Chury: Petras, en materia de temas creo que hay muchos en este momento. ¿Cuáles están ocupando tu atención para tus trabajos cotidianos que realizas?. Petras: Varias cosas. Primero tenemos el tema del acuerdo con Irán, Turquía y Brasil para arreglar el enriquecimiento de uranio que va a desplazar este esfuerzo de Estados Unidos de imponer […]
Chury: Petras, en materia de temas creo que hay muchos en este momento. ¿Cuáles están ocupando tu atención para tus trabajos cotidianos que realizas?.
Petras: Varias cosas. Primero tenemos el tema del acuerdo con Irán, Turquía y Brasil para arreglar el enriquecimiento de uranio que va a desplazar este esfuerzo de Estados Unidos de imponer sanciones contra Irán. Eso como un tema que podríamos discutir; segundo la confrontación en Tailandia donde los camisas rojas, que representan a los pobres, están confrontando con un gobierno de la derecha y tercer tema que estoy mirando otra vez es el asunto del derrumbe del pozo de petróleo en el Golfo y cómo debemos evaluar estas cosas. Finalmente, una vuelta a pensar sobre los regímenes en América Latina en los últimos cinco años.
Chury: Muy interesante todo eso. Si quieres, arrancamos por el tema de América Latina y después vamos tocando los otros.
Petras: En este caso primero quiero señalar varias cosas.
Primero, que no hemos visto ningún gran cambio en los últimos cinco años, un período de estabilidad relativa en relación con lo que típicamente uno piensa en América Latina. Hay un crecimiento con algunas variaciones, bastante dinámico, tenemos una estabilidad social relativa, ningún golpe, ninguna revolución, salvo Honduras que es la excepción de lo cotidiano.
Y tenemos que analizar por qué estos cinco o seis años tenemos esta configuración de estabilidad, crecimiento y alternancia entre partidos.
En primer lugar está el factor externo, que son los precios favorables en los mercados mundiales. Segundo, la pérdida de influencia estadounidense en la región por su desplazamiento económico y por las guerras. Y tercero, la dinámica tiene que ver con la política que han adoptado los gobiernos.
Hay mucha gente que ha utilizado varias frases; por ejemplo, hablan de gobiernos de centro-izquierda; hablan de gobiernos progresistas, hablan de gobiernos que han tomado posiciones de independencia.
Pero si uno analiza más allá de las diferencias que hay entre los orígenes indígenas en Bolivia, de trabajadores sindicalistas en Brasil, Kirchner que en su juventud tenía alguna simpatía con los guerrilleros, montoneros, todos estos gobiernos en su conjunto han adoptado políticas desarrollistas. Y hablan de regímenes que podíamos llamar postneoliberales. ¿Y qué significa postneoliberal? Significa que por un lado no rechazan el capitalismo, sólo rechazan una variante del capitalismo, de un capitalismo que tenía como eje el sector financiero banquero especulativo. Ahora este postneoliberalismo realmente es una variante del capitalismo con enfoques sobre los sectores agrominerales y algunos otros servicios, más orientados al exterior.
Y segundo, es un régimen al que no le importa la composición del capital, si es extranjero o nacional; lo que le interesa es maximizar las inversiones que vienen. De dónde vienen no les importa. En este sentido simplemente quieren, -la meta principal no es la mejora social, reducir las disigualidades- sino que la principal preocupación es ver cómo pueden maximizar el crecimiento, cómo maximizar las inversiones. Y para eso tienen que controlar a los movimientos sociales y los sindicatos para que no perjudiquen las tasas de ganancias y a las empresas que buscan invertir en el país. En ese sentido tenemos una estabilidad pero con todas las elites de poder presentes ahora funcionando dentro de un marco político que limita la corrupción, limita el pillaje pero que en relación con los grandes temas de la propiedad, de desigualdad, de reforma agraria, está totalmente marginada. Lo que interesa es cuántos capitales podemos atraer, qué tasa de crecimiento podemos alcanzar… Si en el proceso de buscar estas metas principales estratégicas tratas con multinacionales o tratas con el comercio de China, todo está dirigido a los grupos de poder que pueden convertir las políticas públicas en un crecimiento.
