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Stefano Galieni entrevista a Luciano Vasapollo

La larga historia de una crisis sistémica

Fuentes: sinistrainrete.info

Traducido para Rebelión por Susana Merino

En esta larga y bien articulada entrevista el profesor Luciano Vasapollo nos ofrece una verdadera reconstrucción de la crisis que está convulsionando al capitalismo mundial. Una crisis política imposible de superar con recetas paliativas sino con una propuesta alternativa radical.

La actual crisis y las turbulencias europeas son interpretadas por Luciano Vasapollo, profesor de economía aplicada en la Universidad La Sapienza y director de Cestes-Proteo (Centro de Estudios del USB), dentro de un proceso histórico-económico muy largo que hay que tener absolutamente en cuenta de manera puntual para comprender su auténtica entidad.

«Lo que está sucediendo actualmente es la consecuencia política-económica de lo que viene ocurriendo desde hace muchos años y no es un detalle comprender la tipología, el origen y los efectos de esta crisis. En las formas de construcción capitalista se pueden definir y analizar en términos marxistas tres tipos de crisis, la de carácter coyuntural, la estructural y la sistémica. Ahora todos hablan de crisis sistémica pero pocos saben verdaderamente de qué se trata, y cuando ya en los años noventa, en tiempos aún insospechados, hablábamos como analistas marxistas nadie nos creía»

¿Y cuales son las diferencias sustanciales?

«La crisis coyuntural puede considerarse «normal», porque no es cierto que la forma de producción capitalista se halla en equilibrio o en constante crecimiento cuantitativa. Tenía razón Marx cuando individualizaba la crisis como una fase interna del ciclo en un modelo económico productivo de desequilibrio y por lo tanto con fases de sobreproducción, que obligan a irrenunciables condiciones de quemar fuerzas productivas, destruyendo fuerzas laborales y capitales excesivos, materiales, tecnología o finanzas para poder recrear condiciones de crecimiento capaces de lograr cantidades y tasas de ganancias consideradas «satisfactorias» y obtenidas a través de inversiones de plusvalía en nuevos procesos de acumulación de capital de mayor rédito.

La gran crisis de 1929 asume, por el contrario, un carácter estructural porque el capital internacional tenía necesidad de una forma nueva y diferente de acumulación aun cuando aquella misma crisis aparecía o se representaba como la actual, como si fuera de carácter financiero, cuando en realidad partía de una profunda crisis de los fundamentos macroeconómicos del propio modo de producción capitalista. Se salió de aquella crisis con la puesta en marcha de la producción masiva del fordismo y el taylorismo y aplicando el modelo keynesiano de sostén de la demanda mediante una importante intervención pública, es decir incrementando las inversiones en gastos públicos, sin que se traduzcan inmediatamente en gastos sociales.

Tan es así que de la crisis de 1929 no se salió con el new deal sino a través del keynesianismo militar que llega a su máximo nivel en la Segunda Guerra Mundial y con la misma reconstrucción postbélica. Los Estados Unidos se convierten en la nueva locomotora mundial del desarrollo capitalista, fortaleciendo en efecto el aparato industrial militar, preparando la guerra y sin tener que preocuparse de su propia reconstrucción una vez terminada la guerra, y por no haber sufrido daños en su propio territorio, pueden dedicar sus recursos a inversiones productivas en la reconstrucción de los países europeos que debían recuperarse de los daños sufridos , realizando así una enorme intervención estatal a través de las políticas de ayuda sobre el modelo del «Plan Marshall».

Esta situación permite a los EE.UU. lograr su porpio desarrollo económico basado sobre todo en la importación y en el endeudamiento , interno y externo, público y privado. Una economía estructurada así en el endeudamiento, ya que se basa en las importaciones, genera cantidades de dólares y de títulos en dólares ciertamente superiores a la riqueza producida por los EE.UU., contraviniendo así las reglas fundadoras de los acuerdos de Bretton Woods.

