Se trata un sector castigado por la pobreza y la desigualdad social. En una carta dirigida al Presidente pidió políticas públicas más efectivas y emitió su deseo de ser protagonista en la consolidación de un nuevo país.
Como suele suceder cuando un nuevo ciclo comienza, el inminente inicio del segundo mandato de Luiz Inácio Lula Da Silva abrió el grifo de las esperanzas y el de las demandas. Por un lado, casi el 60 por ciento de los ciudadanos creen que los próximos cuatro serán mejores que los ya transitados y, por el otro, el espectro político, desde los partidos opositores hasta los Movimientos Sociales aliados, no quieren quedar afuera de una inédita pero bienvenida concertación.
Ahora llegó el turno de los más lozanos. El Consejo Nacional de Juventud de Brasil (Conjuve) aprobó una carta destinada al presidente Da Silva, por la que pide nuevos avances en la consolidación de las políticas públicas y la integración de los diferentes programas de incentivos para este segmento específico de la población.
Creado para promover la participación activa de los jóvenes en la sociedad, el Conjuve, según sus máximos dirigentes, quiere dejar de ser una amigable novedad y actuar como protagonista en el fortalecimiento de una política nacional seria para los millones de jóvenes del país. Este es el principal recado de la «Carta al Presidente Lula», documento aprobado en la última reunión, realizada la semana pasada.
En la carta, los 60 miembros reconocen «la importancia de la reciente creación de la Secretaría Nacional de Juventud (SNJ) – vinculada a la Secretaría General de la Presidencia de la República – y la necesidad de medidas más consistentes».
«El nuevo mandato, no obstante, exige nuevos avances. Considerando como prioridad el desenvolvimiento económico y sustentable del país, enmarcado una agenda progresista y democrática de políticas sociales, las políticas nacionales para la juventud tienen que consolidarse», amplia la misiva que todavía no tuvo acuse de recibo en Planalto.
En tanto, Lamartine Silva, del Movimiento Hip-Hop Organizado Brasileño (MHHOB) -forma parte del Conjuve-, recomendó la profundización del apoyo crítico. «El próximo paso, también para quien apoya a este gobierno, es criticar y proponer políticas públicas para que avancen los programas en el área de juventud», explicó.
Una de las medidas concretas presentadas en el texto es la propuesta de articulación entre las iniciativas ya existentes. Danilo Moreira, Secretario Ejecutivo del Conjuve, sugiere prestar especial atención a la unificación de esfuerzos y de partidas monetarias, para evitar la mala distribución. En la actualidad existen casi 20 programas que tienen como público principal a la juventud, como es el caso de Projoven, Soldado Ciudadano, Proyecto Rondom, Segundo Tiempo y Consorcios Sociales de la Juventud. Estas diversas acciones mueven un presupuesto que, sumado, llega al billón de reales.
En esa sintonía, Regina Novaes, presidenta del Conjuve, resaltó que «los programas de educación y preparación para el mundo del trabajo, por ejemplo, tienen diversas semejanzas e intersecciones. Esas acciones de refuerzo para el avance escolar, de formación para el mercado y transferencia de renta podrán ganar más impacto si dejan de ser aisladas».
La solución, apuntó Danilo Moreira, podría estar en la posibilidad de «crear un registro único para unificar las remuneraciones, cuestión que evitaría la sobreposición territorial, ayudaría a establecer una comunicación directa con los jóvenes beneficiados y daría más racionalidad gerencial a los programas».
Según Regina Novaes, el Conjuve quiere ir más allá y participar de la formulación de nuevos programas volcados a juventud que tengan que ser creados en los próximos años. «Aunque más adelante, una de las nuevas tareas del Conjuve será monitorear las políticas públicas volcadas a los jóvenes, la intención ahora es acompañar las iniciativas gubernamentales y el funcionamiento del diálogo constante con los diversos ministerios promotores de estas acciones», desarrolló Novaes.
