La directiva de retorno esconde más que racismo y odio al inmigrante, veamos. El capitalismo está hundido en una inevitable crisis de funcionamiento sistémico, esto lo obliga a intentar distintas maneras de conjurar los demonios que surgen de las contradicciones propias de su modo de producción. Éstas, cada vez mas profundas y continuas, crisis económicas, […]
La directiva de retorno esconde más que racismo y odio al inmigrante, veamos.
El capitalismo está hundido en una inevitable crisis de funcionamiento sistémico, esto lo obliga a intentar distintas maneras de conjurar los demonios que surgen de las contradicciones propias de su modo de producción.
Éstas, cada vez mas profundas y continuas, crisis económicas, hacen que las áreas de conflicto sean, en apariencia, disímiles y generalizadas. No solo se debe prestar atención a la resolución de los conflictos propios del modo de producción capitalista – propiedad cada vez más concentrada de los medios de producción y una producción y distribución de mercancías que luchan entre el restringido cerco del capital y la socialización creciente de ellas. También y de manera más dramática, las crisis se imponen dentro de la esfera social, trastocando y descubriendo las verdaderas relaciones entre los ciudadanos.
El capital requiere para su acrecentamiento, la utilización de la fuerza de trabajo y esta solo radica en el ser humano, su explotación intensiva y extensiva produce inmensa riqueza que se va concentrando, antaño en manos de burgueses individuales, actualmente en Estados-corporaciones, repartidos alrededor del mundo, pero cuyo centro se encuentra dentro de los países que integran el sistema imperial de dominación y explotación mundial.
Una vez que el sistema capitalista se emplea a su máxima capacidad, produce y comercia todo, saturando los mercados nacionales y mundiales con mercancías y especulación por doquier. En este momento crítico las mercancías se vuelven superfluas y junto a ellas la fuerza de trabajo, vale decir, quedan sobrando – en el ámbito económico- el trabajo y el trabajador.
No es de extrañar que bajo este ambiente de fractura económica, donde sobran mercancías; las corporaciones como expresión del sistema imperialista mundial, se planteen regular la circulación y uso de todos los elementos que han contribuido al colapso, por este motivo, se van imponiendo leyes proteccionistas del entorno económico y dentro de este el referido a la fuerza de trabajo. El capital es incapaz de emplear a toda la población en edad productiva, pero también es incapaz de garantizar a la que se encuentra ocupada las mejores condiciones para su sustento y reproducción; en general el trabajador se encuentra sumido en la escasez, en particular, las mayores penalidades las padece el trabajador inmigrante entre otras razones, porque es la mano de obra más barata proveniente de países víctimas de la división internacional del trabajo, donde existen países exportadores sumidos en la indigencia y países importadores que imponen su dominio político, económico y social.
Para el capitalismo, las personas son solo un elemento más de toda la maquinaria productivo-financiera, y su control pasa por la regulación de su crecimiento vegetativo y migratorio. La Europa occidental se condenó a si misma al conformarse como una sola entidad administrativa, ya que al concentrar toda la actividad productiva, financiera y comercial, se echó sobre sí el resto del continente oriental, junto a Asia y África, países que se encuentran privados de los elementos mínimos para su supervivencia. Quedándoles a sus habitantes como única alternativa, migrar hacia la Europa que posee los recursos y medios de subsistencia.
Europa está inundada de inmigrantes que no tienen otra cosa que ofrecer más que su fuerza de trabajo, habilidad que contradictoriamente, sirve para acrecentar capital para las corporaciones y miseria para sí mismos. Es el propio modelo de desarrollo inequitativo el que genera el fenómeno de abundancia y miseria, siendo los trabajadores en general y los migrantes en particular, las primeras víctimas de las crisis capitalista.
La directiva de retorno no es más que el empeño de colocar un dique, por el lado de la fuerza de trabajo, del trabajador desvalido, a la desaparición creciente de recursos económicos y a la superproducción de mercancías, ahora inútiles. Se busca limitar el exceso de trabajadores en vista de la crisis creciente de capital.
La directiva del retorno es la expresión jurídica, social del conjunto de relaciones capitalistas e imperiales de explotación y dominación impuestas al mundo, y la verdadera cara, del capital hacia el ser humano. Existe para aquel, solo como elemento contable, suceptible de ser deducido para equilibrar los ingresos de capitales.
La directiva de retorno, coloca sobre la mesa el carácter excluyente, discriminatorio y opresivo del sistema sobre el cual se sustenta la producción, distribución y consumo del mundo; dentro del sistema de relaciones de clase, el eslabón mas débil dentro de un país, lo constituye los inmigrantes, porque además de conformar a la clase de los explotados, son el grupo humano con menos derechos y raigambre dentro de los países.
La directiva del retorno no solo pone de manifiesto, el carácter fascista, xenófobo y discriminador, también expone de forma clara y sin cortapisas la finalidad colonialista y exterminadora del capitalismo en su fase imperialista: los países de la periferia son útiles en tanto acrecientan capital y contribuyen a su concentración, una vez se llega a este cometido y se generan las crisis económicas, se les aplica todo el rigor de la política de las corporaciones: restricción para el acceso, penalización y reducción de personal y desecho de mercancías para paliar la crisis a costa del hambre y miseria de la humanidad.
Una vez más se les presenta a los trabajadores y explotados en general, la tarea ineludible de transformar el actual régimen de producción y propiedad que rige bajo el capitalismo, no hacerlo es caer victimas, más temprano que tarde, de la crisis y quiebre del sistema de vida en el planeta.
¡El socialismo es la única vía para planificar y resolver los conflictos producidos por un modo desigual y explotador del ser humano!