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La economía en la sombra y el negocio de los billetes de Bs.100

Fuentes: Aporrea

Gran parte de la comprensión de los fenómenos económicos tiene que ver fundamentalmente con la estructura epistémica desde la cual se trata de entender y explicar dichos fenómenos. Hablar de economía como ciencia económica nos conduce a una postura arrogante donde en el trasfondo del asunto, se plantea que la misma tiene un estatus científico […]

Gran parte de la comprensión de los fenómenos económicos tiene que ver fundamentalmente con la estructura epistémica desde la cual se trata de entender y explicar dichos fenómenos. Hablar de economía como ciencia económica nos conduce a una postura arrogante donde en el trasfondo del asunto, se plantea que la misma tiene un estatus científico superior y distinto de las demás disciplinas sociales, cuando la verdad verdadera es que no es, ni será así. En este sentido, la economía es, antes que nada, una disciplina de las ciencias sociales, por lo tanto es histórica y política.

Desde esta visión, nos referimos a la política como la capacidad que se tiene para influir en las decisiones de los otros, en función de los intereses que se defienden, es decir, es el ejercicio del poder desde una perspectiva de clase. En este sentido, vivimos en un sistema capitalista definido no por la mera existencia de personas o empresas produciendo para un mercado con el objeto de obtener una ganancia, ya que, como dice Immanuel Wallerstein en su libro Análisis de Sistemas – Mundo, tales personas o empresas han existido por miles de años a lo largo o ancho de la tierra, mucho antes de que existiera el sistema capitalista como tal. Entonces, estamos en presencia del sistema capitalista, cuando en el centro medular de su concepción está la lógica incesante de la reproducción y acumulación del capital, por lo tanto, quien ose actuar con un comportamiento diferente a la prioridad que debe tener la acumulación y reproducción del capital, es castigado y en última instancia anulado de la escena social. A esta lógica se corresponde una cultura que se ha hecho hegemónica y nuestro país no escapa a ella.

La actuación diferente conlleva irremediablemente a una confrontación o cómo podríamos denominar en el plano económico, a una «guerra económica», que dicho sea de paso, la misma existe y se presenta también entre sectores que operan bajo la lógica del capital para maximizar sus ganancias. Son las contradicciones naturales que se dan a lo interno del sistema. En síntesis, el propio sistema opera en una permanente contradicción tanto interna como externa, situación que no es nada nueva ni se eliminará porque simplemente denunciemos su existencia. Lo que si nos parece novedoso y condenable desde una perspectiva revolucionaria, es que bajo el argumento de la «guerra económica», se pretendan esconder los intereses de las élites de poder que igual representan y expresan la cultura del capital, así como errores y debilidades en la conducción de la política económica que está afectando de forma criminal las condiciones de vida digna del pueblo venezolano. Es decir, no es que el sector empresarial comenzó desde hace tres años a operar bajo una cultura diferente, que busca afectar o sabotear la gestión de gobierno y forma parte de la «guerra económica», no. De lo que se trata es que existen razones objetivas y subjetivas como fuerzas, que operan de forma sinérgica o contraria y que responden a la cultura del capital, ocupando los espacios que le permitan ocupar para actuar en consecuencia. Sería una enorme estupidez pedirle al capital que actúe de forma distinta a su naturaleza.

Bajo estas premisas tratamos en el presente documento de responder a la pregunta que en días pasados se hiciera Pascualina Curcio en el documento que publicara en Aporrea cuyo título es ¿Entonces, dónde estaban los billetes de 100 bolívares? Documento éste con el cual tenemos profundas diferencias y las trataremos de explicar aquí.

