Constantemente observamos por los diferentes y repetitivos medios de comunicación como se critica y sataniza el control de precios instaurado en Venezuela y en general como se vilipendia, rechaza y calumnia toda la política económica en general, la cual vale la pena decir, es la única realmente planificada en toda nuestra historia republicana; la gran […]
Constantemente observamos por los diferentes y repetitivos medios de comunicación como se critica y sataniza el control de precios instaurado en Venezuela y en general como se vilipendia, rechaza y calumnia toda la política económica en general, la cual vale la pena decir, es la única realmente planificada en toda nuestra historia republicana; la gran mayoría de las medidas de corte económico que ha venido tomando el gobierno nacional van destinadas a frenar el avance histórico que presenta la inflación y que específicamente afecta a las clases más desfavorecidas, este proceso inflacionario del cual se habla mucho hoy en día ha venido incrementándose desde el año 2002-2003 cuando de manera irracional los grupos más reaccionarios de la oligarquía venezolana paralizaron el país, los mismos grupos (incluida la cúpula de la iglesia católica) que paradójicamente en la actualidad se rasgan sus vestiduras acusando al gobierno nacional de inepto e ineficiente por no controlar el proceso inflacionario que ellos mismos generaron, e incluso si nos detenemos a analizar un poco la historia, estos grupos elitescos que hoy en día con gran alegría vociferan y ponen como titulares de sus medios de comunicación que la inflación venezolana es la más elevada de Latinoamérica, no dicen que ello se debe a su propia irresponsabilidad y a las distorsiones, endeudamientos y saqueos generados por ellos (cuando eran gobierno) que desencadeno el fatídico viernes negro de 1983, tampoco dicen que los niveles de inflación en Venezuela a pesar de ser elevados no son tan alarmantes como los que históricamente (desde 1983) ha venido presentando nuestra economía, llegando incluso a superar el 100% anual, lo cual a pesar de todo y de las adversidades que innegablemente se presentan en este momento, resulta inimaginable y poco probable.
Con esto no pretendo justificar el nivel inflacionario que poseemos en la actualidad, sólo pretendo hacer ver la realidad y el trasfondo de las cosas, para así conocer de una forma sintetizada pero concreta cuál es el verdadero origen de la inflación en Venezuela y el porqué se hace tan difícil controlarla al mismo tiempo que se le da mejor calidad de vida a las masas históricamente explotadas. Sin embargo y a pesar de las constantes e innegables medidas que el estado ha tomado para frenar este flagelo (venta de bonos, reducción del IVA, aumento de las tasas de interés, control de precios, etc.) los resultados han sido pocos, esto se debe no a que el gobierno se haya quedado de brazos cruzados como lo pretenden hacer ver los medios de comunicación y por ende la derecha con toda su variedad de partidos, sino a dos factores principales: el constante saboteo realizado por la oligarquía criolla con la planificación y el monitoreo, claro esta, de los Estados Unidos y sus satélites en el continente (especialmente Colombia) y las herradas aplicaciones del polémico control de precios implantado por el gobierno venezolano desde hace ya un par de años.
Para quienes desconocen la historia se les hará algo inimaginable o ridículo que la escasez de leche, azúcar, pollo y hasta sardina provenga del saboteo del gigante del norte, ya que dirán como muchos lo dicen «los Estados Unidos tiene cosas más importantes que hacer que preocuparse por si ay o no sardinas en un país atrasado como el nuestro» sin embargo vale la pena revisar antecedentes como los ocurridos en Chile (1970-1973), Guatemala (1951-1954), Nicaragua (1979-1990), Brasil (1961-1964), Panamá (1968-1981) y Cuba (1960 hasta la actualidad), además de ello, para quien aún lo dude vale la pena decir que es mucho más fácil, rentable y menos engorroso derrocar un gobierno mediante el terrorismo económico que mediante la invasión militar, o por lo menos es preferible agotar primero la herramienta económica para luego si acudir a la segunda herramienta: la guerra, como ocurrió en Irak o como ocurre actualmente con Irán; y si sumamos a todo ello que el país al cual se le realiza la guerra económica posee las reservas petroleras, gasiferas, acuíferas, minerales y de biodiversidad de las más elevadas del mundo, el panorama sin duda alguna que se desvía de una forma radical.
