciendo exactamente lo que su progenitor -y los acaudalados miembros del 1 % que lo adoptaron- predijeron y planificaron que hiciera.
Para él, el euro no tenía que ver con convertir Europa en una unidad económica poderosa, unificada. Tenía que ver con Reagan y Thatcher.
Y cuando las crisis ocurren, las naciones económicamente desarmadas tienen poco que hacer fuera de eliminar totalmente las regulaciones gubernamentales, privatizar masivamente las industrias estatales, reducir los impuestos y mandar al infierno el estado del bienestar europeo.
Lejos de fracasar, el euro, que fue el engendro de Mundell, ha tenido éxito probablemente más allá de los sueños más calenturientos de su progenitor.
En otras palabras, querían que el euro impusiera en Europa una camisa de fuerza según «La doctrina del shock», según la cual los grandes bancos están despojando a Grecia y a otros países de sus recursos públicos, depredando y saqueándolos sus recursos y riquezas naturales.
Postdata: Mundell es también el creador de la economía de la oferta… conocida también como economía de «efecto de goteo» o de «mea sobre los pobres».
Muchos de los máximos asesores económicos de Reagan admitieron posteriormente que la economía de la oferta no ayuda a la economía. Vea esto , esto y esto. (Washington’s Blog está a favor del capitalismo de libre mercado… pero la economía de oferta es capitalismo de connivencia, no capitalismo de libre mercado).
Además -como ha advertido Martin Armstrong durante décadas- dejar que países como Grecia se unan al euro sin primero ajustar estructuralmente sus deudas, fue una receta para un desastre. Por ejemplo, cuando el euro duplicó su valor hace un par de años, la deuda de Grecia aumentó considerablemente en términos reales. Fue cuando Grecia realmente comenzó a deslizarse hacia la crisis…
Por lo tanto naciones ricas como Alemania -intencionalmente o sin intención- y las otras naciones acaudaladas establecieron desde el comienzo la base para la liquidación de activos en Grecia y otros países endeudados.
Por cierto, Armstrong y Nigel Farage (miembro del Parlamento Europeo y líder del Partido de la Independencia del Reino Unido, respectivamente) dicen:
El pueblo griego nunca votó a favor de entrar al euro… les fue impuesto por Goldman Sachs y sus políticos.
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