Lo primero que denuncia y afirma Curcio es que estamos en presencia de una «guerra económica» cuya modalidad es la «escasez programada del efectivo siendo más notorio desde mediados del 2015». Pues bien, debemos responderle a la colega que no se puede continuar hablando de «guerra económica» porque seguiríamos cometiendo el error de esconder los problemas estructurales que tiene la economía venezolana puestos en relieve a raíz de la significativa caída de los precios del petróleo y, que dichos problemas, están potenciados por los propios errores, visiones e intereses grupales que tienen quienes vienen conduciendo la política económica del país. Por otra parte, queremos dejar sentado que nuestra valoración no pretende exculpar de responsabilidades al sector empresarial, solo que mientras se siga hablando de «guerra económica» como causa fundamental de la crisis de carácter societal que embarga a nuestro país, nunca habrá disposición a revisar críticamente los errores y mucho menos salirle al paso a las mafias que se han enquistado (nuevos y viejos actores) en el Estado, expoliando la riqueza nacional. Sencillamente no habrá disposición a cambiar.

Segundo, el traslado de los billetes de 100 hacia Colombia y consecuentemente la escasez del efectivo en manos del público, que condujo a la utilización de establecimientos comerciales distintos a la banca para la adquisición de los mismos, es un fenómeno que viene ocurriendo desde aproximadamente dos años (2) años[1], dando como resultado la instalación de una «economía en la sombra»[2] cuyo negocio se fue desarrollando no solo en los estados fronterizos como Táchira o Zulia, sino también en el resto del país. Esta situación en cierta forma tiene su explicación en la pérdida importante del poder adquisitivo de nuestra moneda, lo que ha ido conduciendo progresivamente a la existencia de una mayor rotación del dinero en manos del público y a una poca capacidad (por la pérdida real del valor fiduciario del dinero versus costos de traslado) por parte de la plataforma financiera bancaria, para la reposición oportuna y eficaz del dinero en su red operativa (agencias, cajeros automáticos) aunado a una supervisión muy laxa de la gestión financiera bancaria por parte del Estado (Sudeban). Debemos aclarar aquí, que el sector financiero bancario no es santo de nuestra devoción, pero siendo coherentes con la búsqueda de una explicación lo más objetiva posible del fenómeno, tenemos que tener una visión sistémica y compleja de dicha situación, lo que nos obliga a mirar las múltiples variables que están incidiendo sobre el problema, así como sus posibles interrelaciones.

Para nadie es un secreto que nuestras fronteras con el hermano país colombiano, es y ha sido objeto de una importante actividad comercial y delictiva, donde actúan y se benefician diversos actores incluyendo un tejido social popular, que hace sumamente complejo el control por parte de un Estado que también sufre de una anomia, atrapado y potenciado por grupos de poder que hacen grandes negocios a costa de las precarias condiciones de vida del pueblo venezolano, comprometiendo seriamente los referentes y la viabilidad política de cualquier proyecto nacional.

Ante la pregunta: dónde están los billetes de 100?, la respuesta no es tan simple como la que se pretende explicar a través de la denominada «guerra económica». En este sentido, queremos referirnos al conjunto de variables que inciden y que están incidiendo en dicho supuesto «acaparamiento programado de los billetes de 100 bolívares», por lo tanto, la solución a la crisis de poca circulación (se habla del 50%) de estos billetes, no se puede responder con un simple mecanismo por demás perverso para la población, en una época muy sensible como lo es las festividades decembrinas y máxime en el marco de un año de mayor profundización de la crisis. Nos referimos, concretamente, a la decisión que tomó el Ejecutivo Nacional de desmonetizar de un solo plumazo (tres días, aunque luego como producto de la presión social y de los propios errores en la implementación del nuevo cono monetario, tuvo que extender la medida) la significativa cantidad de billetes de cien que circulaban en la economía. Veamos cuales son los factores que están incidiendo y que, a nuestro modo de ver, son los problemas medulares que siguen y seguirán vigentes, a menos que se definan estrategias distintas, y como es obvio, no se resuelven con solo tomar una medida ejecutiva de sacar de circulación a los billetes de 100. Concretamente nos referimos a la significativa y progresiva pérdida de poder adquisitivo que ha venido teniendo nuestra moneda y los diversos mecanismos que en el marco de una economía de mercado se desarrollan para garantizar la lógica de reproducción del capital.

