Recomiendo:
0

La dominación de las ciencias

Fuentes: Rebelión

1. PRESENTACION El presente ensayo surgió posterior a una conferencia sobre «Políticas ambientales en la región centroamericana», organizado en febrero del 2004 en Ciudad de Guatemala por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales -FLACSO sede Guatemala-. En ese panel surgió la idea de las ciencias dominantes y las ciencias dominadas, idea que fue ventilada por […]

1. PRESENTACION

El presente ensayo surgió posterior a una conferencia sobre «Políticas ambientales en la región centroamericana», organizado en febrero del 2004 en Ciudad de Guatemala por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales -FLACSO sede Guatemala-. En ese panel surgió la idea de las ciencias dominantes y las ciencias dominadas, idea que fue ventilada por los participantes en el evento. De hecho, la perspectiva del análisis está traicionada por la experiencia de años, en la cual nos vimos siempre subyugados a ciencias que tenían dificultad de aprehender el problema ambiental.

El artículo tiene como objeto, identificar la temática de la crisis de las ciencias, las limitaciones de la economía de poder enfrentar responsablemente el problema del deterioro de la biosfera y enunciar cuales podrían ser los puntos importantes a trabajar en el futuro inmediato y mediato. No se pretende agotar el tema, ni mucho menos, solamente poner a disposición de académicos, estudiantes, políticos y técnicos el avance en el tema y la necesidad de tratar está problemática de manera seria y sistemática.

En principio, se plantea el enfoque de la dominación de las disciplinas como enunciado general para la discusión, pero este fenómeno es tan evidente que no es necesario de mucha argumentación para justificarlo. En seguida, se establecen algunas de las rupturas más importantes que ha vivido la historia de las ciencias económicas; que siguen vigentes y afectan irreversiblemente el ambiente y los recursos naturales renovables. Posteriormente se intenta categorizar las diferentes vertientes que han surgido para tratar de contribuir a la resolución de la problemática ambiental, las que se agrupan en cuatro: ecología política, economía ambiental, economía ecológica y política económica para el ambiente; por último, se exponen algunas conclusiones.

2. CIENCIAS DOMINANTES Y CIENCIAS DOMINADAS

Al identificar la gravedad de la situación mundial, nacional y local con respecto al tema ambiental, nos preguntamos: cual debiera ser nuestro accionar? En principio, desde hace tres décadas nos debatimos en el diagnóstico de la problemática ambiental y se identificaron serios problemas sobre nuestros métodos de producción y de consumo.

Los límites del crecimiento (Meadows, et al. 1972) pero también otros escritos manifestaron sus dudas sobre la capacidad biofísica del planeta de mantener el modelo de crecimiento económico de aquel entonces. Una vez identificada la magnitud del problema hubo la iniciativa en abordar con la instrumentación existente la resolución de los problemas ambientales, y surge la Economía ambiental (Pearce, 1976), como una disciplina de la economía para identificar instrumentos para resolver el problema. Y finalmente se cuestiona, sí las alternativas -en ese momento- eran las más adecuadas?

Podríamos definir que las ciencias dominantes son todas aquellas disciplinas cuya «racionalidad» afectan directa y decisivamente a la colectividad y los individuos y a su entorno, pero también poseen una dominancia sobre otras disciplinas como lo son los instrumentos de toma de decisiones, para la colectividad y para el individuo. En ese contexto, entre las más destacadas existen dos disciplinas dominantes, primero la economía y segundo las ciencias jurídicas. Basados en la economía se forja la política macroeconómica, que afecta las tasas de interés, el tipo de cambio, y los ingresos y egresos de una nación y estas variables tiene un efecto directo en la población en los individuos y en su entorno.

En el caso de la economía, su «racionalidad» afecta en lo macroeconómico a partir de la política cambiaria y crediticia; y afecta colectivamente a través de la ejecución del presupuesto de egresos e ingresos de una colectividad. Pero también en el campo macroeconómico afecta la asignación de los recursos de los agentes económicos.

De la misma manera, a partir de las ciencias jurídicas se norman las relaciones entre individuos y de éstos con su entorno; es decir, norma también el acceso al bienestar de un conglomerado social. De hecho, se puede plantear que estas dos ciencias dominantes son hasta «cómplices». Sin embargo, en el presente artículo nos centraremos exclusivamente en la dominancia de la economía.

3. LA DOMINANCIA Y SUS RUPTURAS

El problema de la dominancia de las disciplinas, no es la misma dominancia, sino que la dominancia se encuentra sustentada en bases relativamente frágiles para lograr el desarrollo sostenible. Existen una serie de rupturas de la economía que dificultan que está disciplina pueda conllevar a procesos de desarrollo sostenible. A saber, la primera ruptura se refiere a las preocupaciones de Thomas Malthus sobre las limitaciones de la biosfera -aunque el no tratare ese concepto eso se refería- de abastecer de alimentos a una población creciente. A este respecto, Jean Batiste Say afirmaba «las riquezas naturales son inagotables ya que, de no ser así, no las obtendríamos gratuitamente. Al no poderlas multiplicar ni agotar, no constituyen objeto de las ciencias económicas» ya Meadows y colaboradores señalaron con cierto detalle, las limitaciones que tiene la biosfera de abastecer a la humanidad con los ritmos de crecimiento de los países desarrollados.