De esta forma los países acreedores acumulan valores estadounidenses en un mundo fuertemente «dolarizado» Se llega así al punto de que en los años 60, los dólares que circulan a nivel mundial son por lo menos seis veces la riqueza de los EE.UU. y por lo tanto los acuerdos de Breton Woods saltan inevitablemente de hecho, por imposición unilateral de los EE.UU. ya que estos quieren tener el campo libre para imponer al mundo en términos políticos-comerciales y también político-militar expansionista, un ulterior desarrollo de su modelo importador-deudor.

¿Porque al mismo tiempo cambia también el escenario mundial?

Efectivamente, al mismo tiempo entran en el campo dos nuevos competidores internacionales, es decir los países vencidos en el conflicto, Alemania y Japón, que eligen para la reconstrucción y el fortalecimiento de su propio sistema de desarrollo interno un modelo capitalista diferente del estadounidense, menos agresivo. Ese modelo llamado renano-japonés se basaba especialmente en un fuerte y recalificado aparato industrial, sobre una articulada y competitiva tendencia a la exportación, manteniendo un importante papel de la empresa pública: un modelo apoyado en un fuerte consenso con las fuerzas sindicales contrabalanceado por un capitalismo de carácter más social que el de los EE.UU., o mejor dicho anglosajón, definido como un capitalismo agresivo y salvaje. El modelo renano-japonés permitió a dichos países un importante fortalecimiento de sus aparatos industriales internos, con salarios más altos y por lo tanto una menor conflictividad social. Estas estructuras crearon rápidamente problemas competitivos a los EE.UU desencadenando una verdadera guerra especulativa contra Japón para tratar de reducir su competitividad y la del yen. Alemania continuaba al mismo tiempo su propio fortalecimiento industrial con fuerte capacidad exportadora, necesitando una moneda fuerte para mantener el modelo y un área europea que aumiese el carácter de polo económico-comercial y monetario orientado por Alemania, y para lograrlo necesitaba eliminar competidores internos en el nuevo polo geoeconómico, desindustrializándolos y volviéndolos dependientes de las exportaciones alemanas.

¿Y es entonces cuando comienza la crisis sistémica que ahora vemos claramente?

En tanto concluyen los acuerdos de Bretton Woods en 1971, comienza a ponerse en evidencia la actual crisis sistémica, debido a las mismas dificultades que para el capital internacional impiden alcanzar un modelo de acumulación que permita no solo el crecimiento del complejo masivo de la plusvalía de manera que pueda mantener en los países de capitalismo avanzado aquellas tasas de rendimiento consideradas congruentes con el logro de la reactivación del sistema con niveles de crecimiento de rentabilidad deseada.

Los efectos de esta crisis conducen necesariamente a la agudización de la competencia global, definida como una nueva fase de la globalización: efectivamente una nueva fase de la mundialización capitalista en la que lo que en efecto se globaliza es la expansión sofocante de las finanzas. En efecto, la crisis sistémica del capital necesita la globalización neoliberal que desarrolla políticas económicas restrictivas tendentes a contraer los salarios, directos, indirectos y diferidos y a aumentar al mismo tiempo la masa de recaudos, para compensar la evidente tendencia a la caída del beneficio. Se busca así invadir nuevos mercados a través de nuevos proyectos y modalidades de presentación el imperialismo, de matriz estadounidense y euro-germánica, de carácter económico militar para tratar de resolver la crisis. A otros países europeos se les impone la desindustrialización y la deslocalización de las actividades productivas dentro de un nuevo diseño de la división internacional del trabajo.

Se desarrolla de tal modo esta fase de la globalización neoliberal partiendo de un fuerte proceso de regulación de los mercados, abatiendo el papel intervencionista de los Estados en la economía, apuntando hacia un modelo de competencia global que desarrolla en primer término un ataque sin precedentes al costo del trabajo contemporáneamente a procesos de deslocalización productiva (hacia países de menor costo laboral, pero capacitado , sin normas ni sindicatos, de modo que se limpia de competidores europeos con Alemania), externalización, privatización y desvío de recursos hacia unas finanzas agresivas y desestabilizantes, tratando de lograr con las rentas lo que no se lograba obtener en términos de ganancias.

El marco no puede competir a nivel internacional con el dólar si no se crea un polo económico comercial europeo que ponga a la moneda alemana en condiciones de competir con el dólar y con una economía alemana que pueda ambicionar el convertirse en la nueva locomotora del capitalismo internacional.