Y por esa razón tenemos ahora emergentes algunos conflictos; por ejemplo hay huelgas fuertes de obreros fabriles, maestros y trabajadores de la salud en Bolivia en estos momentos. Y los regímenes cuando responden a estas protestas y crítica son muy duros. Por ejemplo el señor García Linera llama a los obreros «agentes de la embajada estadounidense»; Lula dice de los trabajadores públicos que buscan aumentar el salario en algo más que lo fijado por el decreto del gobierno, «hay que poner mano dura y deducir de los salarios los días de huelga». Castigos bastante duros. Y lo mismo en Ecuador donde hay acuerdos entre Correa y las empresas mineras y hay conflictos con los indígenas a los que Correa llama «delincuentes».
Este lenguaje duro cuando por un lado tenés la imagen del
Hay una situación aquí que debemos señalar de estabilidad relativa y crecimiento pero que todos los problemas pendientes de injusticia están subordinados a esta política de crecimiento, a esta política desarrollista. Ese es un tema que debemos explorar. El hecho que estos gobiernos en la búsqueda de inversiones han roto con la unilateral dominación estadounidense forma parte de estos procesos, porque cuando Estados Unidos no puede invertir hay que buscar en Asia. Si los Estados Unidos quieren imponer tratados de libre comercio no recíprocos donde se benefician sólo sus productos y no las exportaciones latinoamericanas ,tampoco consigue éxito. Por eso la independencia relativa de América Latina con Estados Unidos está en función del desarrollismo. Pero un desarrollismo que margina completamente la política de justicia social porque las desigualdades están implícitas en la política desarrollista. Porque como fomentas inversiones, tienes que estimular las tasas de ganancia y aumentar esas tasas de ganancia significa minimizar los salarios y los aumentos de salarios dentro de un marco, como Morales limita a 5% y dice «finito». Eso es lo que los sindicatos, los obreros y los maestros van a conseguir: 5% que a los cien dólares por mes que gana un maestro significan 5 dólares más por mes, algo menos de 20 centavos por día de aumento, que es una risa.
Pero con esto tenemos toda la izquierda en el exterior, en América Latina, Europa y Estados Unidos gritando ¡qué buen presidente!, convocando a una reunión sobre el clima; un gran dirigente para el premio Nobel. ¿Para qué, para convertir a Bolivia en un gran campo de explotación de todas las industrias extractivas? Y a Lula como el gran campeón contra la pobreza y mientras las disigualdades en Brasil siguen siendo exactamente lo que eran bajo el gobierno de Cardoso. Incluso hay mayores desigualdades en los sectores más dinámicos como el agro donde quedaron 4 millones de familias sin tierra y 22 millones de personas viven en carpas de plástico. Y esta situación sigue siendo así… Pero la izquierda perversa de intelectuales que compran con estas invitaciones a inauguraciones presidenciales y conferencias sobre el clima y lo que sea, la izquierda se compra muy barata y escribe articulos que circulan, hablando de todo menos de las políticas que benefician al gran capital agromineral y las miserable salarios para los empleados,obreros y jornaleros que están desarrollando estos gobiernos desarrollistas
Chury: Me gustó esa frase tuya: la izquierda se está comprando muy barata. Creo que está muy bien esa frase. Quería saber algo más respecto a qué opinas en torno a esto de Lula e Irán y qué hay detrás de todo esto
Petras: Lula como gran desarrollista, como gran promotor del desarrollismo, quiere ampliar los mercados y quiere un reconocimiento de que Brasil es un factor importante en la política económica mundial. Y dice que las guerras perjudican las oportunidades para el comercio. Es un capitalista pacifista, por lo menos en relación con potenciales mercados en el Medio Oriente porque los conflictos estadounidenses en Iraq, las sanciones contra Irán, todo eso cierra mercados, cierra posibilidades milmillonarias de comercio. Entonces Lula interviene contra la agresividad bélica y militarista de Estados Unidos para buscar una solución pacífica para que él pueda seguir firmando contratos con los productores de petróleo y gane algún prestigio en una región donde Brasil busca nuevos socios económicos. Ha conseguido un pacto por lo menos, un gran éxito diplomático en este sentido. Ahora, los sionistas de Estados Unidos están trabajando noche y día con Clinton buscando cómo sabotear este acuerdo de ayer. Dicen que las condiciones no son seguras, que en Irán no se puede confiar por más que firmó un acuerdo. Washington repite como papagayo cualquier cosa que dicen los sionistas; Clinton dice que tenemos que seguir con las sanciones como si nada hubiera pasado, a pesar que las condiciones que todos piden, que el enriquecimiento de uranio pasa por un país ajeno a Irán para inspección y control. Estas condiciones están dentro del nuevo acuerdo. Ya el presidente Tayyip Erdogan de Turquía y Lula han cumplido una misión importante, desarmando los pretextos estadounidenses y europeos para atacar a un país crítico de Israel y los sionistas; crítico de la política militarista de Estados Unidos. Debemos reconocer que en este caso la política diplomática de Lula y Erdogan de Turquía ha conseguido una importante victoria contra el belicismo estadounidense.
