Recomiendo:
0

La hora liberal, ¿quién apuesta por Europa?

Fuentes: Economistas frente a la crisis

El asunto de la distribución de la riqueza es demasiado importante como para dejarlo solo en manos de los economistas, los sociólogos, los historiadores y demás filósofos. Atañe a todo el mundo, y más vale que así sea. (Thomas Piketty, El Capital del Siglo XXI) Hace poco más de un mes, la Cámara europea, puesta […]


El asunto de la distribución de la riqueza es demasiado importante como para dejarlo solo en manos de los economistas, los sociólogos, los historiadores y demás filósofos. Atañe a todo el mundo, y más vale que así sea. (Thomas Piketty, El Capital del Siglo XXI)

Hace poco más de un mes, la Cámara europea, puesta en pie, recibió el discurso del presidente de Francia, Emmanuel Macron. Desde la prensa democrática española sus argumentos recibieron todo tipo de loas pero nadie se detuvo en el análisis de sus propuestas. ¿No merece algo más esa llamada explicita a la Unión dirigida a los ciudadanos del continente por el primer mandatario de uno de los grandes estados europeos?

Desmenuzar el contenido de la Unión que pretende Monsieur le Président no es una cuestión baladí, como tampoco lo es que Macron sea el resultado del hundimiento del Partido Socialista Francés, que no deja de dar tumbos desde su desgraciado posicionamiento en el referéndum de la Constitución europea. Imposible olvidar también que Macron es el continuador de los sueños bonapartistas de todos los presidentes de Francia, cultura presidencial que le ha llevado a bombardear Siria sin pedir permiso a sus colegas europeos, algo que por sí limita el alcance de su gesto europeísta y lo supedita al reconocimiento de Francia como gran potencia con intereses en Oriente Medio.

Pero mejor centrarnos en lo sustancial: el presidente de uno de los tres grandes estados artífices de la Unión Europea ha abierto el melón de la unidad europea. Si hay izquierda en Europa y si la hay en Francia, debería tomar esa oportunidad para impedir volver hacia atrás. ¡No se trata de un brindis al sol! Macron, liberal y francés, ha tocado la fibra de millones de demócratas europeístas, de todo el continente. ¡De ahí la importancia de su gesto! Ahora bien, ¿Que contiene el paquete liberal de la unidad europea?

Macron: la propuesta liberal hacia la Unión

Como buen liberal, Macron elude dos cuestiones críticas que impiden que su movimiento alcance una envergadura capaz de vencer las enormes inercias y resistencias que la unidad europea genera: por un lado, no propone ninguna fórmula política democrática para alcanzarla; por otro, no habla de la Europa social.

Su propuesta incluye fórmulas financieras para evitar otra convulsión como la de 2007, el desarrollo de la Unión Militar, un principio de Tesoro común, la profundización en la lucha contra el cambio climático, una política común universitaria que contemple la defensa de las culturas de los europeos, una política y un impuesto para reducir el atraso europeo en la revolución digital y una política unificada de inmigración, incluyendo en ella la solidaridad de la Unión con los países que acogen a los refugiados y, en un futuro, a todos los amparados por esa política migratoria común.

Todo ello magnífico, si se supiera quién y cómo lo va a implementar. Pero lo esencial es que, aunque sea una base insuficiente para conseguir la Unión, permite el inicio de un proceso que, si es verdaderamente democrático, podría ser capaz de movilizar a la opinión pública continental.

Una oportunidad para repensar la UE

Y ahí está la segunda parte de la propuesta: el Señor President afirmó desear un debate abierto, donde salgan claramente a la luz lo que une y lo que aún impide avanzar hacia la unidad, incluso lo que separa. Es la primera vez que se oye algo parecido e implica un compromiso muy serio. ¿Tenemos derecho a desconfiar de sus palabras? Torpes seríamos. Creo que los ciudadanos europeos tenemos la obligación de cogerle la palabra. Y de exigir a nuestros representantes que lo hagan.

Pero la política liberal, que niega el papel central de lo social en cualquier construcción política del siglo XXI, impide la Unión que pretende defender. Si lo social no es el objetivo de la Unión política de Europa, las masas trabajadoras europeas no lo apoyarán, acabarán sosteniendo a los populismos nacionalistas. Y Europa se verá abocada a una decadencia sin paliativos aunque, dada la riqueza que posee, sea una decadencia lenta, de jugador inoperante.

La de Macron no es la única propuesta existente. Existen también otras fuerzas europeas significativas, aunque alejadas del poder actual en la Unión Europea, que plantean en serio el tema de la unidad continental. Desde luego, se encuentra la de los Verdes Europeos, el único partido europeo existente, hoy por hoy, con una visión confederal de la construcción de Europa. Aunque la fortaleza principal de su programa sea la política medioambiental, posee, además, una visión de la construcción democrática de un espacio del «bien común» europeo, que supone una base sólida y democrática para la regulación de la economía del continente.

Frente a esa propuesta confederal, las formaciones socialdemócratas y populares europeas, dominadas por la interpretación que cada una de ellas hace del «interés nacional», se muestran incapaces de diseñar un proyecto común- y lamento coincidir con la interpretación del señor Presidente de Francia- todo apunta a que serán superadas por la historia.

En cuanto a la izquierda no socialdemócrata, Macron la coloca en el saco común de los populismosnacionalistas y lo peor es que, desgraciadamente, ahí es donde posiblemente derive si no es capaz de ver los retos que la sociedad y la economía del siglo XXI imponen a los ciudadanos y a sus representantes políticos.

La izquierda confederal, una opción necesaria

Pero la izquierda es necesaria, toda ella en su conjunto. Frente al Gobierno de los expertos liberales, que constituye la esencia de la Comisión en Bruselas y del actual Gobierno de Europa, se debe afirmar el principio democrático que defiende como esencial el apoyo activo de los ciudadanos articulada desde partidos políticos de ámbito confederal.

Frente a la Europa tecnocrática y culturalmente inviable del liberalismo, el camino confederal supone la vía democrática para la construcción política de Europa. A pesar de las enormes resistencias que va a encontrar, su operatividad, unida a la visión de Europa a varias velocidades que ya inició el «euro», es la que ofrece el camino más rodado y el que deja más espacio y tiempo para los debates nacionales.

Lo esencial es que la izquierda se prepare para incluir, desde el inicio, la discusión sobre la Europa Social, es decir, la convergencia en legislación laboral, sistemas de seguridad social, pensiones, seguros de desempleo. Pero no solo eso. La propuesta de Macron de financiar mediante un impuesto el impulso a la transformación digital de la economía, implica crear un fondo para amortiguar el impacto social de esa transformación en la administración y en la producción y distribución de bienes y servicios.

Lo cual supone rediseñar el perímetro del Estado del Bienestar del siglo XXI incorporando la cultura, la educación y la capacitación profesional como parte esencial de la política social. Y lo mismo con la política fiscal, incluida la necesaria persecución, siempre dejada para pasado mañana, de la evasión y los paraísos fiscales.

José Candela Ochotorena, economista y doctor en Economia, es miembro de Economistas Frente a la Crisis

Fuente: https://economistasfrentealacrisis.com/la-hora-liberal-quien-apuesta-por-europa/