En suma, a finales de los años 70 se echan las bases de la construcción de la Europa del euro y del polo imperialista europeo»

¿De modo que el euro es de hecho una moneda que sustituye al marco?

«La construcción del polo imperialista europeo se produce de hecho ante la necesidad de Alemania de competir internacionalmente; por lo tanto el mismo euro puede considerarse un «supermarco», y efectivamente las tasas de cambio impuestas a los demás países europeos no se basan en la riqueza particular de cada uno de los Estados sino en las necesidades competitivas políticas-económicas y políticas-monetarias de Alemania. No es extraño que en los meses sucesivos a la introducción del euro, por ejemplo en Italia, el poder adquisitivo del salario se redujera a la mitad y un euro servía para comprar lo que unos meses antes se compraba con mil liras y no con las 1.936 impuestas por la cotización del cambio a euros.

La construcción del polo eurogermánico necesita de una nueva división europea del trabajo en la cual los países de la Europa meridional-mediterránea se convierten en áreas de importación; los datos de mayo de 2012 confirman que el 45% de las exportaciones alemanas se dirigen al área europea. Se resuelven así, entonces, las necesidades competitivas del modelo alemán que evidencia significativos superávit de la balanza de pagos que encuentran posibilidades de inversión de alto rendimiento sobre la base de los déficit de las balanzas de pago de los demás países europeos especialmente los mediterráneos, es decir comprándoles sus títulos de deuda pública. El superávit alemán se halla determinado por el propio modelo de exportación que aprovecha la importación de los demás países europeos, los que habiendo sido desindustrializados se ven obligados a endeudarse cada vez más y finalmente el superávit financiero alemán logra réditos mediante la adquisión de los títulos de deuda pública de los PIGS. Hay superávit financieros que no pueden permanecer inmóviles, de modo que Alemania compra títulos de la deuda pública de los PIGS (acrónimo equivalente a cerdo en inglés, utilizado por las potencias capitalistas para identificar a los países marginales indispensables para sostener el establecimiento imperialista euro-alemán)»

¿Pero el problema es la deuda pública?

«En realidad los datos nos confirman que al estar fuera de control la deuda privada, sobre todo la de los bancos y la de las grandes empresas, la deuda pública se ha ido conformando a través del tiempo pero no por excesivos gastos sociales. Por ejemplo en Italia la deuda pública se debió a la elección gubernamental de los años 70 de aceptar por razones políticas-clientelistas incompatibles, niveles de evasión fiscal funcional al sistema de partidos y político-económico: ampliación clientelista del sistema empresario a través de incentivos, eliminación de impuestos, aceptación de chatarra, etc; créditos altísimos para grandes obras públicas nunca realizadas y solo útiles para alimentar un círculo perverso de empresarios criminales, tangentes político-partidistas, mafias y criminalidad organizada: derroche de gastos públicos, pero no sociales, con financiación legal, ilegítima e ilegal al sistema de partidos a la política y a la política de los negocios.

La deuda pública sirve para fijar las condiciones de deslegitimación del papel de cada uno de los Estados europeos en el campo económico y político, para crear el Estado supranacional europeo, es decir el paso al Estado político europeo que necesariamente conduce a crear un déficit de democracia y a establecer la soberanía de la super-Alemania

Los planes de reestructuración del BCE para los PIGS han servido para construir esta Europa y el BCE está haciendo lo que el FMI hizo en América Latina a través de los planes de ajuste estructural, PAS o planes de austeridad a través de las privatizaciones, la reducción de los gastos sociales, la reducción del costo del trabajo y la creación de la precarización juvenil y no juvenil.

Pero ahora la misma construcción del super Estado europeo ha sido puesta de rodillas por la crisis de superproducción unida al subconsumo debido a la reducción de los ingresos laborales. La austeridad no puede andar «pari passu» con el crecimiento; las políticas restrictivas solo sirven para terminar con la rendición de cuentas clasista contra el movimiento de los trabajadores y para deslegitimar definitivamente el papel de los Estados nacionales destruyendo lo que queda de la economía pública.

