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La incógnita de las remesas es femenina

Fuentes: IPS Noticias

El estereotipo del emigrante varón que trabaja duro para mantener a su esposa e hijos en su país de origen debe actualizarse: cada vez más mujeres cumplen ese papel, aseguró el Banco Mundial.

Unos 190 millones de personas, tres por ciento de la población mundial, vivían fuera de su país de nacimiento en 2005, indicó una investigación de expertos del Banco que cita cifras de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).

De ese total, 95 millones, o sea 49,6 por ciento, eran mujeres.

En 45 años, entre 1960 y 2005, la cantidad de mujeres en el total de inmigrantes se elevó alrededor de tres puntos porcentuales, desde 46,7 por ciento, según el estudio, titulado «The International Migration of Women» («Migración internacional de mujeres»).

«La cantidad de mujeres que migraron en busca de empleo, no por razones familiares, se elevó con el tiempo», señaló Maurice Schiff, economista del Grupo de Investigación en Desarrollo del Banco Mundial.

Pero se desconoce qué tipo de trabajo realizan, cuánto dinero ganan y envían a sus hogares y cómo lo gastan sus familias.

Las remesas enviadas por emigrantes ascendieron a unos 200.000 millones de dólares el año pasado, según calcularon funcionarios del Banco sobre la base de cifras oficiales.

Por su parte, el Fondo Internacional para el Desarrollo Agrícola (FIDA) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) elevaron ese monto es de 300.000 millones de dólares.

Resta por determinar qué porcentaje de esa suma es enviado por mujeres. Sin embargo, datos dispersos y estudios de caso citados en la investigación del Banco sugieren que las emigrantes inciden significativamente en la economía de algunos hogares de sus países de origen.

«Las mujeres mandan mucho dinero a sus familias y los datos de zonas rurales de México muestran que su emigración tuvo consecuencias económicas positivas para los hogares que dejaron atrás», afirmó Andrew Morrison, economista del Banco Mundial.

Los hombres de zonas rurales mexicanas suelen trabajar en cultivos u otros empleos asalariados, a diferencia de las mujeres. El hogar, de hecho, pierde dinero cuando el emigrante es varón, que debe ganar mucho más para que su familia obtenga un beneficio de su partida.

Muchas menos mexicanas emigran de esas zonas al extranjero, en especial a Estados Unidos. Pero en su caso no deben ganar tanto dinero como los hombres para que su aporte a la familia sea significativo.

Eso es así porque, cuando se quedan, las mujeres realizan tareas no asalariadas, como el cultivo de alimentos básicos y el cuidado de los hijos, entre otras.

Pero las ventajas terminan allí. La investigación sugiere que cuando los hombres envían dinero, las mujeres lo destinan a educación y a servicios que mejoran las perspectivas de futuro de la familia.

Cuando los gastos quedan a criterio de los hombres, el dinero suele malgastarse.

Sin embargo, el informe enuncia ciertas generalizaciones poco convincentes por la falta de claridad de los datos y los análisis sobre género.

«Uno de los mensajes más importantes de este estudio es que las investigaciones en materia de migraciones no pueden seguir ignorando el papel femenino», subrayó Mirja Sjoeblom, editora del informe divulgado el lunes.

«Necesitamos saber más acerca de las diferencias entre las consecuencias de la migración masculina y la femenina en la cohesión familiar y el bienestar de los hijos, y también por qué algunos hogares se inclinan por una u otra opción», añadió Sjoeblom.

Las emigrantes mujeres son más que los hombres en las repúblicas que integraron la hoy disuelta Unión Soviética: la proporción asciende hoy a 58 por ciento y está en crecimiento, según el informe.

La proporción de mujeres emigrantes es casi igual a la de los hombres, pero crece, en Europa, Oceanía y América Latina y el Caribe. Y es igual y constante en América del Norte, y menor en África, 47 por ciento y en aumento.

En Asia, la proporción de emigrantes mujeres, estimada en 43 por ciento, va disminuyendo.

En Estados Unidos, hay más mujeres inmigrantes procedentes del Caribe, Asia Pacífico, Europa y África subsahariana que de Asia meridional, Medio Oriente y África septentrional.

Las mujeres inmigrantes que se formaron en Estados Unidos ganan más dinero que las educadas en sus países de origen.

Entre las últimas, las de Australia, Gran Bretaña e Irlanda son las que tienen mayores ingresos, y en las naciones en desarrollo son las de África austral, Jamaica e India.

En el otro extremo, las procedentes de Colombia, Cuba y República Dominicana son las de menores ingresos. El informe sugiere que eso se debe a que no hablan bien inglés