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La Junta Patriótica y el pueblo excluido fueron los verdaderos padres del 23 de Enero

Fuentes: AVN

Foto archivo La historia del 23 de Enero la protagonizaron las bases de los partidos políticos que en la clandestinidad hicieron oposición a Marcos Pérez Jiménez, aliados en la Junta Patriótica, factor de vanguardia que logró aglutinar una movilización popular que luego sería neutralizada por la vieja dirigencia política que se abrogó el triunfo de […]


Foto archivo

La historia del 23 de Enero la protagonizaron las bases de los partidos políticos que en la clandestinidad hicieron oposición a Marcos Pérez Jiménez, aliados en la Junta Patriótica, factor de vanguardia que logró aglutinar una movilización popular que luego sería neutralizada por la vieja dirigencia política que se abrogó el triunfo de los excluidos.

Para comienzos de 1957 el descontento popular se acentuó con el desempleo, los bajos salarios y la situación social, ante lo cual desde la clandestinidad se conformó una alianza de partidos que llevó el nombre de Junta Patriótica, cuyo objetivo era proponer un candidato demócrata para las elecciones del 15 de diciembre de ese año, establecidas por la Constitución de 1953.

Esta alianza fue conformada inicialmente por Fabricio Ojeda, del partido Unión Republicana Democrática (URD), Guillermo García Ponce por el Partido Comunista de Venezuela (PCV), luego fueron incorporados Silvestre Bucarán de la juventud de Acción Democrática (AD) y Enrique Aristiguieta, por el partido socialcristiano Copei, quienes contaban con un centenar de miembros en todo el país y una imprenta para la propaganda, relata García Ponce en una entrevista del libro !Luchar hasta vencer! La guerra del pueblo y otros documentos.

Mientras la vieja dirigencia de los partidos se encontraba en Nueva York, el trabajo de la Junta Patriótica consistió en organizar los cuadros populares y preparar la candidatura para las presidenciales, tarea que se ve frustrada cuando Pérez Jiménez se les anticipa y cambia las elecciones por un plebiscito, decisión que precipita las acciones populares de calle que darán fin a la dictadura.

Origen de la Junta Patriótica

Aunque diversos factores políticos y populares conformaron la Junta Patriótica, ésta se erige sobre el liderazgo del periodista y luchador social Fabricio Ojeda, quien era militante de URD, partido que obtuvo la mayoría de los votos para la Asamblea Constituyente de 1952, triunfo que fue desconocido por la Junta Provisional de Gobierno que designó a Pérez Jiménez como presidente hasta 1958.

Acallada la victoria de URD y enviados al exilio a sus dirigentes, las fuerzas vivas de esta organización, con un Fabricio Ojeda cada vez más activo en la movilización popular, continuaron trabajando de forma secreta mientras la dictadura promulgaba una nueva Constitución para un período de cinco años, fijando un plazo que incidirá en los hechos que desencadenaron el 23 de Enero.

Cerca de la fecha para la convocatoria a elecciones, Ojeda lleva adelante la publicación de volantes y boletines que dirigían un mensaje al pueblo en la búsqueda de un gobierno realmente democrático, pedían a los factores políticos abandonar las posturas sectarias y a las Fuerzas Armadas respetar la Constitución.

«Sectores representativos de la vida nacional, nos hemos agrupado bajo el nombre glorioso de Junta Patriótica, para luchar con la bandera de la unidad por el respeto a los derechos y libertades consagrados en la Constitución», rezaba el comunicado divulgado en agosto de 1957.

La Junta Patriótica se había organizado en todo el país, contaba con 180 cuadros provenientes de la base de URD y algunos de la juventud de AD. Estaba conformada por comités de propaganda, trabajo y acciones de calle. Funcionaba mediante la estructura de células, lo que impedía que la eventual captura de alguno de sus miembros desarticulara a toda la organización.

Ojeda redactaba los textos y manifiestos, lograba movilizarse con los pseudónimos «Arturo», «Antonio», «Alonso» y «Profesor Soria», además, era periodista de el diario El Nacional, asignado a la fuente de Miraflores, lo que le permitió conocer las revelaciones y rumores palaciegos.

El 27 de julio el Congreso Nacional aprueba la realización de elecciones, pero el 4 de noviembre Pérez Jiménez anuncia la sustitución de los comicios por el plebiscito -que limitaba la participación de varios partidos- decisión ante la cual el Frente Estudiantil de la Junta Patriótica decide activar las protestas del sector universitario el 21 de noviembre.

El día 25 es allanada la recién inaugurada Ciudad Universitaria y comienzan los enfrentamientos entre liceístas y policías, mientras el Frente Sindical realizaba actividades de agitación en las fábricas y comienza el contacto de la organización con la Escuela Militar.

Enero de 1958

Las semanas previas al 23 de Enero fueron de una constante lucha popular refrenada por la represión de la dictadura que adolecía de una acentuada crisis de gobernabilidad. El 1° de enero ocurre el alzamiento militar de la guarnición de Maracay (Aragua), hay cambios en el gabinete de ministros el 11 de enero y el día 20 la Junta Patriótica promueve una huelga de los diarios, que al día siguiente se transforma en huelga general.

