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Responde a la "campaña de desinformación y manipulación de algunos medios"

La embajada cubana en Venezuela denuncia la complicidad del alcalde Capriles Radonski en la agresión de la sede diplomática el 12 de abril de 2002 (comunicado íntegro)

Fuentes: Rebelión

«La Embajada de Cuba en Venezuela se ve en la obligación de expresar su posición ante la opinión pública nacional e internacional respecto a la campaña de desinformación y manipulación que algunos medios de prensa y dirigentes políticos venezolanos de la oposición están divulgando sobre los hechos ocurridos el 12 de abril de 2002, cuando […]

«La Embajada de Cuba en Venezuela se ve en la obligación de expresar su posición ante la opinión pública nacional e internacional respecto a la campaña de desinformación y manipulación que algunos medios de prensa y dirigentes políticos venezolanos de la oposición están divulgando sobre los hechos ocurridos el 12 de abril de 2002, cuando nuestra sede Diplomática fue agredida de forma criminal por un grupo de manifestantes dirigidos por los connotados terroristas Salvador Romaní y Ricardo Koesling.

«Como está probado en la sucesión de los hechos recogidos ese día por varios canales de TV de Venezuela y otros países, la turba fascista actuó libremente sin que la policía de Baruta, subordinada al Alcalde Henrique Capriles Radonski, impidiera los desmanes contra las propiedades cubanas y sometiera a la Embajada y a sus ocupantes, a un feroz asedio que pudo tener un final aún más trágico.

«Allí se evidenció la responsabilidad inmediata del señor Capriles Radonski y de otras autoridades del Estado venezolano, que no actuaron diligentemente para impedir la escalada de agresiones que sufrió entonces nuestra Embajada, provocando destrozos a sus propiedades y poniendo en riesgo la vida de sus funcionarios y familiares, en franca violación de leyes internacionales y nacionales.

«Durante toda la mañana de ese día el Alcalde Capriles Radonski no respondió a las llamadas telefónicas de la Embajada. Sin embargo, en forma inesperada, en horas de la tarde, cuando la situación estaba fuera de control, nos solicitó dialogar bajo la presión y el chantaje de la turba desenfrenada que había dado un ultimátum para penetrar violentamente en la sede Diplomática.

«El Alcalde y sus acompañantes fueron recibidos y tratados con respeto y cortesía. De su parte no hubo las disculpas indispensables sobre lo que estaba ocurriendo y el compromiso expreso de resolver de inmediato la peligrosa situación; además de no actuar de ese modo, pretendió insistentemente revisar la Embajada para comprobar si en ella se encontraban asiladas autoridades del gobierno venezolano.

«En el video que registra el diálogo con nuestro Embajador, el Alcalde sostiene que no actuaría contra las personas que cortaron la energía eléctrica y el agua, destrozaron vehículos de propiedad del Estado Cubano y pusieron en peligro la vida de sus ocupantes, comprometiéndose de hecho con tales actuaciones criminales, al no cumplir con sus responsabilidades como autoridad municipal del Estado venezolano donde se encuentra la sede de nuestra Embajada. Ante una cámara de televisión y varios testigos el Sr. Alcalde expresó: ‘Fíjese una cosa. Yo no puedo lanzar ni una sola bomba lacrimógena para disolver a la gente’.

«Por el contrario, el Sr. Alcalde sí dijo a la turba fascista, una vez concluido su diálogo con el Embajador Germán Sánchez Otero a la salida de la Embajada, que ‘no podía ratificar ni afirmar que aquí no haya ningún venezolano asilado, no lo pude hacer porque simplemente no pude dar una revisión a una Embajada, porque las Embajadas son territorio de otro país..’. Es decir que su pretensión no era mediar sino revisar una sede diplomática, lo que le fue impedido por la firme actitud de nuestro Embajador.

«Al respecto El Universal en su pagina 1-12 del sábado 13 de abril de 2002, ratifica que el Sr. Alcalde insistió en revisar la Embajada, al afirmar: ‘Luego de más de una hora reunido, Capriles informó que no tenía la certeza de que estuviera algún venezolano allí, ya que el Embajador no le permitió ir más allá del jardín’.

«Esas palabras del Sr. Capriles Radonski sirvieron para enardecer más los ánimos de la turba violenta, que realizaba con saña uno de los actos de barbarie más repugnantes de la historia de las relaciones diplomáticas internacionales.

«Respetaremos las decisiones que soberanamente adopten las instituciones del Estado venezolano y no nos inmiscuiremos, como nunca lo hemos hecho, en sus asuntos internos. Fuimos víctimas de un episodio lamentable, y no podemos ocultar la verdad de los hechos al Pueblo hermano de Venezuela, que nos ha entregado infinidad de gestos y demostraciones de solidaridad hacia nuestra Patria y de sanción moral a los autores y cómplices de tales agresiones.

«Embajada de Cuba
«Caracas, 25 de Julio de 2004»