Los ministros del euro desbloquean los 8.000 millones de ayuda urgente a Atenas, que llegarán en noviembre
Tras casi dos años de crisis de la deuda griega, los líderes de la zona del euro se preparan por primera vez para una solución drástica del problema. El informe de los técnicos de la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional plantea una solución a largo plazo para los títulos públicos helenos que pasaría por que Atenas deje de pagar a sus acreedores un 60% de lo adeudado.
Sólo así se evitaría que Grecia necesite hasta 2020 otros 252.000 millones de euros en préstamos de la zona del euro, más del doble de los 109.000 comprometidos hace exactamente tres meses, según Financial Times.
En el seno de las tres instituciones, conocidas como troika, no hay unanimidad sobre la solución, ya que el BCE «no está de acuerdo con la inclusión de estos escenarios respecto a una participación del sector privado más profunda». Y es que la quita del 60% (o la que finalmente se pida) tendrían que asumirla los bancos, aseguradoras y fondos que tienen la deuda griega.
Algo parecido sucede en el Eurogrupo, que ha celebrado una moratoniana reunión. Mientras Francia reclama que la reestructuración de la deuda se quede lo más cerca posible del 21% ya acordado en julio, Alemania plantea abiertamente una quita del 50%, una cifra todavía inferior que la puesta por la troika sobre la mesa. El Gobierno español no se opone a la reestructuración pronunciada que persigue Angela Merkel, ya que de todos modos no afectaría al sector financiero español, con muy pocos bonos helenos en sus balances (algo menos de mil millones).
La magnitud de la reducción de la deuda griega se explica por la falta de esperanzas en la recuperación y el crecimiento del país, que el Eurogrupo ha puesto negro sobre blanco. «La situación macroeconómica se ha deteriorado y los desafíos son todavía grandes», ha concluido la reunión de ministros en un comunicado. «Pedimos a las autoridades griegas más avances en la implementación de las reformas estructurales y el programa de privatizaciones», ha añadido. Pese a las nuevas exigencias, el Eurogrupo ha confirmado que enviará la primera semana de noviembre los 8.000 millones de ayuda urgente que tenía comprometidos junto al FMI y que había bloqueado precisamente por la pasividad de Atenas y su plan de ajuste.
Reunión Merkel-Sarkozy
La reestructuración de la deuda griega volverá a centrar mañana por la noche una nueva reunión entre Angela Merkel y Nicolas Sarkozy en la que pretenden preparar la cumbre de jefes de Gobierno del domingo. De cómo quede la deuda griega depende la recapitalización de los grandes bancos, un asunto que sigue separando a ambos líderes tanto como el refuerzo del fondo de rescate. En cuanto al fondo, los diplomáticos y funcionarios aseguran que Sarkozy está cada vez más aislado en su empeño de que funcione como un banco privado y pueda pedir liquidez al BCE.
La institución monetaria se opone y hoy ministros como Elena Salgado aseguraron que sólo sería posible «en un mundo ideal». Según fuentes consultadas por la agencia Reuters, Merkel ha asegurado ante diputados alemanes que «la vía está cerrada» en ese aspecto. Sus declaraciones han sido reforzadas por el ministro francés de Economía, François Baroin, que tras el Eurogrupo ha asegurado que Francia no hará de su reivindicación «una cuestión de enfrentamiento definitiva».
De esta manera, se refuerza la posibilidad de que el fondo funcione no como un banco, sino como una aseguradora que pueda avalar parte de las emisiones de deuda de la zona del euro. La medida, que tranquilizaría a los inversores en bonos italianos o españoles, fue pedida en una carta conjunta por diez grandes bancos europeos, entre los que se encuentra el Banco Popular, que sería uno de los afectados por las nuevas normas de capital que este fin de semana estudia la Unión Europea.
El Ecofin abordará mañana este tema, con la propuesta de la Autoridad Bancaria Europea (EBA) de elevar hasta el 9% el nivel de solvencia que deben tener las grandes entidades, entre las que estarían las cinco mayores españolas.
En el sector financiero español destacan que lo más importante no es el número que se cifre que fuentes gubernamentales confían en que quede por debajo del 9% sino qué instrumentos se incluyen para calcularlo. De momento, creen que al capital y las reservas (la forma más básica) podrían añadirse las obligaciones convertibles, aunque tienen serias dudas de que se sumen también las provisiones genéricas.
También se estudiará mañana la forma de valorar la deuda soberana que tienen los bancos. Gana enteros la posibilidad de que en esta ocasión se apunte a precio de mercado, lo cual supondría un descuento inferior al 5% en el caso de los bancos españoles.
No obstante, todas estas cuestiones y las relacionadas con Grecia y el fondo de rescate siguen al albur de las negociaciones del fin de semana. Antes de la reunión de los ministros del euro, que ha durado más de siete horas, su presidente ha reconocido la inoperancia colectiva que ha llevado a convocar seis grandes reuniones en menos de una semana. «La imagen que estamos dando es desastrosa, no estamos dando ejemplo de buen gobierno», ha asegurado Jean-Claude Juncker, presidente del Eurogrupo.