Como se sabe, una de las manifestaciones de la crisis es la pérdida de confiabilidad en las monedas y su repercusión sobre las transacciones de quienes las usan, en nuestro caso las causas están en los propios problemas estructurales que tiene la economía venezolana, potenciados por las visiones y decisiones que en el plano de la coyuntura política y de la política económica se han venido ejecutando, dando como resultado la creación de condiciones objetivas para el desarrollo de una «economía en la sombra» en la cual vienen conviviendo de forma delictiva diversos grupos de poder.

Ante la pregunta: ¿dónde están los billetes? La respuesta es: los billetes están circulando en la economía venezolana y en la frontera, son los mismos que se utilizan para adquirir dólares en la frontera con Colombia y son los mismos que se utilizan para soportar el contrabando de extracción de todo tipo, en especial de bienes y combustible, y esto lo sabe el Gobierno, por lo tanto ante la medida de sacar de circulación al billete de cien y cerrar la frontera, se busca de manera efectista matar a dos (2) pájaros de un solo tiro, es decir, quemar liquidez (liquidez ésta que incrementó el Gobierno durante el último trimestre del año) y buscar quitarle la presión al tipo de cambio paralelo. Los efectos que se buscan con dichas medidas serán de carácter temporal ya que las variables que están incidiendo negativamente sobre el desempeño económico del país siguen, como dice un dicho popular, «vivitas y coleando». Pero veamos con mayor detalle a que nos referimos.

La Economía del Capital Actúa sobre la Base de las Oportunidades.

Si revisamos la actuación en los últimos años de un ente tan importante en materia económica para el país, como lo es el Banco Central de Venezuela, nos percataremos que este ha venido cediendo espacios en términos del suministro de forma veraz y oportuna de información sobre el comportamiento de las principales variables macroeconómicas, donde por lo visto, ya no está obligado a lograr su objetivo principal como lo es el de alcanzar la estabilidad de precios y preservar el valor de la moneda. El BCV hoy en día es un ministerio más[3]. Este débil perfil institucional que tiene el BCV, le ha ido restando credibilidad y ha dado pie para que el espacio cedido lo ocupen otros actores, que obviamente «arrimando la brasa a su sardina», han venido posicionándose e incidiendo sobre las matrices de opinión y las expectativas que se formulan sobre el comportamiento de la economía venezolana y sus perspectivas en el futuro inmediato, lo que ha dado pie, en cierta forma, para la consolidación en términos de credibilidad del mercado cambiario paralelo.

El Mercado Cambiario Paralelo y los Factores Coyunturales que Inciden en su Comportamiento.

En referencia al mercado cambiario de Venezuela para comprenderlo en mejor medida, debemos tomar sus distorsiones más importantes, en la actualidad representado por «Dolartoday». Como sabemos, durante varios años este viene generando, en cierta forma, algunos dolores de cabeza a los principales decisores del país. Una de las razones fundamentales, es porque lo han visto como una causa y no como lo que realmente es, una consecuencia del fenómeno monetario, cambiario y del ámbito político. Como es natural, al no comprender la esencia de su naturaleza difícilmente se podrá diseñar y aplicar una estrategia que busque resolver el problema atacando a la raíz. Para lograr una mejor compresión de las circunstancias actuales que actúan sobre este indicador, trataremos de hacer énfasis en los patrones de comportamiento que ha mostrado el Dolartoday durante los últimos meses.