En cuanto a las herradas formas de aplicación del control de precios por parte del gobierno venezolano, debo decir que lastimosamente aún poseemos un estado burgués, plantado sobre bases burguesas y de explotación, donde la aplicación y la no aplicación de las leyes sólo beneficia a un sector: la oligarquía. No pretendo decir con esto que el control de precios sea una medida dañina y que afecta a la economía (como lo dice la derecha y sus voceros, llámese profesores, analistas, politiqueros de oficio, etc.) por el contrario, creo profundamente en la planificación de esta y por ende en el control de precios, no de un producto, ni de dos, ni de tres, ni mucho menos de la cesta básica, sino en el control de precios de todos los productos de consumo interno, ya que si se piensa aplicar una medida de la cual uno (como izquierdista) cree, esta se debe aplicar de una forma radical, revolucionaria y profunda, porque si la aplicamos a medias y blandeando cada vez que la oligarquía se queje y amenace con paralizar su producción es mejor no aplicar nada y seguir dejando que la «mano invisible del mercado» se apiade y se acuerde que los pobres también comemos.
Es por ello que creo en el verdadero y revolucionario control de precios, el que no afecta al campesino, a la ama de casa, al obrero, al artesano o al pequeño y mediano comerciante, sino el que dignifica, mejora y rompe la condición socio laboral que el capitalismo mantiene sobre estos; el verdadero y revolucionario control de precios afecta y perjudica realmente al explotador, al usurero y al especulador que juega con el hambre y la necesidad del pueblo, aumentando día a día su riqueza a costa del trabajo arduo y continuo del explotado, característica de por si fundamental de todo capitalismo.
Para lograr cambiar este contexto, el gobierno, sus ministros y asesores necesitan observar el control de precios desde una perspectiva totalmente revolucionaria (no desde la perspectiva burguesa como históricamente ha sido implantado el control de precios por los gobiernos de la cuarta república, rindiendo sólo perjuicios y empeoramiento de la situación a la clase proletaria) así como desde la misma perspectiva se debe observar el deporte, la salud, el transporte, la cultura, el turismo, la educación, la vivienda y el trabajo, porque de lo contrario no estaríamos hablando ni haciendo revolución. Este control de precios no debe ignorar la existencia de las cadenas productivas, es decir en el caso de la leche por sólo tomar un ejemplo existe el ordeñador, el transportista, la empresa recolectora y transformadora del líquido, la empresa distribuidora y comercializadora del producto, el vendedor final y el consumidor como eslabón último de esta cadena; basándose en esta cadena y en la variabilidad de cada producto, ya que no se puede comparar la cadena productiva de la leche con la cadena productiva de los enlatados o de los fertilizantes utilizados para el agro, se debe colocar un Control Integral de Producción, lo cual se traduce en un control sistematizado e incluyente desde el mismo momento de la cosecha, generación o arribo al país de la materia prima hasta la llegada de este al consumidor final; pasando por todos y cada una de las empresas o personas que intervengan en la fabricación y distribución del producto.
Lograr esto en la actualidad es sumamente complicado, ya que no existe la organización ni el control absoluto del estado sobre estas cadenas productivas, sin embargo mediante un esfuerzo mancomunado entre los diferentes entes y organismos del estado (SENIAT, INDECU, INE, BCV, INTI, MIBAM, PDVSA, MILCO, MINPLAN etc.) se podrá tener un control integral de precios durante toda la cadena productiva, evitando así el saboteo, el empobrecimiento de los campesinos y pequeños productores e incluso evitando males como el contrabando y la legitimación de capitales entre otros.
Sino se aplica un verdadero y exhaustivo control de precios que verdaderamente dignifique al pueblo no se sabe que es mejor si el remedio o la enfermedad, tal vez en razón de ello mismo el presidente de la república ha decidido eliminar paulatinamente estos controles sobre ciertos productos, ya que como se ha visto hasta la fecha el gran perjudicado es el pequeño productor, los obreros, los campesinos y por ende sus familias. Es por ello que debemos aprender de los errores, corrigiéndolos para no volver a caer en ello y mas importante aún liberándonos de esa actitud pequeño burguesa que lamentablemente aun poseemos, ya que de lo contrario continuaríamos jugando con el clamor y la esperanza del pueblo y peor aún con la necesidad de alimentación de este, siguiéndole el juego a la derecha y contribuyendo a que una parte creciente de la población le de la razón a la supuesta «mano invisible del mercado» y a todas las demás patrañas que el capitalismo como sistema político económico nos ha hecho creer como algo natural y eterno al cual nosotros como sociedad debemos acostumbrarnos.