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La era del Estado

Fuentes: IPS

La ola de nacionalizaciones toma fuerza en Venezuela tras el pase a control estatal de empresas de telefonía, electricidad y petróleo, a lo cual se sumó la advertencia del presidente Hugo Chávez de avanzar sobre la banca, la siderurgia y hasta clínicas y granjas avícolas.



«Hay quienes juegan a crear una crisis alimentaria. Si lo lograran, yo iría por ellos. Si los criadores de pollos y los ganaderos se niegan a llevar sus animales a los mataderos, yo voy por las vacas pues, se los quitaríamos en el marco de la Constitución y las leyes», alertó el mandatario ante las críticas por desabastecimiento de algunos productos en los mercados.

En sus cotidianas intervenciones públicas, Chávez ha advertido que estatizará cuantos segmentos de la cadena económica alimentaria sean necesarios para garantizar suministros a los precios oficiales regulados, y agregó que está dispuesto a entregar luego esos establecimientos a las comunidades organizadas.

Desde que asumió en enero un nuevo mandato sexenal dispuesto a «construir el socialismo del siglo XXI», un programa aún no explicitado acabadamente, Chávez lanzó una ofensiva nacionalizadora, que comenzó con la gran corporación de telefonía básica CANTV, privatizada en 1991 y cuyo principal accionista era el grupo estadounidense Verizon.

El ministro de Telecomunicaciones e Informática, Jesse Chacón, informó el miércoles que, al cabo de negociaciones con los accionistas mayoritarios y compra de acciones que se cotizaban en las bolsas de Nueva York y Caracas, el Estado se hizo con 86,21 por ciento de la propiedad de CANTV, a un costo aproximado de 1.300 millones de dólares.

También fue comprada por el Estado al consorcio estadounidense AES el 82,14 por ciento de las acciones de la mayor empresa eléctrica privada del país, Electricidad de Caracas, por 739 millones de dólares. Además, por la compañía eléctrica de la nororiental isla de Margarita, en el mar Caribe, se pagaron otros 109 millones.

El Estado, que generaba más de 80 por ciento de la electricidad del país, la mayor parte en el gigantesco complejo hidroeléctrico de Guri, en el sudeste, colocará todo el sector en manos de la Corporación Eléctrica de Venezuela a crear, anunció Chávez.

«Es un intento centralista errado, al mezclar culturas de corporaciones dedicadas a producir hidroelectricidad a base de cuidar bosques y manejar ríos con la de quienes generan termoelectricidad quemando combustibles, por ejemplo», comentó a IPS Víctor Poleo, investigador en energía y docente de la Universidad Central de Venezuela.

La ola nacionalizadota alcanzó a las asociaciones con firmas trasnacionales para extraer crudo extrapesado de la sudoriental Faja del Orinoco y convertirlo en el complejo Jóse, a orillas del Caribe, en unos 600.000 barriles diarios de hidrocarburo liviano o mediano, cerca de un quinto de todo el petróleo que produce Venezuela.

La corporación estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa), asumió el 1 de este mes el control de esas asociaciones con ExxonMobil, ConocoPhillips y ChevronTexaco, de Estados Unidos, Total, de Francia, Statoil, de Noruega, y la británica BP.

Pdvsa era socia minoritaria en las asociaciones y negocia los términos para poseer al menos 60 por ciento de las nuevas empresas mixtas «y, si no quieren, tendrán que irse», advirtió el ministro de Energía, Rafael Ramírez.

Para remarcar el control del Estado sobre sus posesiones petroleras, Chávez sentenció en un mítin en Jóse el 1 de mayo, en la celebración del Día Internacional de los Trabajadores, que «la apertura petrolera ha muerto».

Venezuela tiene ingresos por exportaciones petroleras superiores a los 50.000 millones de dólares anuales, un tercio del producto interno bruto, y varios miles de millones de dólares, dependiendo del precio del recurso, van a un fondo manejado discrecionalmente por el presidente, lo cual le permite adquirir cualquier negocio.

En otro orden de la economía, el gobierno también decidió regular los precios de los servicios que prestan las clínicas privadas, a las que acuden según estudios de mercado, 20 por ciento de los 27 millones de venezolanos. «Si no aceptan, habrá que nacionalizarlas», advirtió el mandatario.

En su ánimo habría pesado el alto costo de esos servicios sobre las pólizas privadas de hospitalización, cirugía y maternidad, que forman parte de la contratación de trabajo en empresas y otras dependencias estatales que emplean más de un millón de personas. La siguiente advertencia la recibió la banca, la cual «tiene que darle prioridad al financiamiento a bajo costo a los sectores industriales de Venezuela», sostuvo Chávez.

«Si la banca no quiere cumplir con eso mejor es que se vayan, que nos entreguen los bancos, los nacionalizamos y ponemos toda la banca a trabajar para el desarrollo integral del país y no para especular y producir grandes ganancias», agregó.

El solo anuncio hizo bajar la primera semana de mayo 3,7 por ciento el índice que mide las acciones del sector financiero en la Bolsa de Caracas. «No lo recibimos como amenaza sino como llamado a que, con la labor de todos, Venezuela siga adelante», respondió, empero, el presidente de la Asociación Bancaria, Francisco Aristeguieta.

«Una nacionalización de la banca es una medida extrema absolutamente innecesaria», dijo a IPS el analista financiero José Grasso, director de la firma de consultoría Softline, «porque el Estado por ley ya da dirección a buena parte del crédito y dispone de músculo financiero, a través de sus propios bancos, para llenar cometidos de desarrollo».

Recordó que los bancos deben destinar 21 por ciento de su cartera a la agricultura, 10 por ciento a vivienda, tres por ciento a minicréditos y 2,5 por ciento al turismo, «y en algunos casos operando cerca del costo, porque tienen limitaciones a sus intereses», además de que son multadas si no cubren los porcentajes señalados.

La ola estatizadora alcanzó en la última semana a la Siderúrgica del Orinoco (Sidor), cuyo principal propietario es el grupo privado argentino Techint, señalada por Chávez de preferir exportar antes que abastecer el mercado local de insumos de acero y tubos. Además, Caracas cuestiona que le pague bajos precios por el mineral de hierro que le suministra.

Sidor, la mayor acería del área andina, produce 4,2 millones de toneladas al año y según sus informes destina 63 por ciento de la producción al mercado venezolano. Chávez informó que hablará con el presidente de Techint, Paolo Rocca, para presentarle sus requerimientos y decirle que, «si no estás de acuerdo, dame acá. Yo agarro la empresa. Dámela. Te pago lo que cueste, no te voy a robar».

Finalmente, aunque estrictamente no se trata de una estatización, el próximo 27 de mayo vencerá la concesión de señal abierta a la televisora privada más antigua del país, Radio Caracas Televisión, de línea editorial opositora, y la cual no será renovada.

En su lugar, y con el propósito anunciado de desarrollar una radio y televisión de servicio público, la señal del canal más visto se entregará a una fundación -cuya directiva avalará el presidente Chávez– que distribuirá los espacios entre productores independientes y recibirá su capital inicial del erario público, según se anunció.