Es evidente que no existen soluciones de carácter económico para las crisis sitémicas. No se pueden resolver ciertamente los problemas de la crisis, como quisieran la mayor parte de los partidos de la izquierda europea y los economistas keynesianos que todavía se definen a veces como marxistas, otorgando al BCE el papel de prestamista de última instancia (que hoy presta dinero a los bancos con un interés del 1% mientras que los títulos emitidos tienen un 6% de interés) y permitiendo la emisión de eurobonos que deberían servir para cubrir la deuda. Siguiendo las recetas somos como sujetos que preparan el propio cadalso, ponen el cuello y hasta preparan el nudo. No se sale ciertamente de una crisis sistémica del capital internacional con improbables y anacrónicas soluciones económico-keynesianas que apuntan a la imposible conjunción entre la austeridad y las políticas expansivas de crecimiento porque son ilógicas en el plano macroeconómico además de ser imposibles en el plano político-económico. En las reglas de la economía se parte de cierto equilibrio, pero si faltan los recursos hay que ir a buscarlos a cualquier parte. Para llegar a la actualidad, los títulos griegos están en manos alemanas, podrían abandonar Atenas pero colocando los títulos al 2,5%»

¿Pides entonces una solución política?

«Las recetas de los partidos como el PD que apoyan completamente al gobierno de Monti son suicidas e histórica, económica y políticamente inversas con respecto a lo que piensan muchos hombre políticos y economistas que dicen estar a la diestra de Berlusconi o aún más radicales. Es inútil inmolarse en el altar del sacrificio impuesto por Alemania esperando entrar entre los poderosos endosándoles todos los costos de la crisis a los trabajadores. Lo que están haciendo los profesores bocconianos y clérigo-confindustriales contra el mundo del trabajo no ha logrado hacerlo ni siquiera Berlusconi, porque estamos experimentando totalmente la reestructuración impuesta por la burguesía alemana. Todo lo que ha venido sucediendo a través de las políticas económicas de los últimos ocho meses corre el riesgo de constituirse en las bases para la construcción de la nueva forma Estado de Europa para los próximos treinta años.. Pero está resurgiendo un fuerte conflicto social a pesar de la posición compatible que favorece ideales del partido de Bersani y de sus útiles aliados delos sindicatos confederales que fingen protestas inapropiadas pero aceptan la filosofía del diseño político general. El Parlamento aniquila el Estado de derecho y modifica la Constitución con una mayoría transversal pero son sin embargo tan políticamente débiles y no representativos de la sociedad real que han bastado las protestas contra Equitalia para anunciar la represión militar evocando tristes períodos de la democracia represiva antipopular y facistoide».

¿Las elecciones griegas podrían ser decisivas en todos los sentidos para definir favorablemente un fuerte y organizado relanzamiento del movimiento de los trabajadores europeos?

«Auguro una victoria de la izquierda en Grecia porque podría reafirmar un fuerte protagonismo social y la posibilidad de un desarrollo autodeterminado en muchos países europeos. Hoy en día la izquierda griega, que no puede prescindir en absoluto del papel clave del KKE y de la conflictiva fuerza del sindicato PAME, podría ubicarse como la punta más avanzada del conflicto social europeo contra las políticas del euro y de la troika».

Los compañeros griegos deben asumir la responsabilidad política junto a las demás organizaciones sociales y del sindicato conflictivo de proponer al movimiento de trabajadores europeos, partiendo de los países PIIGS (N. de T. incluyendo a Irlanda), una solución totalmente política lanzando una campaña por la salida de Europa del euro sobre un territorio clasista; un recorrido de luchas y de organización capaz de posibilitar la convivencia de movimientos reivindicativos tácticos junto a la capacidad de relanzar a través de la lucha el protagonismo social y sindical que sepa conjugarse con la perspectiva estratégica sobre el horizonte de la transformación radical en clave socialista. Para lograrlo hacen falta una propuesta y un recorrido absolutamente político y no de aceptación de la compatibilidad económica aunque sea edulcorada y con carácter aparentemente social, poniéndose inmediatamente fuera del euro de la Europa imperialista y mediante la construcción de un área que se mueva rápidamente en el territorio del capitalismo.