La segunda ruptura es con relación a la teoría del valor, la que se inicia con David Ricardo denominada teoría valor-trabajo- que es adoptada en su parte estructural por Marx y sus seguidores. En este sentido, la teoría valor-trabajo no asigna un valor intrínseco a los recursos naturales, sino el valor está determinado por el trabajo humano. Dicha ruptura plantea un problema sobre la sustitución de ecosistemas naturales a ecosistemas menos durables producto del «poco» valor de los ecosistemas naturales. Si bien ha existido en el mundo y en la región mesoamericana un avance sustantivo en cuanto a los métodos y a los mismos estudios de valoración, estos hallazgos solo plantean una aproximación a los valores monetarios que se deberían pagar por el acceso y uso de los mismos. Pero el tema medular es quienes o quien está dispuesto a pagar por lo que los estudios de valoración afirman.

La tercera ruptura se encuentra vinculada con la anterior, alrededor de los equilibrios planteados por Wilfredo Pareto, donde: «en virtud del mecanismo de los precios, por un lado, y de restablecimiento automático de la balanza comercial, por otro, el mercado propende siempre al equilibrio, tanto a escala nacional (ley de mercados) como escala internacional (restablecimiento automático de la balanza). Pero solo el término de precios contraviene con muchos elementos del desarrollo sostenible. Además los equilibrios se plantean a partir de un supuesto mercado perfecto, el cual, si tiene dificultades de existir en las sociedades desarrolladas, en nuestros pobres países o países pobres no tiene ni la más mínima probabilidad de existir, por el hecho de nuestros débiles sistemas de administración de la justicia, que no pueden lograr que las normas y regulaciones se cumplan.

Por último, el tema de los indicadores utilizados para la asignación de recursos, estos son, erráticos para el ambiente, tanto los macroeconómicos como los microeconómicos. En el caso de los indicadores macroeconómicos, está demostrado que los indicadores que guían las asignaciones de recursos, no toman en cuenta los activos naturales, pero tampoco los impactos negativos y positivos de los recursos naturales. La variación anual del Producto Interno Bruto, sigue siendo la principal variable para la toma de decisiones de una nación, tanto por los propios países como por los organismos multilaterales de financiamiento como por los organismos de vigilancia y certificación de las economías nacionales. Como es el caso del Fondo Monetario Internacional -FMI-. Por ejemplo, en Guatemala, por mantener un déficit fiscal con respecto al PIB, se deja de invertir en la conservación de la base de los recursos naturales.

Por su parte, los indicadores que determinan que los agentes económicos se vuelquen a actividades, tampoco se vinculan con el desarrollo sostenible. El valor actual neto, la relación beneficio/costo y la tasa interna de retorno, poco o nada tienen que ver con el desarrollo sostenible.

Se puede afirmar que la economía se ha basado en dos dialécticas, a saber; a) ahorramos para el futuro o gastamos ahora y; b) beneficiamos al individuo o beneficiamos a la colectividad, los cuales no son matemáticos, como nos han querido mostrar, sino son eminentemente morales. Es posible, entonces, que el aporte de Sen (2001) tenga mayor actualidad en este contexto, quien afirma que existe un distanciamiento entre ética y economía que caracteriza el análisis económico moderno y que convierte a esta última en una ciencia de la mera asignación eficiente de los recursos, aparentemente neutra respecto a criterios éticos. Partiendo del principio de que las condiciones de racionalidad de un grupo influyen sobre el comportamiento real de sus miembros, sin merma alguna de su racionalidad individual, el autor defiende la idea de que la economía puede ser más productiva como ciencia social, teniendo en cuenta de manera explícita las consideraciones éticas que afectan la conducta humana.

4. PERSPECTIVAS DEL DESARROLLO SOSTENIBLE BAJO LA DOMINANCIA

Como se afirmó en 1994, posiblemente estamos en el albor de la crisis más importante de las ciencias, y es que el objeto de estudio cambió. Si bien es cierto, la revolución industrial indujo a la especialización de las ciencias y de las técnicas, la problemática ambiental contribuyó a el cambio del objeto de estudio, que si bien en ese momento era parcial, ahora el objeto de estudio es global, incluye las relaciones intraespecíficas de la especie humana, y el vinculo de estas relaciones con su entorno, pasando por la técnica. Esta crisis de las ciencias, tomando en cuenta que los objetos de estudio se convirtieron en uno solo, tiene ya efectos irremediables que hay que enfrentar.

