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Aumento de jornada laboral y disminución de salarios

La hora de los expertos

Fuentes: Deia

La noticia apenas ha ocupado unas líneas en los medios informativos. Y, sin embargo, en los espíritus avisados resucita la memoria de los mártires de Chicago. Once de noviembre de 1886: cuatro dirigentes obreros suben al patíbulo. El primero de mayo anterior habían dirigido la gran huelga en solicitud de la jornada de ocho horas. […]

La noticia apenas ha ocupado unas líneas en los medios informativos. Y, sin embargo, en los espíritus avisados resucita la memoria de los mártires de Chicago. Once de noviembre de 1886: cuatro dirigentes obreros suben al patíbulo. El primero de mayo anterior habían dirigido la gran huelga en solicitud de la jornada de ocho horas. Al pie de la horca uno de los condenados, el emigrante alemán Luis Lingg, dijo sencillamente: «Me acusáis de despreciar la ley y el orden ¿Y qué significan la ley y el orden?». El balanceo de los cuerpos anunció, sin embargo, que la sociedad empezaba una nueva etapa. Nacía el Estado del bienestar. Ha durado algo así como cien años y muere de la misma forma que nació: estrangulado por las élites que lo reprimen con cien medios repintados con lo que irritaba a Luis Lingg: la ley y el orden. Sólo una diferencia: entonces los trabajadores estaban vivos y hablaban su propio lenguaje, no el de los solemnes expertos que han ascendido al sacerdocio social.

En Alemania ya han empezado a ampliar la jornada laboral hasta las cuarenta horas semanales por el mismo salario que estaba establecido para las treinta y cinco horas. No ha habido conmoción mayor. Se han reunido los dirigentes de la Siemens y los del Sindicato IG Metall y han decidido que el Estado del Bienestar ha de reducirse ahora a tener un trabajo como sea. Otras empresas negocian ya esta nueva situación. Dicen los expertos que con ello se evitará la deslocalización de las industrias. Saben que no es así. El trabajo masivo seguirá emigrando a los países con sociedad desprotegida, porque un ordenador lo maneja cualquiera. Lo que sí ocurrirá es que el trabajo de élite permanecerá en Alemania al precio de jornadas más duras. La brújula retorna hacia 1886. Lo saben quienes seguirán hablando de ley, de orden y de soberana razón económica. El primero de mayo es ya una romería al comienzo de las rebajas.