Un fuerte y organizado movimiento de clases a partir de la Europa mediterránea podría imponer a través de una fuerte y radical ley patrimonial una tasación congruente de todos los capitales, una efectiva redistribución de las rentas pero sobre todo de la riqueza a partir de reformas estructurales que reconozcan el ingreso mínimo garantizado universal, la gratuidad de los servicios esenciales, un plan de construcciones públicas y populares y la protección del pleno salario para todos los trabajadores.

El foco central de la propuesta deberá iniciarse con la nacionalización de la banca para permitir el control social de los flujos de crédito prioritariamente dirigidos a inversiones socialmente útiles e inmediatamente al tema de la nacionalización de los sectores estratégicos y la estatización de los así llamados sectores en crisis.

Basta con pensar en lo que ha sucedido en los países del ALBA en América Latina, donde se ha llevado a cabo una verdadera inversión de las tendencias sociales a través de la desvinculación de los organismos capitalistas como el FMI, con la nacionalización de los sectores estratégicos como las comunicaciones, la energía, los transportes con grandes inversiones sociales respaldadas por el propio Banco del Sur.

Es necesario encarar entre nosotros luchas y recorridos de un nuevo protagonismo social, capaz de invertir las relaciones de fuerza por parte de organizaciones clasistas para elaborar un programa táctico y estratégico.

Si solo salimos del euro, es decir con la decisión unilateral de un solo país, nos hallaremos ciertamente acosados por la especulación internacional capaz de destruir las posibilidades de un autodeterminado desarrollo.

Si triunfa la izquierda griega deberá pensar en ponerse a la cabeza del movimiento de clases europeo para construir una amplia área de alternativa anticapitalista, que tomando con fuerza el tema de la deuda e imponiendo su impago a los bancos europeos y a la sociedad financiera internacional sepa poner las bases para la construcción de un conjunto de países que se den su propia moneda y de un modelo de desarrollo autocentrado ajeno a las lógicas de la ganancia y del provecho capitalista (en nuestro libro «Il risveglio des maiali PIIGS» ya en su segunda edición 2012, editorial Jaca Book, la llamo moneda LIBRE para el árera ALIAS que podría incluir los países de la Europa Mediterránea, del Africa mediterránea y tal vez algunos países del Este Europeo).

¿Pero todo esto es utópico? ¿Es posible lograrlo en un mundo por algunos «soñadores marxistas?»

«La crisis del capital es sistémica y profunda y se transformará cada vez más en una crisis social sin precedentes. La historia no tiene recorridos lineales, sino que procede con saltos y rupturas en función de determinados conflictos sociales, basados siempre en nuevas y articuladas relaciones sociales que modifican las relaciones de fuerzas y que están dirigidas a favor del movimiento de los trabajadores, con inteligencia táctica pero sin conceder nada al capital aceptando imposibles papeles de cogestión de la crisis. Tenemos ejemplos: desde el proyecto alternativo antiimperialista, anticapitalista y de sistema del ALBA hasta soluciones vinculadas específicamente tan solo a la resolución del problema de la deuda, como por ejemplo en Europa, sucedió en Islandia, que no tuvo problemas en optar por una decisión valiente declarando el impago dela deuda pública a las sociedades financieras y a los bancos ingleses y holandeses y restituyendo en cambio el dinero de los títulos públicos a los pequeños ahorradores, pero no a los poderosos.

En América Latina han ocurrido situaciones de bancarrota programada como en la Argentina, que a comienzos de este nuevo siglo se hallaba desahuciada, y que siguiendo su propio modelo de desarrollo nacional sustrayéndose de la soga de los potentados financieros internacionales es hoy una potencia emergente. Por todo eso se necesita una virtud que actualmente en Italia y en Europa cuesta emerger, la valentía política de una izquierda de clase que elija inmediatamente el terreno conflictivo para la perspectiva de un sistema en clave socialista»

Fuente: http://www.sinistrainrete.info/crisi-mondiale/2082-luciano-vasapollo-la-lunga-storia-di-una-crisi-di-sistema.html