El Gobierno Nacional está de fiesta por que Telefonía de España compró la mitad de las acciones de Telecom más una en $853.000 millones, algo así como US$360 millones. Curiosamente, la única razón que se ha dado para justificar la operación es que el precio de venta de la subasta es similar al que ofreció […]
El Gobierno Nacional está de fiesta por que Telefonía de España compró la mitad de las acciones de Telecom más una en $853.000 millones, algo así como US$360 millones. Curiosamente, la única razón que se ha dado para justificar la operación es que el precio de venta de la subasta es similar al que ofreció Telmex hace un año. En un culto supremo al mercado, confían en que la puja de la subasta condujo a una solución favorable para las dos partes. En los primeros cursos de economía se aprende que un mercado de dos agentes no es competitivo, y la solución óptima es una alianza para adquirir el producto por debajo de su costo de oportunidad. Telecom durante medio siglo apareció como una de las compañías más rentables. Su rentabilidad superó el de las empresas privadas y las ganancias representaban el 25% de los ingresos. Sin embargo, la empresa se vino abajo por un alud de errores financieros y administrativos. Se comprometió en cuantiosos contratos de responsabilidad compartida para la construcción de líneas sobre la base de metas irreales que resultaron lesivas para la empresa. Dentro de la apertura de las comunicaciones, se entregó el acceso al mercado y a los equipos de la empresa a dos operadores privados por un valor que no correspondió ni a la reducción de las utilidades en dos años. El mismo Estado le impidió a la empresa participar en el negocio de la telefonía móvil para garantizarle el privilegio a los consorcios privados. Hoy en día es evidente que la empresa logró sobrevivir a estos desaciertos gracias al enorme dinamismo de las actividades de comunicaciones. Luego de varios años de declinación en los ingresos y de cuantiosas pérdidas, en los últimos dos años muestra balances favorables. En un artículo publicado hace un año durante el debate de la venta presenté un cálculo en el cual señalaba que la empresa tenía un valor cercano a US$4.000 millones. La información actual confirma el estimativo. En el año 2004 y 2005 Telecom registró ventas por $2 billones, y como los cargos corresponden al 50% de los ingresos, las ganancias operacionales ascendieron a $1 billón. Si a esto se sustraen las erogaciones por el pasivo pensional que se estima en $350.000 millones y los impuestos, se tendría una utilidad neta de $600.000 millones. Por este solo concepto el valor de la empresa sería de US$2.500 millones. A lo anterior se agrega que la Telefonía de España encontrará un mercado abonado para la telefonía celular en los 2,7 millones líneas fijas. El control administrativo de las dos instituciones le da un claro poder monopólico que permitirá ofrecer los productos a precios discriminatorios. Ya se han anunciado programas en los cuales se descontarán las llamadas de Movistar a las estaciones de Telecom. Por este camino, los ingresos de Telecom se ampliarán en $500.000 millones en menos de cinco años y las utilidades en $250.000 millones. Por su parte, Movistar quedará en una condición privilegiada para mantener el crecimiento del 30% y morderle clientes a Comcel y Ola. En tales condiciones, se puede hablar de una alianza que resultaría en utilidades netas de Telecom de $850.000 millones e incrementará las de Movistar en una cuantía indefinida. Si se contempla una tasa de descuento de 10%, el valor de la empresa sería de 8,5 billones de pesos, algo así como los US$4.000 millones. Estamos ante una lesión enorme. Telefónica de España en la subasta ofreció US$360 millones, pero como esta suma viene a capitalizar la empresa, de entrada su patrimonio se eleva en la mitad. En la práctica sólo está pagando US$180 millones. Así, la mitad de una empresa que vale más de US$4.000 millones se feria por menos de su décima parte. Tan cierto es esto, que en un año Telefónica recuperará la inversión. La gran pregunta es quién gana a cambio de la monumental transferencia del patrimonio nacional. La operación colocará a Movistar en una posición favorable que le permitirá moderar tarifas y ampliar su participación en el mercado. Telecom conseguirá aumentar los ingresos y las utilidades, pero éstas tendrán que ser compartidas con el socio, de suerte que el resultado final para el Estado es incierto y en cualquier caso marginal. Los usuarios probablemente obtendrán una reducción de las tarifas que les permitirá un mayor acceso al servicio, lo cual en algunos casos puede significar una mayor productividad de la economía, pero en general se trata de un consumo localizado fundamentalmente en los sectores altos y medios. Lo cierto es que en la orgía financiera no se generará un solo empleo, los ingresos fiscales serán inciertos y finalmente se propiciará un gran consumismo. Todo esto abre el debate sobre la estructura productiva que surgió de globalización y da lugar a una concentración creciente. Es el perfil de desarrollo que le da grandes oportunidades de ganancia a las multinacionales, eleva las oportunidades empresariales, incluso acelera el crecimiento del producto nacional, pero no contribuye a generar empleos ni ampliar los consumos necesarios de las grandes mayorías.