El día 22 hay acciones de calle con volcamiento de autobuses y enfrentamientos contra la policía con bombas molotov. Aunque Pérez Jiménez se había designado a sí mismo ministro de la Defensa, el sector militar se comprometió con las maniobras que se realizarían de aquel momento en adelante. Las guarniciones de La Guaira, Maracay, Puerto Cabello y Valencia, respaldaron la rebelión.

La Marina, por su parte, fondeó mar adentro a los destructores Brión, García y los buques Aragua, Nueva Esparta y Zulia para neutralizar al gobierno, mientras que la aviación revocó cualquier instrucción de movilizar la escuadra de aviones en Maracay. Era la noche del 22 de enero.

«Miren, búsquense a Wolfgang Larrazábal (…) Nombrenlo para que dirija una Junta de Gobierno. Ese es el mejor. Que Dios los proteja. Adiós», fueron las palabras de Pérez Jiménez subiendo al avión con las siglas 7-ATI que lo llevaría a Ciudad Trujillo en República Dominicana, relata José Sant Roz en su libro El procónsul Rómulo Betancourt.

Horas después, a las 4:00 de la madrugada la Junta Militar presidida por Larrazábal asume el poder, a las 5:30 en los hogares caraqueños se escuchan las campanadas de las iglesias y la radio anuncia la caída de la dictadura. El pueblo sale a la calle y se concentra en la Plaza Bolívar de Caracas.

De inmediato son liberados los presos políticos, es quemada la sede de la Seguridad Nacional y prevalece el grito «Viva la libertad, abajo la tiranía» al pie de la estatua ecuestre del Libertador.

Contra la izquierda

Comenta Diego Salazar en su obra Los últimos días de Pérez Jiménez que en principio la burguesía estuvo contenida por la movilización popular pero luego, amparada en Rómulo Betancourt y Estados Unidos, se aprovechó de la postura constitucional de la Junta Patriótica cuya meta era preservar la unidad y el respeto a la democracia, para solicitarle su «ampliación» e incorporar a otros dirigentes políticos como Raúl Leoni (AD), Lorenzo Fernández (Copei) y Andrés Boulton, por el sector económico, entre otros.»En realidad querían era anular el músculo duro y de izquierda de la Junta Patriótica», sostiene García Ponce.

Gilberto Mora Muñoz en El MIR originario y la insurrección de los 60′ habla sobre cuál fue la estrategia para aislar a esta alianza popular semanas después del derrocamiento de Pérez Jiménez. «El CEN (Comando Estratégico Nacional) de Acción Democrática pidió no asistir a los actos de la Junta Patriótica y que le hicieran vacío a su presidente Fabricio Ojeda».

Durante su regreso, los caudillos partidistas apuntaban a la búsqueda de protagonismo. Rafael Caldera sostenía que en la lucha contra la dictadura Copei fue la «resistencia espiritual», Rómulo Betancourt por su parte afirmó que regresaba «sin apetito de gobierno» y Jóvito Villalba felicitaba la política de «buena vecindad» de Estados Unidos.

Sin embargo, la popularidad de Fabricio Ojeda eclipsaba a los firmantes del Pacto de Nueva York. «Despertó la envidia de la vieja dirigencia, que empezó a regresar al país, entre otras cosas porque la Junta Patriótica los invitaba», recuerda García Ponce.

Mientras la Junta Patriótica manifestaba su intención de «mantener inquebrantable el frente de unidad nacional» que contribuyó al derrocamiento de la dictadura, fue inevitable que surgieran las candidaturas de Larrazábal, Caldera y Betancourt, se firmara el Pacto de Punto Fijo, que excluyó al PCV, y los candidatos suscribieran un programa mínimo común.

«La Junta Patriótica original no tenía experiencia, éramos muy jóvenes. Fuimos saliendo de la clandestinidad todos deslumbrados con la libertad y bueno, la vieja dirección política nos arropó, y comienza un proceso contra Fabricio Ojeda», rememora García Ponce.

El llamado a elecciones apaciguó la movilización popular, la creación de un pacto obrero patronal desmovilizó a los trabajadores y el activismo teóricamente adeco, reducido a jóvenes universitarios y algunos líderes sindicales trabajó en la candidatura de Rómulo Betancourt, mientras que URD se concentró en Larrazábal a quien aseguraban ganador, lo que devino en la disolución de la Junta Patriótica.

El 7 de diciembre Rómulo Betancourt ganó las elecciones presidenciales. «El próximo gobierno no puede tener un carácter de frente populista y los comunistas no pueden ocupar en él posiciones dentro del tren ejecutivo», había dicho.

Fuente: http://www.avn.info.ve/contenido/junta-patri%C3%B3tica-y-pueblo-excluido-fueron-verdaderos-padres-del-23-enero