Es sabido que el 15 de marzo estremeció Brasil, mostrando, la derecha, la gran prensa y movimientos sociales de derecha, su fuerza, más en ese momento el mensaje era difuso, no preciso. Los errores comunicacionales del gobierno de la presidente Dilma, su situación a la franca defensiva, los ajustes económicos al más puro estilo neoliberal, […]
Es sabido que el 15 de marzo estremeció Brasil, mostrando, la derecha, la gran prensa y movimientos sociales de derecha, su fuerza, más en ese momento el mensaje era difuso, no preciso.
Los errores comunicacionales del gobierno de la presidente Dilma, su situación a la franca defensiva, los ajustes económicos al más puro estilo neoliberal, así como su prácticamente indefensión ante la gran prensa, asumidamente contra el PT, llevaron a este estado de cosas.
Una política económica errada, con aumento de los impuestos, ya de por si elevados, aumento del valor del dólar frente al real, la ausencia total de radios y televisoras sociales y gubernamentales, o sea de contrapunto al poder de la prensa, toda privada y en mano de grandes intereses, han logrado que una gran masa de brasileiros, apoyen el impedimento de la presidente, y peor aún, el retorno a la noche más oscura de este continente, al pedir abiertamente una intervención militar. Eufemismo para denominar al golpe de estado.
Las protestas de hoy atrajeron menos personas, pero no se engañen, aun son muchos, pasan el medio millón en todo el país. El apoyo del PSDB y la DEM, principales partidos opositores, ha sido abierto, irreflexivo, en un juego contra democracia que puede ser peligroso. Más, por lo menos, las máscaras cayeron. Una gran parte de los manifestantes está pidiendo, además del el fuera Dilma, fuera PT corruPTo (si, escrito así), el golpe militar abierto. Todo con gran apoyo y cobertura mediática total.
Esto, solo puede tener un nombre, fascismo. El retorno del fascismo, que nunca se fue, que yacía adormecido, mas enquistándose en la sociedad brasileira, en su supuesta elite, en los partidos tradicionales de derecha, en la gran prensa (televisiva, radial, escrita y digital), hoy se demuestra, con gran poder y fuerza. Las máscaras caen, y por lo menos los contrincantes están ya frente al verdadero enemigo. La ciencia detrás de estas protestas es la misma que Hitler aplicaba, ignorancia más miedo es igual a odio, solo que en esta ocasión los alquimistas son la gran prensa, y los partidos de derecha, en juego macabro y peligroso que puede quebrar el hilo democrático del país.
Queda por ver la reacción del otro lado.
Irónico que ocurre el mismo dio en que Barack Obama declara que solo la llegada de una mujer a la presidencia de Brasil, permitido comenzar a limpiar la corrupción en el país, reconocimiento abierto que, de ser bien explotado, permitiría desarmar el gran argumento para supuestamente motivar estas protestas.
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