(Publicación) Estudios 51
Este informe pretende ser una aproximación a la reflexión y comprensión de la maquinaria construida en torno a la deuda. Por ello requiere necesariamente de una mirada que nos situará en la la segunda mitad del siglo XX y nos transportará hasta la actualidad. Realizando un repaso de la crisis de 2008 y posteriormente de la década post crisis, para acabar analizando la nueva crisis de deuda global y el nuevo marco de gobernanza europea, que indudablemente tendrá sus consecuencias en la clase trabajadora de todo el continente. Finalmente, proponemos una serie de alternativas, que contribuyen a un cambio de paradigma de la situación actual.
La deuda desde sus comienzos ha sido utilizada como una herramienta para la dominación de reinos, imperios y países. Desde la antigüedad, los deudores han sufrido de una u otra manera las consecuencias del endeudamiento, en forma de guerras, conquistas y expolio. Ya en la Edad Media, la deuda fue un elemento clave y una de las formas originarias de acumulación de capital. También en el siglo XIX jugó un papel importante para subordinar a los países periféricos mediante la expoliación de los pueblos colonizados, de forma que fue trascendental en la política imperialista de las principales potencias capitalistas.
El papel que ha jugado la deuda viene de lejos, pero sigue teniendo vigencia en el siglo actual. La crisis de deuda soberana de 2010 y las reglas fiscales que trajeron las políticas de austeridad son muestra de ello. Aunque el sistema deuda, en su origen, hace referencia a los países de la periferia global, este sistema también ha afectado a los países más desarrollados económicamente. Entre los países del sur de Europa, entre otras cuestiones, ha servido para disciplinar a Estados y asentar la gobernanza neoliberal.
En la actualidad, la deuda adquiere especial relevancia. Recordemos que la pandemia puso en jaque al sistema sanitario y la falta de recursos económicos quedó de relieve. El endeudamiento fue la opción tomada por los gobiernos para reducir los efectos negativos de la crisis, pero también hizo que los pasivos de las administraciones públicas se disparasen de forma acusada. Es cierto que la deuda pública estuvo fuera del foco durante ese tiempo, pero una vez que ha terminado la crisis del covid y se ha dado por finalizado el periodo de suspensión de las reglas fiscales en la Unión Europea, vuelve a ponerse en el punto de mira.
Es importante señalar que a pesar del crecimiento sostenido y el aumento de la recaudación de los últimos tres años (en gran medida consecuencia de la elevada inflación), nos encontramos en unos niveles de deuda muy por encima del nivel previo al covid-19. Esto se produce en un entorno de crisis multidimensional (económica, clímatica y geopolítica), con unas previsiones de crecimiento nada halagüeñas y las necesidades sociales en aumento. De forma que cuadrar las cuentas públicas se va a convertir en un rompecabezas para las administraciones públicas.
En este informe vamos a realizar un análisis desde distintas perspectivas. Por un lado, desde un enfoque global, una denuncia de los fines y resultados del sistema deuda en el sur global, y también, otra desde el marco Europa-Estado y lo que ha supuesto estar dentro de la zona euro y la Unión Europea. Además de la lectura y el análisis de estas perspectivas, su objetivo también es realizar un análisis crítico y riguroso basado en datos de la situación concreta de la actualidad.
El propósito del informe es poner la deuda en el centro del debate, una cuestión relegada a un segundo plano, pero que no cabe duda de que debería ser uno de los elementos centrales en el discurso político de izquierdas. De modo que este informe pretende ser una aproximación a la reflexión y comprensión de la maquinaria construida en torno a la deuda. Por ello requiere necesariamente de una mirada que nos situará en la la segunda mitad del siglo XX y nos transportará hasta la actualidad. Realizando un repaso de la crisis de 2008 y posteriormente de la década post crisis, para acabar analizando la nueva crisis de deuda global y el nuevo marco de gobernanza europea, que indudablemente tendrá sus consecuencias en la clase trabajadora de todo el continente. Finalmente, proponemos una serie de alternativas, que contribuyen a un cambio de paradigma de la situación actual.
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