Comenzaremos nuestro análisis hablando un poco de las estrategias económicas que el gobierno del presidente Maduro ha realizado en los últimos veintitrés meses. En lo que se refiere al 2015, una de las principales acciones en materia de política económica que se instrumentó, fue la creación del Sistema Marginal de Divisas (SIMADI). El SIMADI se comenzó a implementar el 27 de febrero del año en cuestión, una vez emprendida la medida el precio del dólar paralelo se incrementó más rápido que en los primeros dos meses de ese año (observar la gráfica 1). Como es lógico suponer, durante los dos primeros meses (enero-febrero 2015) se crearon expectativas en torno a la posible eliminación del control cambiario y las posibles medidas que tomaría el Ejecutivo Nacional, lo que nos lleva a inferir que se originó un compás de espera, que generó una leve variación del dólar paralelo. No obstante, una vez anunciado y puesto en funcionamiento el SIMADI durante los meses posteriores, es decir, entre marzo a agosto de ese mismo año, se observa un incremento del diferencial entre SIMADI y el Dolartoday de tal magnitud que el segundo llegó a superar en un 300% al primero.

En agosto de 2015, el presidente Maduro anuncia el cierre de la frontera con Colombia (21 de agosto del 2015), esta medida tuvo un impacto muy importante en el comportamiento del precio del dólar paralelo, ya que como se puede observar, para inicios del mes de octubre hasta diciembre de ese mismo año, su valor en términos absolutos se mantuvo estable en torno a los 800 Bs/$, aunque también vale la pena mencionar que en esos meses el panorama político del país estaba muy movido como producto de la campaña electoral para diputados a la Asamblea Nacional. Luego como se puede observar, durante el primer trimestre del presente año, se generó un leve crecimiento del dólar paralelo llegando hasta valores de 1200 BS/$, para luego durante los siguientes meses (marzo-septiembre), presentar un comportamiento decreciente, hasta ubicarse por debajo de 1100 Bs/$.

GRÁFICA N° 1

Fuente: Dolartoday, elaboración propia[4].

Como hemos mencionado, durante gran parte del año 2016 el valor referencial del mercado paralelo podríamos decir que se mantuvo relativamente estable, a nuestro modo de ver, como producto en primer lugar de la decisión del cierre de la frontera con Colombia y en segundo lugar; con un aspecto que se vincula más al ámbito político, como lo fue el resultado electoral de diciembre del 2015. Esto último, relacionado con las expectativas que se generaron en torno a las decisiones que podía tomar, en términos políticos y económicos, la nueva Asamblea Nacional en su nueva conformación con una mayoría opositora.

Esta relativa estabilidad en el comportamiento del mercado cambiario paralelo, en la gráfica N°2 denominamos a este comportamiento como Etapa de Normalidad, se rompe cuando el Gobierno Nacional decide, durante los primeros días del mes de agosto del presente año, abrir nuevamente las fronteras con Colombia. Luego tenemos lo que hemos denominado como Etapa de volatilidad, la cual se inicia a partir del 13 de agosto cuando efectivamente se abre la frontera. Dicha etapa termina con un período de mayor crecimiento del dólar paralelo que hemos denominado Etapa Explosiva. El comportamiento del dólar paralelo durante esta última etapa, se relaciona con varios eventos. Por un lado, está el impacto que generó la política económica planteada a finales del mes de septiembre, denominada el Plan de Abastecimiento Complementario (PAC), uno de los esquemas de esta estrategia era la venta de productos en el territorio nacional por parte de empresas colombianas y brasileñas con el apoyo del Gobierno Nacional, lo que condujo a legitimar aún más la presencia del dólar paralelo (Dolartoday y Dólar Cúcuta) como indicador cambiario. El segundo evento (21 de octubre) fue la decisión del Consejo Nacional Electoral (CNE) de suspender la «recolección de huellas» paso previo a la realización del referéndum revocatorio o confirmatorio de la gestión de gobierno del presidente Maduro.

