El impuesto sobre los derechos de autor en los reproductores de MP3 y en otros equipos de copia, normalmente aplicado en la importación, obstruye el mercado interior de la Unión Europea y debería ser aplicado más estrictamente, dice un documento de la Comisión Europea. En un borrador de recomendación de la Comisión a los […]
El impuesto sobre los derechos de autor en los reproductores de MP3 y en otros equipos de copia, normalmente aplicado en la importación, obstruye el mercado interior de la Unión Europea y debería ser aplicado más estrictamente, dice un documento de la Comisión Europea.
En un borrador de recomendación de la Comisión a los estados miembros, al que Reuters ha tenido acceso, rechaza las peticiones de la industria electrónica de eliminar el impuesto, que el año pasado recaudó
560 millones de euros.
Probablemente, la recomendación será bien recibida por los artistas, que perciben tres cuartas partes del dinero obtenido, y las haciendas nacionales, que se quedan con el resto.
Pero deben imponerse estrictas condiciones para implantar la tasa.
El arancel, o «compensación justa», varía entre unos pocos y cerca de 10 euros por aparato y está vigente en 20 de los 25 estados miembros.
El impuesto, que suele afectar a los consumidores en forma de precios más elevados, compensan a los artistas por las copias privadas de películas o canciones realizadas usando grabadoras personales y otros aparatos.
La industria dicen que la tasa fue introducida en las cintas vírgenes en la década de 1960, pero que no tiene cabida en el ámbito digital del siglo XXI, donde los artistas ya reciben honorarios por los derechos de autor de su trabajo.
También alegan que el proceso de imposición del impuesto y traspasar el dinero a los artistas es muy opaco.
La recomendación, que será presentada por el comisario europeo para el Mercado Interior, Charlie McCreevy, en los próximos meses, reconoce los argumentos de la industria pero detiene a quienes pretenden eliminar el gravamen.
«(…) No hay una relación casual entre los actos de copia privada de los consumidores y la remuneración reclamada por el impuesto», señala el documento.
«El hecho de que se impongan la tasa sobre las copias privadas en los aparatos y los medios vírgenes introduce una variedad de obstáculos al libre movimiento de esos bienes», añade.
El arancel se extiende desde cintas a teléfonos móviles, ordenadores, memorias portátiles y otros productos electrónicos, y «los obstáculos al comercio han comenzado a extenderse».
El texto agradará a directores de cine como el español Pedro Almodóvar y el francés Bertrand Tavernier, que el mes pasado presentaron la campaña «La cultura es lo primero» para mantener el impuesto.
Los aparatos de grabación de pequeño volumen o los dispositivos vírgenes importados por los usuarios no serán objeto de la tasa, recomienda el ejecutivo.
«Las leyes nacionales que ofrecen una compensación justa por las copias privadas deberán cumplir con los principios comunitarios de libertad de movimientos de bienes y servicios», apunta el documento.
La recomendación de la Comisión no es de obligado cumplimiento pero los estados miembros suelen seguirla como una alternativa a la ley.