Para que eso sea posible, indica la «Carta al Presidente», la SNJ debe ser fortalecida con la ampliación de su «capacidad de gestión» y debe «tener autonomía de ejecución presupuestaria». Según Rafael Pops, secretario de Juventud del oficialista Partido de los Trabajadores (PT), eso significaría transformar al SNJ en secretaria especial, modelo considerado positivo si se toma como referencia las experiencias de órganos semejantes para el área de las mujeres y de promoción de la igualdad racial, creados durante el primer mandato de Lula.
Otra demanda propuesta por el documento para aumentar el status de la juventud en el Estado brasileño es la inclusión de esta área como tema específico del Plan Plurianual (PPA) 2007-2010, que será definido en el próximo año. El objetivo de tal medida es la ampliación del financiamiento para el área, lo que colocaría a las políticas gubernamentales para la juventud en el ámbito de las políticas de Estado.
Otra acción en este sentido defendida por el Conjuve es la aprobación de un marco legal que inserte a este segmento ciudadano como sujeto de derecho en la Constitución Federal. El debate en este sentido girará en torno a temas diversos como la universalización de la enseñanza media, la ampliación de vacantes en la educación superior, la inserción en el mundo del trabajo a partir de la noción del Estado como garantizador de la preparación de los jóvenes para esa etapa de sus vidas, el acceso a las tecnologías de la información, la promoción del derecho a la cultura, entre otros.
Los esfuerzos del Consejo también estarán puestos en la realización de «una Conferencia Nacional que sea propositiva, plural y capaz de promover la participación y fortalecer los diversos movimientos juveniles, lo que significaría avanzar democráticamente en el debate acerca de las políticas públicas de juventud».
Además, el Cojunve prepara una agenda extensa de temas para discutir el próximo año. Todo indicaría que el primer desafío será afirmar en la sociedad una idea cierta de la juventud como poseedora de derechos. «Es difícil convencer a la sociedad que la juventud precisa una atención especial. Es importante promover el entendimiento de que es tanto una cuestión de emergencia cuanto una oportunidad, pues la iniciativa y la creatividad de la juventud producen salidas para los problemas del país», dijo Regina Novaes.
En ese marco, Jonas Valente, periodista de la agencia de noticias brasileña Carta Maior, escribió en una de sus habituales columnas: «La juventud brasileña vive entre el infierno y el cielo. Rotulados como segmento peligroso que precisa ser contenido y tutelado, los jóvenes también son tratados como protagonistas estratégicos en el enfrentamientos de los principales problemas nacionales».
Según Danilo Moreira, el Conjuve invertirá en campañas sobre temas como los problemas en la adolescencia, participación política de los jóvenes y violencia. Para Lamartine Silva, la problemática de la violencia entre y contra jóvenes está muy bien definida y precisa ser enfrentada por el Estado. «Hasta hoy, el Gobierno no dio respuesta a la mortalidad juvenil negra. El perfil de quien está muriendo por esa violencia es joven, negro y hombre».
Si bien todavía no hubo una contestación formal, diferentes protagonistas han ido adelantando opiniones, que podrían ser la punta del iceberg de un paquete de acciones que espera por aplicarse. «Debemos adoptar medidas para que la población joven deje de ser un problema para ser parte de la solución; para estar sujeta a derechos no debe recibir apenas beneficios compensatorios», manifestó el Diputado Reginaldo Lopes, del PT por Mina Gerais.
Las estadísticas certifican la importancia cuantitativa de este sector y la urgencia y gravedad cualitativa en que se encuentra. Se estima que de 1940 a 2000, el número de personas entre 15 y 24 años pasó de 8 a 34 millones, hasta significar hoy el 20 por ciento de la población total, según datos del Instituto Brasileño de Geografía y Estadística (IBGE). El porcentaje aumenta ocho puntos si, como sucede en varios países, se toma por jóvenes a quienes tienen entre 15 y 29 años.
Al respetarse esa franja como parámetro, se tiene que el 40 por ciento vive en familias sin ingresos o con medio salario mínimo (IBGE, 2000), tienen esa edad la mitad de desocupados del país(IBGE, 2000) y sufren el 70 por ciento de los homicidios de Brasil.
*Con material extraído de la agencia de noticias Carta Mayor