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Una reflexión a partir de la derrota electoral del kirchnerismo

La idea de un nuevo capitalismo es una utopía irrealizable

Fuentes: Rebelión

La que podríamos llamar histórica lucha de Néstor y Cristina Kirchner por reformar la economía mundial capitalista en crisis, volver a un capitalismo productivo, liquidando los paraísos fiscales, democratizando los organismos internacionales de crédito, la ONU, denunciando el doble rasero de los países centrales y sus guerras e invasiones a países dependientes, proponiendo la ilegalización […]

La que podríamos llamar histórica lucha de Néstor y Cristina Kirchner por reformar la economía mundial capitalista en crisis, volver a un capitalismo productivo, liquidando los paraísos fiscales, democratizando los organismos internacionales de crédito, la ONU, denunciando el doble rasero de los países centrales y sus guerras e invasiones a países dependientes, proponiendo la ilegalización de los fondos buitres sostenidos por el gobierno de los EE.UU. que consiguió el apoyo mayoritario abrumador de la asamblea de la ONU, ha sido derrotada. La propia experiencia regional jalonada por el rechazo al ALCA en la cumbre de Mar del Plata y las organizaciones del Mercosur ampliado, de la Unasur y la Celac las ha puesto en crisis la ofensiva contrarrevolucionaria del imperialismo y sus socios nativos. Este movimiento nacional democrático reformista de América Latina, nacido de las crisis del neoliberalismo de fin de siglo, que tuvo su auge con el alto precio relativo de las materias primas de exportación, hoy sufre la reversión de esos términos de intercambio, la caída en flecha del precio del petróleo, de los granos, de los minerales, la salida de los capitales que vuelan a las metrópolis y devalúan sus monedas y la crisis mundial de la economía que ralentiza los mercados y agita crisis diversas en el sector externo de estos países.

Aún con la carga de la contradicción desarrollista burguesa con capital externo, la firmeza del kirchnerismo en el enfrentamiento con el imperialismo por los buitres, por la democratización de los medios controlados por las corporaciones extranjeras y del sistema mediático mundial, por la denuncia de la fuga de capitales organizada por la banca extranjera, por la defensa de su comercio exterior y su mercado internismo para defender su propuesta industrializadora con el empleo y una mejor distribución de la riqueza, que lo convirtieron en una bandera del mundo colonial, ha sido derrotado electoralmente. El imperialismo ha logrado «unificar» a los partidos burgueses de oposición detrás del insignificante y mediocre Mauricia Macri y del sector agropecuario. Este gobierno en veinte días, con métodos de golpe de Estado, de gobierno autoritario de excepción, esta desmontando todas y cada una de las conquistas nacionales, populares y democráticas. El imperialismo, la gran burguesía, tienen mayor conciencia del carácter antitético de esas conquistas con su dominación del país semicolonial, cuya economía poseen en un setenta por ciento. Por eso obran «manu-militari» como dice Página/12.

Viendo lejana la posibilidad de conquistar una CGT única como la que agita Clarín, para domesticar a los trabajadores con una burocracia funcional a la nueva ecuación de precios y salarios mediante un acuerdo social, Macri rechazó una compensación nacional por el desfasaje de los precios ante los anuncios de la devaluación y la eliminación de las retenciones agropecuarias y los subsidios, aconsejando a la burocracia sindical buscar acuerdos compensatorios con las patronales de cada sector. Trata de cerrar el camino centralizado de paros nacionales y planes de lucha que es la experiencia argentina. Moyano, padre e hijo, Camioneros y Peajes, fueron los primeros en conseguir un acuerdo con las patronales con una compensación por el atraso de los salarios, coincidiendo con Macri en impedir un paro nacional y un enfrentamiento político con su gobierno.

Esta claudicación de la alta burocracia sindical, «peronista» que le dicen, es la continuación de su conducta política ante la reciente elección presidencial. Dividida, con sectores importantes votando por uno u otro de los buchones de la embajada yanqui, Macri ó Massa, y otros por el FpV. Por primera vez han roto la unidad que la clase obrera conquistó en el peronismo y lo mantuvo a pesar y en contra de esta burocracia y de la dirección burguesa del PJ. La burguesía y el imperialismo no conseguirán una nueva burocracia adicta a su gobierno que cumpla con eficiencia su papel de contención y control de los trabajadores. Cuando la furiosa campaña del gobierno Macri por quitar conquistas a las masas y devolverles una mayor tasa de ganancias a las corporaciones despierte nuevas jornadas de lucha, la clase dominante verificará que ha perdido un aliado sistémico que no podrá reconstruir.

Los núcleos de obreros avanzados que han protagonizado grandes luchas en oposición a la alta burocracia y han fundado nuevos sindicatos se enfrentarán a nuevas exigencias frente a este gobierno de las corporaciones. La necesidad de una nueva dirección política ha sido expresada ante la dispersión de la alta burocracia sindical. Esa nueva dirección política, ese nuevo partido está en discusión en los conflictos que se desenvolvieron al mismo tiempo que la campaña electoral permitiendo valorar el abandono de la burocracia sindical de una posición dirigente frente a la derecha. La defensa de las conquistas atacadas por el gobierno de Macri deberá sostenerse al mismo tiempo que se organicen agrupaciones políticas-sindicales. Será un proceso de ruptura y continuidad. Ruptura con la dirección burguesa y burocrática del peronismo y continuidad con la lucha histórica de la clase obrera en los lugares de trabajo y en los sindicatos. La clase obrera nunca fue peronista de la unidad básica del PJ. En esta crisis tampoco esperará soluciones de la batalla planteada entre los viejos dirigentes del partido y la corriente peronista pequeñoburguesa del kirchnerismo. Fuera del gobierno y sin tradición en el medio obrero, la dirección política de CFK no será la misma. Los compañeros más radicales del kirchnerismo deben comprender la mayor importancia que tiene la tarea de contribuir a la construcción de una dirección y partido político propio de la clase obrera que viene del peronismo.

La conclusión de que esta derrota electoral es la de la apuesta reformista a un nuevo capitalismo se fusiona con la necesidad de apostar al protagonismo político de la clase obrera refundándola con una política independiente. Necesitará de los aportes culturales revolucionarios que le vendrán desde fuera.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.