En este contexto, surgieron varios caminos, entre los que destacan; la ecología política, la economía ambiental, la economía ecológica y la política económica para el ambiente. Aunque se entrelazan y tienen vínculos, son caminos que han sido independientes.

a) Ecología política: en este camino entran todos aquellos actores que utilizando la resistencia al sistema, se oponen a las formas actuales de producción y consumo y sus aportes han sido el activismo político en contra del actual sistema. No necesariamente son radicales, sino simplemente, grupos de individuos que están conscientes que tienen que hacer algo por salvar el planeta y que se unen para manifestarse en contra de la situación.

b) Economía ambiental; como una rama de la economía la describe con mucha claridad Jacobs (1995) quien afirma «que la mayor parte de los trabajos académicos hechos sobre economía ambiental, pueden describirse como esfuerzos por incorporar, al marco convencional o «neoclásico» del análisis económico el medio ambiente. Este es percibido como un conjunto de bienes de consumo (productos y servicios) avaluados, como otros productos y servicios por individuos de la sociedad; sin embargo, en virtud que los bienes de consumo del medio ambiente están en general al alcance de todos en forma gratuita, este valor usualmente pasa sin ser reconocido». Kolstad (2001) por su parte define a la economía ambiental como la ciencia que trata precisamente del efecto que tiene la economía en el medio ambiente, la importancia del entorno ambiental para la economía y la forma apropiada de regular la actividad económica, de tal manera que se logre un equilibrio entre los objetivos ambientales, económicos y otros de tipo social. Por lo que se puede concluir que la economía ambiental está tratando de resolver los problemas generado por las actuales formas de producción y consumo con mecanismos convencionales de la economía; y uno de sus instrumentos preferidos es la modelación.

c) Economía ecológica: la economía ecológica, plantea la reconstrucción de la economía, reconstrucción que busca rescatar los su fines originales de dicha disciplina; definida como la ciencia que estudia los métodos más eficaces para satisfacer las necesidades humanas materiales, mediante el empleo de bienes escasos (Real Academia Española). El listado de los autores que han contribuido a la «reconstrucción» la economía es extenso, pero los más destacados a los que hemos tenido acceso son tres; René Passet, Hernan Daly y Joan Martínez Allier. La reconstrucción pasa por repensar, la doctrina, los enfoques, los métodos de análisis, los instrumentos -incluyendo los indicadores- pero por sobre todo, los dogmas. Si bien es cierto, está revisión se inició desde hace tres décadas y su adopción como una realidad está lejos de ser un hecho, los aportes si ponen en entredicho la mayor parte de los principios y métodos que aplicamos hoy día, por lo menos, los países pobres.

d) Por último se encuentra la Política Económica para el Ambiente: está representado en todas aquellas decisiones de política pública con el objeto de proteger el ambiente. De hecho son intervenciones del Estado para corregir las fallas del mercado. De hecho, en Guatemala ha sido el camino que ha generado los efectos de mayor impacto positivo para el ambiente, sobre todo, cuando estas decisiones se han traducido en instrumentos financieros para fomentar y apoyar el tema ambiental.

5. CONCLUSIONES

Aunque todavía parece estar difusa, la crisis de las ciencias es una realidad, sabiendo que el objeto de estudio cambió producto de la gravedad de las problemática ambiental y su relación con el desarrollo sostenible. Parece ser que esta crisis tendrá sus impactos, primeramente en las ciencias sociales y fundamentalmente en la economía, que está teniendo dificultades de enfrentar los nuevos desafíos de la humanidad.

De hecho, el que sea la economía la que está en «tela de juicio» se debe fundamentalmente en su dominancia sobre otras disciplinas, y que en principio pareciera la «culpable» de muchas de las incongruencias que plantea el desarrollo, sobre todo para los países pobres. Sin embargo, no es necesario profundizar sobre los argumentos que se plantea como una ciencia dominante; y en su calidad de dominante, tiene que responder de alguna manera.

El problema se agudiza en la medida que siendo una ciencia dominante, tiene rupturas que componen su desarrollo, que la hacen vulnerable. Temas como lo infinito de los recursos naturales, teoría del valor, los precios, los indicadores macro y micro económicos plantean, de que las ciencias dominantes tienen serias dificultades de conducir el desarrollo sostenible.

Por último, los esfuerzos que se ha hecho para corregir los desequilibrios entre la economía «tradicional» y no tradicional para resolver la problemática son loables y complementarios, la clave es sí temporalmente, tendremos el tiempo para revertir -con esos instrumentos- la tendencia que plantea la degradación ambiental? En este sentido, de inmediato lo más efectivo ha resultado ser la administración de la Política económica a favor del ambiente, es decir, en concreto, una mayor asignación a la temática ambiental por parte de los Gobiernos centrales.

BIBLIOGRAFIA

Jacobs, M. (1995). Economía verde. TM Editores & Ediciones Unidas. Colombia. Pag 18.

Kolstad,Ch. (2001). Economía ambiental. Oxford University Press. Trad. Josefina Aldana Alfonso. México.458p.

Meadows, D. L. (1972). The Limits to Growth. Massachusetts Institut of Technology. Cambridge. New York.

Passet, R. (1996). Principios de bioeconomía. Fundación Argentaria -Visor Distribuciones. Madrid, España. 325p.

Pearce, D.W. (1976). Environmental economics. Longman Group Limited. London.

Say, J.B.(s.f.) Cours d´Economie Politique Pratique. 3a. edición.

Sen, A. (1991). Sobre ética y economía. Alianza Editorial. México. 152 p.