El imperialismo norteamericano no descansa en su empeño por desestabilizar nuestra región. En días recientes, la derecha fascista y sus aliados del Brasil, a través del Parlamento de ese país, aprobó en segunda discusión la Ley de Tercerización Laboral, proyecto que fue presentado por el Partido Solidaridad y contó con el apoyo entusiasta de los […]
El imperialismo norteamericano no descansa en su empeño por desestabilizar nuestra región. En días recientes, la derecha fascista y sus aliados del Brasil, a través del Parlamento de ese país, aprobó en segunda discusión la Ley de Tercerización Laboral, proyecto que fue presentado por el Partido Solidaridad y contó con el apoyo entusiasta de los partidos de oposición. El mismo fue sancionado en la Cámara de Diputados por la mayoría opositora con 230 votos a favor y 203 en contra. Este hecho político legislativo se concreta pese al inmenso rechazo de la clase trabajadora. Es de común conocimiento, que el sostén socio político del gobierno de Dilma Ruseff es el Partido de Los Trabajadores. ¿Que busca esta iniciativa de la derecha brasileña? Persigue la aplicación del mismo esquema que pretende trastornar la gobernabilidad de repúblicas que han decidido transitar los caminos de la dignidad, del humanismo, del la liberación y del socialismo en nuestro continente. También persigue socavar la base de legitimidad de la presidenta Dilma. Y promover un clima de agitación y zozobra política que empuje decisiones como la del golpe parlamentario, la renuncia forzosa de la presidenta o un golpe militar.
La aprobación de la Ley de Tercerización Laboral en Brasil ratifica el carácter neoliberal de la oposición de Latinoamérica. Ahora bien, ¿qué significa la tercerización laboral? El Artículo 47 de la LOTTT en Venezuela la define como «la simulación o fraude cometido por patronos o patronas en general, con el propósito de desvirtuar, desconocer u obstaculizar la aplicación de la legislación laboral». La tercerización laboral constituye unos de los mecanismos del proceso de flexibilización de las regulaciones del trabajo. El mismo lleva ya algún tiempo motivado por los profundos cambios que han ocurrido en la producción de bienes y servicio. La tercerización atenta contra los derechos y las conquistas laborales. Los trabajadores tercerizados no cuentan con protección social, devengan salarios muy bajos, no poseen estabilidad, están desprovistos de la atención a las contingencias tales como maternidad, accidentes, entre otros. Su contratación a tiempo temporal o por horas precariza la actividad laboral. Según el razonamiento del capital, esta modalidad persigue mejorar el funcionamiento y la gestión empresarial, contratando unidades especializadas. Sin duda alguna, la tercerización profundiza el modelo neoliberal; aplica el concepto de mayor producción a bajo costo, por aquello de la disminución de las obligaciones patronales; desconoce las normas jurídicas y contractuales que regulan los derechos de los trabajadores; atenta contra la organización sindical; promueve los bajos salarios.
En Venezuela, la Constitución de la República Bolivariana establece en su artículo 94 la prohibición de la tercerización laboral como expresión de una relación de trabajo precario. La LOTTT en su artículo 48 desarrolla con mayor exactitud la prohibición de la tercerización, identificando las distintas situaciones que pudieran observarse en una relación de trabajo tercerizada. Igualmente, se estableció en la misma ley, una disposición transitoria que definía un lapso de tres años, a partir de su promulgación, para que la empresa privada y las instituciones públicas se adecuaran a lo prescrito e incluyeran en sus nóminas a los trabajadores y trabajadoras objetos de tercerización. En otras palabras, a partir del 2 de mayo de este año, no debería existir tercerización laboral en nuestra patria bolivariana, chavista y socialista.
Este año se realizaran las elecciones a la Asamblea Nacional. La derecha opositora agrupada en la MUD, conjuntamente con la oligarquía y la jerarquía eclesiástica, insisten en una victoria política para torcer el rumbo a nuestra revolución. Esta vocería ha dejado muy claro que de ganar dichos comicios, desarrollaría una intensa modificación del andamiaje constitucional y jurídico que rige las relaciones de nuestro pueblo. Es decir, provocarían un golpe parlamentario o un estallido social. Y hemos llegado al punto vinculado con el título del presente artículo. Se podría asegurar que de acuerdo a la vinculación y subordinación histórica a los intereses del capitalismo en el hemisferio y el mundo, la oposición venezolana aprobaría leyes que afectarían el principio de la progresividad de los derechos laborales. Sería un escenario donde los intereses de los empresarios estarían privilegiados, por encima del bien común y el buen vivir. Sin temor a equivocarme, aprobarían una enmienda constitucional para flexibilizar los derechos sociales. Luego irían por la LOTTT para reformarla y adecuarla a las exigencias del capital. Y así, establecer nuevamente el Estado neoliberal. Ese es el escenario que nos espera, y muy especialmente, a los trabajadores y trabajadoras de nuestra patria, de ganar la derecha la Asamblea Nacional. Sin temor a equivocarme, Observaremos con indignación a la tercerización laboral aprobada por la mayoría opositora de la MUD, la creación de los fondos financieros para costear el sistema previsional, la modificación del régimen prestacional de pensiones, entre otras medidas. Y esto no es una elucubración, ni exageración. Es una gran amenaza que debemos contener con nuestro compromiso y decisión con la revolución bolivariana Por ello, se hace indispensable recurrir a la conciencia y ética del pueblo. A continuar labrando el camino que nos lleve a la prosperidad, a la comunidad, a la dignidad, al ejercicio pleno de nuestra soberanía, al socialismo.
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