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La economía y la gente

Fuentes: Rebelión

¿Es posible resolver los problemas de la economía sin malograr la calidad de vida de las personas? Para un sector de la sociedad, esto no es posible. Son los que piensan que es necesario tener crecimiento para luego distribuir. Este crecimiento sólo es posible, según esta opinión, si la iniciativa privada alcanza amplio desarrollo y […]

¿Es posible resolver los problemas de la economía sin malograr la calidad de vida de las personas? Para un sector de la sociedad, esto no es posible. Son los que piensan que es necesario tener crecimiento para luego distribuir. Este crecimiento sólo es posible, según esta opinión, si la iniciativa privada alcanza amplio desarrollo y libertad en su quehacer.

Bajo esta línea de pensamiento se han realizado la mayoría de los procesos de reestructuración económica en la región suramericana. Por ejemplo, en Chile, bajo la dictadura de Pinochet ¿Cuáles fueron los primeros efectos de la reestructuración? Desaparecieron cientos de miles de empresas, millones de chilenos salieron de su país, básicamente porque no encontraban cómo sobrevivir; se incrementó la pobreza y la desigualdad. Posterior a todos esos efectos, la economía creció, se estabilizó y mucha gente regresó. Sin embargo, aún aquellos efectos se hacen sentir en la sociedad chilena. Estos rebotan hacia el mundo muy a pesar de la excelente campaña de venta publicitaria de un país con el respaldo de los medios internacionales.

Otro ejemplo de reestructuración de una economía bajo aquellos criterios, es Colombia. En este caso se realizó en democracia.

Allí también se produjeron efectos parecidos a los de Chile: millones de colombianos abandonaron su país por razones de sobrevivencia; cientos de miles de empresas desaparecieron; crecieron la pobreza y la desigualdad.

La economía colombiana es puesta como ejemplo de lo que se debe hacer. En su caso también se desarrolló una campaña publicitaria de venta de un país que ha logrado revertir parte de la mala imagen que los medios internacionales le crearon cuando quisieron doblegar al gobierno de Samper.

Ha tomado fuerza otro criterio, según el cual la reestructuración de la economía no sólo debe apuntar al crecimiento sino también a la distribución más justa de la riqueza producida. En el caso de Bolivia esta visión ha alcanzado éxitos notables. Un poco menos en Ecuador y muy malos resultados en Venezuela.

Sí, contrario a lo que pudiera haberse pensado, a Venezuela le ha ido peor que a Bolivia, país que no cuenta con las potencialidades del nuestro.

¿Qué ha pasado para que esta sea la situación? En Venezuela se ha sobrestimado el poder del Estado, el cual es muy poderoso desde el punto de vista económico pero, está visto que no basta con tener muchos recursos económicos, también es necesario tener las ideas adecuadas para utilizarlos bien.

El proceso iniciado por Chávez ha dejado claro que es posible un cambio estructural de la economía en democracia. Es cierto que las fallas en la conducción de esos cambios son notorias pero, pese a todas las acechanzas, se ha logrado mantener la paz y atender a una población muy grande que se encontraba totalmente marginada.

Pero el Estado no puede con toda la carga, ni aún administrando bien, que no es nuestro caso, se pudiera impulsar un crecimiento sostenido con la sola actuación del sector público. Desde luego, para que exista concurrencia de un sector privado vigoroso, deben existir condiciones. Eso aún parece que no se comprende en esferas gubernamentales, donde se insiste en dirigir las regulaciones hacia la particularidad, sin atender fenómenos que dificultan la actividad de los particulares. Es un caso paradójico: mientras en Cuba buscan con afán promover la inversión privada, en Venezuela es todo lo contrario. Quien monta un negocio es perseguido por el sinnúmero de funcionarios detrás de una mordida, como le dicen en México o de la matraca, como le decimos acá.

Tanto en Bolivia como en Ecuador, incluso Nicaragua, casi todos sus bemoles, dan muestras que es posible reestructurar una economía sin afincársele a la gente. Lamentablemente, en el caso venezolano, no es así. Acá, sin estarse produciendo una reestructuración económica dirigida, los efectos del desorden sí están afectando cada día más a las personas. Es cierto que aún la gente más humilde tiene cómo hacer frente a la situación en procura de lo elemental pero, el cerco se va estrechando y cada día el dinero alcanza menos para cubrir aquellos gastos. Lo peor es que no se está produciendo ninguna reestructuración, pues aún mantenemos un gran número de empresas que se mantienen con dinero público, produciendo pérdidas y dispendio.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.