El efecto de estos eventos lo podemos observar en la Grafica N°2 (la misma se subdivide en dos gráficas, que por simplicidad la diferenciaremos como sub-gráfica superior y sub-gráfica inferior), allí podemos detallar que la pendiente constante de los precios de los marcadores no oficiales cambiaron a un crecimiento exponencial, esto se evidencia en las dos sub-gráficas, de hecho si nos detenemos en la sub-grafica inferior, allí se tiene el comportamiento del precio expresado en variación inter-diaria, mientras más grande es el diámetro de los círculos implica una mayor variación en comparación con el día anterior. En estas gráficas se evidencia que la apertura de la frontera con Colombia, la venta de productos emprendido por el PAC y la suspensión del referéndum revocatorio fueron eventos que presionaron el alza del dólar paralelo (Dolartoday y Cúcuta).

Gráfica N° 2

Dólar Cúcuta, Dólartoday, SIMADI

Los Billetes de 100 y la Explicación de que el Banco de la República de Colombia los está Comprando.

Como comentábamos anteriormente, en la frontera de nuestro país con Colombia se viene consolidando una «economía en la sombra» que utiliza a los bolívares como mecanismo de intermediación del contrabando de extracción y que a su vez, genera una centrífuga con la compra de dólares relacionados en gran medida con una permanente legitimación ilegal de capitales.

Esta situación nos lleva a tener que reafirmar que no tiene sentido decir que el movimiento de los billetes de 100 bolívares que se transan en la frontera, son adquiridos por el Banco de la República de Colombia, tal como lo señala en su escrito la profesora Curcio. En primer lugar analicemos el comportamiento de la variable macroeconómica que agrupa a la cantidad de billetes y monedas en manos del público, depósitos a la vista y depósitos transferibles en el país, es decir M1[5]. Si hablamos de la composición porcentual de las monedas y billetes en manos del público con respecto a M1, para el mes de enero del año 1997[6] ésta representaba el 21,15%, mientras que en octubre del 2016, según la última información estadística presentada por el BCV, las monedas y billetes en manos del público representaban el 9,59% de M1. Dicha menor proporción, es relativa ya que si observamos el Gráfico N°3, se evidencia que ha existido un crecimiento exponencial en M1 que se inicia entre finales del año 2010 y comienzos del 2011, lo que implica que la cantidad de monedas y billetes ha tenido en términos relativos, un menor peso en la composición de M1. Por otra parte, sabemos que el comercio por puntos de venta y por transferencias electrónicas ha ido, con el pasar de los años, creciendo. No obstante, sabemos que se han venido presentando dificultades para la disposición de efectivo a través de la plataforma operativa del sistema financiero bancario, aquí vale resaltar los factores, que a nuestro modo de ver, han sido los determinantes que han provocado la sensación en la economía de una escasez relativa de billetes:

