Los astronautas de la Estación Espacial Internacional descubrían recientemente que un virus informático se había colado en la estación. Concretamente, en la red local donde trabajan y están conectados sus portátiles, algunos de los cuales fueron infectados. Quien haya visto la película ‘Gravity’ puede imaginar su angustia pues, si en tierra firme un virus ya […]
Los astronautas de la Estación Espacial Internacional descubrían recientemente que un virus informático se había colado en la estación. Concretamente, en la red local donde trabajan y están conectados sus portátiles, algunos de los cuales fueron infectados. Quien haya visto la película ‘Gravity’ puede imaginar su angustia pues, si en tierra firme un virus ya asusta, los nervios se multiplican a 400 km del suelo y dependiendo la supervivencia del buen funcionamiento de los ordenadores.
La red informática de la Estación Internacional está separada de Internet, así que el virus no pudo venir del exterior sino que entró por algún dispositivo, posiblemente un USB, que trajo alguien de la Tierra. Eugene Kaspersky, creador de la empresa de antivirus que lleva su nombre, aseguró en una charla, la semana pasada en Australia, que «los científicos de vez en cuando llegan a la estación espacial con USBs infectados, no bromeo. Hablé con algunos chicos rusos de la estación y me dijeron que cada cierto tiempo tienen una epidemia vírica«.
El primer virus conocido que infectó la Estación Espacial Internacional, en 2008, fue W32.Gammima.AG worm, un virus poco peligroso dirigido a usuarios de juegos en línea, a los que robaba nombres de usuario y contraseñas. No han trascendido el nombre ni la peligrosidad de este último, descubierto a finales de la pasada primavera según Kaspersky, pero posiblemente sea el último de verdad: la Estación Espacial Internacional está migrando su red y ordenadores de los investigadores (una docena de portátiles) alsistema operativo libre GNU/Linux.
Ahora mismo los astronautas están recibiendo lecciones sobrecómo trabajar y crear programas para Linux. De esta forma se evitarán las infecciones cada dos por tres, debidas en buena parte a que los ordenadores de la estación usaban el sistema operativo Windows, el preferido por los diseminadores de código malicioso. No es que no existan virus para Linux, pero el porcentaje es infinitamente menor. A partir de ahora, si se descubre un nuevo virus en la Estación Espacial será muy posiblemente porque alguien lo haya creado y «colado» intencionadamente, no a causa del despiste de un científico.
Kaspersky hizo estas revelaciones en el transcurso de una charla en Camberra sobre cibercrimen, espionaje y seguridad informática de los sistemas críticos, llamados SCADA (Supervisión, Control y Adquisición de Datos), que puede referirse tanto a grandes empresas como infraestructuras -ferrocarriles, centrales eléctricas, nucleares- y otros sistemas críticos.
Kaspersky puso como principal ejemplo el gusano informático Stuxnet, «un prototipo funcional y aterrador de un arma cibernética que conducirá a la creación de una nueva carrera armamentística mundial». Según «un amigo de un amigo» de Kaspersky, Stuxnet se habría detectado recientemente en una planta nuclear rusa. Se cree que Israel creó este virus para infiltrarse en plantas nucleares de Irán y destruir sus sistemas informáticos. Saltó a la luz pública en 2010 y desde entonces ha sido detectado en diversas centrales nucleares, no sólo iraníes.
Al hablar Kaspersky de Stuxnet y la Estación Internacional en la misma charla, algunos periodistas creyeron que el virus de la estación había sido Stuxnet y cundió la alarma, que fue rápidamente sofocada con una aclaración de Kaspersky.
El romanticismo ya no existe
Hoy en día los virus informáticos los crean hackers mercenarios vendidos al «lado oscuro» o listos que compran un «kit» para hacer virus como churros y así robar el dinero o el ancho de banda a la gente. Pero hace años, «cuando los hackers eran hackers y escribían sus propios «drivers»», frase mítica de Linus Torvalds (autor del sistema operativo Linux), los virus eran obra de programadores excelsos cuyo interés estaba más en la investigación y la vida artificial que en molestar, robar o aprovecharse de alguien.
En aquellos tiempos, invierno de 1996, un escritor de virus español, Mr. Sandman, co-fundador del grupo 29A, que llegó a ser considerado el mejor del mundo, tuvo una genial idea: estaba a punto de lanzarse la sonda Huygens, que debía aterrizar en Titán, la luna de Saturno, en octubre de 1997 y llevaba en su interior un Compact Disc. La Agencia Espacial Europea había abierto una sitio web donde quien quisiera podía dejar su nombre y un pequeño texto para incluir en el CD. Mr. Sandman explicó su idea en el primer número de la revista 29A: «Como el espacio para escribir este texto es suficientemente grande como para contener un virus, he decidido mandar uno, por tanto será el primer virus del mundo que llega a otro planeta».
No se sabe si finalmente Mr. Sandman mandó su virus. Pero muy posiblemente sus corazón palpitaría también con la idea de que una creación suya llegase a la Estación Espacial Internacional. Por desgracia, los viejos escritores de virus, científicos más que criminales, exentos de maldad e interés crematístico, están casi o totalmente extinguidos. El romanticismo ya no existe en el mundo de los virus.
Fuente: http://www.elmundo.es/tecnologia/2013/11/17/5286000168434119688b4581.html