Chury: Ayer estuve escuchando declaraciones del presidente de España, Rodríguez Zapatero, y no cabe duda de que las explicaciones resultan si no infantiles absolutamente absurdas, en torno a la descripción que hace de la crisis, a la situación interna en que pone a los trabajadores y los jubilados. ¿Cómo has visto eso?
Petras: Son problemas típicos de un régimen capitalista, con la diferencia de que Zapatero pretende ser un socialdemócrata. Si nos ponemos en un contexto histórico, los socialdemócratas y Zapatero estaban un paso adelante con algún avance en los salarios durante el período especulativo de expansión, y ahora dos pasos atrás. Y la gente va a sufrir la peor desocupación y recortes sociales mucho peor que lo que tenían antes de Zapatero. Es típico de la socialdemocracia que para ganar apoyo popular incluso consolidarse, ofrecen algunas concesiones menores, sin tocar la propiedad, en este caso a los bancos, que son responsables por esta expansión especulativa inmobiliaria, de finanzas, de la construcción. Los trabajadores, particularmente los públicos, tenían pocos beneficios de estos grandes contratos y transacciones financieras en las que se ganaban miles de millones. Ahora cuando cae esta estructura de cartón, en vez de nacionalizar los bancos está imponiendo restricciones sobre el consumo para que los capitalistas reciban las subvenciones y puedan recuperar la tasa de ganancia. Es decir, con los recortes sociales el gobierno empieza a acumular un excedente o a bajar el déficit y eso significa devolver dinero a los bancos, subvencionar las pérdidas de los bancos. Eso que no va a los trabajadores va a otros sectores económicos. Y segundo, bajar, bajar y bajar los beneficios sociales y los salarios ¿quién gana? Dicen que eso va a mejorar la competitividad de las empresas. Competitividad significa que van a aumentar sus tasas de ganancias y van a invertir. Y con las inversiones van a salir de la crisis. En otras palabras, el eje de toda esta política es una gran transferencia de ingresos del sector asalariado al sector del capital. Esa es la esencia de la política con una fachada ideológica que trata de oscurecer esta gran transacción. Los obreros y los empleados en España entienden eso en gran parte y nadie está dispuesto a aceptar este tipo de solución a un problema que ellos mismos no crearon. Pero los dirigentes sindicales, tanto Comisiones Obreras como la UGT, típicamente denuncian la política pero van a tomar acciones simbólicas. Es decir, una huelga general, un paro, pero con metas muy limitadas es lo que anunciaron. Van a huelga general por un día y vuelven al trabajo al próximo día. Y yo conozco a los capitalistas porque viví en España por varios años, y conversando con los capitalistas ellos dicen simplemente «es otro día de descanso». «Van a gritar mucho pero van a terminar aceptando eso». No hay consideraciones más radicales para enfrentar este proceso que es un proceso muy grave porque las medidas tomadas ahora por Zapatero van a tener consecuencias por muchos años. No es simplemente un año que pierdes el salario porque está congelado. Es un proceso de deterioro fijado por cinco o diez años. En España y los trabajadores de España, como en Grecia o Portugal, las pérdidas van a indicar que por diez años la gente va a sufrir y no recuperar lo que tenían en el año 2006. No lo van a tener hasta el año 2020, o sea que son 10 años perdidos. Esto es lo que está en juego con estas medidas: un salto atrás de 10 años.
Chury: Petras, se nos ha terminado el tiempo. Quiero expresar mi agradecimiento por tus análisis en nombre de la audiencia, en nombre nuestro y la promesa de reencontrarnos el próximo lunes para hablar de éstas o de otras cosas
Petras: Muy bien, un abrazo para todos.
Chury: Que pases muy bien Petras.
rCR