  • ​El primer factor, está asociado a la política de control cambiario (la existencia de diferentes tipos de cambio) y la escasez relativa de divisas como producto de los problemas estructurales de nuestra economía rentística y de la fuga delictiva de capital, donde el único proveedor de divisas baratas termina siendo el Estado, por lo tanto, las contradicciones en el ámbito del capital, se sintetizan en la lucha por controlar y mantener el poder político institucional y por ende en las decisiones que en materia económica se definen y a quienes favorece[7].
  • El segundo, está referido al creciente contrabando de extracción de bienes en las zonas fronterizas de nuestro país, en especial el contrabando de combustible y de productos regulados que forman parte de la cesta alimentaria de las familias venezolanas. Dichas operaciones se han incrementado en términos cuantitativos y monetarios, lo cual con la pérdida de valor del bolívar se produce una mayor exigencia en el uso de los billetes de más alta denominación como lo es, por ahora, el billete de 100.
  • El tercer factor, tiene que ver con el fuerte proceso inflacionario que, entre otros, ha incidido en la importante pérdida de poder adquisitivo que viene experimentando nuestro signo monetario, lo que hace que exista una mayor rotación del dinero en manos del público, dificultando la reposición del mismo en forma oportuna por parte de la plataforma financiera[8]. La subida de los precios de los productos, incrementa la cantidad de dinero en circulación lo que conlleva a que la velocidad de circulación del mismo se acelere, existiendo un mayor número de transacciones con un valor nominal mayor que necesita el uso de más billetes y en especial de alta denominación. Como ejemplo trataremos de estimar con respecto a M1, el porcentaje que representa la cantidad de bolívares que mensualmente se utiliza en el territorio nacional con fines transaccionales. Partiendo de la información suministrada por el Instituto Nacional de Estadísticas (INE), para el tercer trimestre del año 2015, la población ocupada (sin discriminar sectores) ascendía a la cantidad de 13.120.758 personas, si consideramos que el salario mínimo es de aproximadamente Bs. 27 mil por mes, la economía necesita más de Bs. 354 millardos mensualmente para que gran parte de los trabajadores ocupados del país y su grupo familiar, puedan satisfacer sus necesidades de consumo básico, sabiendo que existen elementos que salen del análisis real, como por ejemplo: Los pensionados o jubilados, el pago de aguinaldos y las necesidades de una mayor cantidad de billetes en las etapas estacionales de la demanda agregada, entre otras, se tiene que la cantidad de bolívares que estimamos en este ejemplo, pudiera representar un 61,6% de la cantidad de billetes y monedas (M1) que existe actualmente fuera del sistema bancario, todo esto nos señala que, debido a la inflación una suma importante de los bolívares en efectivo se queda circulando en el país con fines transaccionales, lo que nos lleva a inferir que otra suma importante de bolívares es utilizado en las transacciones que operan en la frontera para el contrabando de extracción y la adquisición de dólares en el mercado paralelo.
  • El cuarto factor, se relaciona con el denominado Programa de Abastecimiento Complementario, donde empresas extranjeras (Colombianas y Brasileras) en sociedad con venezolanos, venden en bolívares, sin ninguna regulación y con la venia del Gobierno, productos importados, y como es lógico ante una política de control de cambios como la que existe en el país, estas empresas tienen que cambiar los bolívares a divisas, realizándolo en gran medida como ya mencionamos en el mercado paralelo, es decir, en la frontera donde luego esos mismos bolívares son utilizados en la compra de productos objeto del contrabando de extracción.

Gráfico N° 3

Comportamiento de M1 de Venezuela durante 1998-2016 (Noviembre)[9]

Fuente: BCV, elaboración propia.

Hasta este momento, hemos expresado suficientemente las razones por las cuales desde la visión de Venezuela no tiene sentido hablar que los billetes se desplazan desde la frontera hacia el Banco de la República de Colombia (BRC). Pero ahora, mencionemos las razones por las cuales desde Colombia tampoco tiene mucho sentido decir lo mismo. En la siguiente gráfica, se presenta el comportamiento de M1 de este país, la primera cuestión que debe llamar la atención es que, durante el mismo período en cuestión, el crecimiento de esta variable a diferencia del caso venezolano no tiene el mismo comportamiento exponencial. Por el contrario, durante el mismo período estudiado M1 se mantiene con un crecimiento constante y como es natural, se incrementa por razones estacionales durante los meses decembrinos, lo que nos lleva a inferir que difícilmente el BRC esté comprando bolívares pagando con pesos colombianos, de hecho la producción de monedas de 100 y 200 pesos aumento aproximadamente en un 40% y la de 500 pesos en un 31,9%, (ver cuadro número 1), cifras que para nada se corresponden a una emisión excesiva como podría ser el de comprar grandes cantidades de billetes de 100, tal como la profesora Curcio manifestó en su artículo que hemos estado comentando, cuando expresó que alrededor de 3.000 millones de billetes de Bs. 100 no están circulando en la economía venezolana, haciendo suponer que son adquiridos por el BRC y cambiados por pesos Colombianos, donde según la profesora, un (1) bolívar equivale a 296,46 pesos en Bogotá. Si esta afirmación fuese verdadera, el BRC tuvo que haber gastado un aproximado de 885mil millones de pesos colombianos para adquirir esa cantidad de billetes de 100 bolívares, esto sin mencionar toda la logística que implica tener que trasladar esa enorme cantidad de billetes desde la frontera hasta Bogotá, una cantidad considerablemente importante, que de ser cierta, este país debería estar pasando por una importante crisis financiera.

