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La huelga general en Brasil ocurre en medio de la gran polarización política

Fuentes: Portal de la Izquierda en Movimiento

En las últimas semanas la polarización se profundizó en la política brasileña. En medio de las enormes dificultades de articulación parlamentaria del gobierno y graves denuncias de corrupción contra la familia Bolsonaro, ocurrió el 14 de junio una huelga general que paralizó algunas categorías de trabajadores, realizó acciones por el país a lo largo del […]

En las últimas semanas la polarización se profundizó en la política brasileña. En medio de las enormes dificultades de articulación parlamentaria del gobierno y graves denuncias de corrupción contra la familia Bolsonaro, ocurrió el 14 de junio una huelga general que paralizó algunas categorías de trabajadores, realizó acciones por el país a lo largo del día y culminó con grandes movilizaciones en las principales ciudades al final del día.

La huelga tuvo como centro la lucha contra la Reforma de la Previdencia propuesta por el gobierno, que aumenta la edad mínima para la jubilación, modifica las reglas de pago para jubilados y pensionista y aún retira una serie de derechos de los trabajadores brasileños. A pesar de ser rechazada por la mayoría de la población, esta reforma es la principal promesa de Bolsonaro para el mercado financiero y el principal tema de apoyo de los partidos burgueses a su gobierno.

Esta huelga ocurrió en medio de la reciente divulgación por el periodista Glenn Greenwald, del sitio de noticias Intercept, de diálogos entre promotores de la Operación Lava Jato y el entonces juez Sérgio Moro (actual ministro de Justicia) que prueban la conspiración para la prisión de Lula, ex -presidente que lideraba las encuestas en las últimas elecciones. En el caso de corrupción, los mensajes afectan la credibilidad de personaje más popular del gobierno y ponen en cuestión la legitimidad del propio gobierno. Los ataques a Glenn ya se iniciaron, utilizando «fake news» y de ofensas homofóbicas para descalificar su trabajo, y nos plantean la necesidad de gran solidaridad internacional para el periodista.

Además, el último mes tuvo grandes movilizaciones de la juventud y de los trabajadores de la educación contra Bolsonaro, materializados en las demostraciones de los días 15 y 30 de mayo que llevaron millones a las calles tras anuncios de recortes de fondos para la educación pública. Parte de un espíritu de resistencia que estuvo presente desde el comienzo del año, las manifestaciones demostraron las posibilidades abiertas para el enfrentamiento a la extrema derecha y se insertan en el contexto de la disputa social. El 26 de junio, la extrema derecha también fue a las calles en defensa del gobierno y busca reorganizarse, marcando el peligro evidente de su fortalecimiento entre los campos de derecha en el país.

El PSOL se ha destacado en todas estas luchas, tanto en el combate a la Reforma de la Previdencia como en la defensa de la lucha contra la corrupción en los diversos ámbitos de poder. Nuestra militancia es la línea de frente de la juventud y de los sectores sindicales combativos mientras nuestros parlamentarios están cotidianamente resistiendo a los ataques en los parlamentos. Un ejemplo es nuestro diputado federal David Miranda, compañero de Glenn Greenwald, que se ha destacado en la defensa del derecho a la información ante las filtraciones de Intercept.

La disposición de enfrentamiento contra Bolsonaro crece, a pesar del fortalecimiento del núcleo duro del bolsonarismo ante otros sectores de la derecha. En medio de la situación compleja, las posibilidades se abren en la lucha por los derechos de los trabajadores, por la valorización de la educación y contra la indignación ante la corrupción sistémica. El movimiento de los estudiantes y trabajadores de educación se sitúa como protagonista, convocando una gran marcha a Brasilia durante el próximo encuentro de la Unión Nacional de Estudiantes, así como la derecha también se organiza para demostraciones nacionales en las próximas semanas. El escenario está abierto, aumentando cada vez más el tono de la polarización en la lucha de clases.

El apoyo de los compañeros y compañeras de todo el mundo es muy importante en este momento. El aumento del autoritarismo es un peligro real que ronda a Brasil y debe ser combatido también desde fuera del país, presionando al gobierno y divulgando internacionalmente sus absurdos. Toda solidaridad es necesaria para barrar el creciente autoritarismo de Bolsonaro y de la extrema derecha, no vamos retroceder en nuestras luchas!