La propuesta de la oposición en Brasil para otorgar independencia al Banco Central (BC) se convirtió en uno de los principales ejes de debate en la campaña para las elecciones generales brasileñas, cuya primera vuelta se realizará el 5 de octubre. Después de que la candidata del opositor Partido Socialista Brasileño (PSB), Marina Silva, quien […]
La propuesta de la oposición en Brasil para otorgar independencia al Banco Central (BC) se convirtió en uno de los principales ejes de debate en la campaña para las elecciones generales brasileñas, cuya primera vuelta se realizará el 5 de octubre.
Después de que la candidata del opositor Partido Socialista Brasileño (PSB), Marina Silva, quien cuenta con el apoyo de buena parte del sector financiero, incluyó la independencia del BC en su programa, recibió una dura respuesta de la presidenta Dilma Rousseff, del gobernante Partido de los Trabajadores (PT), quien busca la reelección.
La relación de Silva con la heredera del banco Itaú, Neca Setúbal, coordinadora de su programa de gobierno, se volvió blanco de críticas desde que la ex senadora asumió la candidatura del PSB, tras la muerte el pasado 13 de agosto del líder Eduardo Campos al desplomarse la avioneta en la que viajaba.
Al criticar la propuesta de otorgar independencia al BC, Rousseff afirmó que una eventual victoria de Silva retiraría un poder que pertenece al Congreso y al Ejecutivo para entregarlo a los banqueros y al capital financiero.
El embate entre Rousseff y Silva, quienes lideran los sondeos de intención de voto y están técnicamente empatadas para la segunda vuelta a realizarse el 26 de octubre, develó un factor central en la campaña.
Desde que la mandataria comenzó a defender el mantenimiento de la subordinación del BC a los poderes públicos y a acusar a su rival de querer dar «más poder a los bancos sobre la vida de los brasileños», su candidatura presentó una notoria recuperación y detuvo el avance de Silva en las encuestas.
De acuerdo al último sondeo divulgado por el instituto Vox Populi la noche del lunes, Rousseff cosecha 36 por ciento de las preferencias y Silva el 27 por ciento, cuando hace 10 días la candidata socialista mostraba una diferencia de cuatro puntos.
La independencia del BC, que exige una enmienda constitucional, da al instituto emisor la posibilidad de conducir la política monetaria sin discusión previa con ninguna otra esfera de poder y otorga a sus directores mandatos de largo plazo.
En la actualidad los directores del BC de Brasil no tienen mandato fijo, aunque hay un proyecto de ley en trámite legislativo, presentado por el también opositor Partido Social Demócrata Brasileño (PSDB), que propone una «mayor autonomía», con mandatos de seis años para sus directores.
El candidato presidencial del PSDB, Aecio Neves, por su parte, quien recoge 15 por ciento de las intenciones de voto, evitó una posición decisiva en torno al tema, aunque la tendencia de su partido es apoyar una menor influencia política en las decisiones del BC.
En el debate que se desarrolla en la opinión pública y la prensa escrita, los defensores de la autonomía del BC afirman que formalizarla dará mayor transparencia a las decisiones y hará que sus acciones sean más eficaces para controlar la inflación.
Los que se oponen, en especial el gobernante PT, cuestionan la falta de legitimidad democrática de su separación del poder político y problemas de coordinación en la política económica.
El tema ganó tanta relevancia en la campaña que fue incluso motivo de ataques personales entre las candidatas.
Silva afirmó que los bancos nunca habían ganado tanto dinero como en los gobiernos del ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) y de Rousseff, y que ésta última había creado el Bolsa Banquero, con la fuerte elevación de la tasa de interés de referencia el último año, que pasó de 7,25 a 11 por ciento.
«En el gobierno de Fernando Henrique Cardoso (PSDB, 1995-2002), los bancos tuvieron, en términos actualizados, ganancias por 31.000 millones de reales (13.500 millones de dólares)», mientras que en el gobierno del presidente Lula (PT, 2003-3011), de 199.460 millones de reales (86.720 millones de dólares), afirmó.
Según Marina Silva, la independencia del BC será una medida para que la institución esté «en función del pueblo, no de un partido o de un grupo político».
Rousseff, por su parte, contraatacó al afirmar que, si se lleva a la práctica la propuesta de Marina Silva, las tasas de interés y las poíticas de crédito serán definidas sin prestar cuentas al Ejecutivo y el Legislativo.
«El Banco Central, como cualquier otra institución, no es electo por tecnócratas ni por banqueros. Su directiva es indicada por quien tiene voto directo. El Congreso llama al Banco Central y manda prestar cuentas (…). Yo no tengo banqueros apoyándome», enfatizó.
El gobierno brasileño asegura que el BC cuenta con total autonomía operativa y que sus decisiones están únicamente orientadas por el mandato de mantener la inflación, dentro de la meta definida por el Consejo Monetario Nacional.
Para Rousseff, la independencia es un atributo de los tres poderes del Estado, y otorgar autonomía total al BC sería «crear un cuarto poder».
«Estoy a favor de la autonomía relativa del BC y la practico», afirmó la mandataria brasileña.