Adicionalmente, sería muy costoso para el BRC realizar ese tipo de canje (bolívares por su equivalente en pesos Colombianos), no tan solo por las razones anteriormente expresadas, sino qué ¿cuál podría ser el interés del BRC de comprar bolívares y beneficiar a las Casas de Cambio y a los contrabandistas atentando contra su propio patrimonio y contra la propia economía Colombiana?

Gráfico N° 4

Comportamiento de M1 de Colombia durante 2000-2016 (Agosto)

Fuente: BRC, elaboración propia.

Cuadro N°1

Producción de Monedas de Colombia 2009-2015

 

Fuente: BRC, elaboración propia, nuevo formato (NF)

Cuadro N°2

Producción de Billetes de Colombia 2015

Fuente: BRC, elaboración propia, nuevo formato (NF)

Por otra parte, en el Gráfico N°5 se puede apreciar que Colombia mantiene reservas internacionales estables, cercanas a los 50 millardos de dólares. Por lo tanto, en el hipotético caso de que el BRC o cualquier otro banco central derrochara sus recursos de manera irracional, provocaría, entre otros aspectos, una serie de efectos nocivos para su economía, tales como: a) una posición riesgosa frente a los mercados internacionales, es decir su capacidad de compras de bienes, la capacidad de pago de deudas se podría ver seriamente comprometida, b) se afectaría su solvencia para pedir financiamientos y la posición de sus inversiones se debilitaría frente al mercado internacional, c) dado lo anterior la confianza tanto nacional como internacional en su moneda se perdería, d) de igual modo, provocaría que su moneda no sería utilizada como reserva de valor, medio de cambio, ni medida de valor, y los inversionistas cambiarían el destino de sus capitales. Todo ello, pudiera llevar a Colombia a un proceso inflacionario transitorio o incluso permanente afectando de igual modo el crecimiento de su producción.

Gráfico N° 5

Reservas internacionales de Colombia vs Reservas Internacionales de Venezuela

Fuente: BCV y BRC, elaboración propia.

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[1] Quienes suscriben vivenciaron en julio del 2014, la existencia de dicho fenómeno en la ciudad de Barinitas en el Estado Barinas.

[2] Termino que utilizamos para denominar a la dinámica económica que existe al margen de cualquier tipo de regulación y control, asociada fundamentalmente a las actividades delictivas.

[3] Revisar la última modificación de la Ley del BCV de fecha 30/12/2015

[4] La fecha de este cuadro a diferencia de los demás se lee Mes/Día/año.

[5]De acuerdo con el ABC Económico del BCV, M1: es un Agregado monetario compuesto por monedas, billetes y depósitos en cuenta corriente en poder del público, también denominado circulante. Es el tipo de dinero que se utiliza directamente en las transacciones, por lo que se le denomina dinero transaccional.

[6] Expresada en la reconversión monetaria del 2010.

[7] Es menester recordar las denuncias que han realizado los integrantes de la Platafaforma para una Auditoria Publica y Ciudadana en Contra del Desfalco a la Nación desde mayo del 2015.

[8] Según Sudeban para el mes de noviembre del presente año, existen a nivel nacional 9.871 cajeros electrónicos de los cuales el 3.655 (37%) están concentrados en la Gran Caracas

[9]De acuerdo con el ABC Económico del BCV, M1: es un agregado monetario compuesto por monedas, billetes y depósitos en cuenta corriente en poder del público, también denominado circulante. Es el tipo de dinero que se utiliza directamente en las transacciones, por lo que se le denomina dinero transaccional.

Fuente: http://www.aporrea.org/economia/a239278.html