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La lucha de clases contra el capitalismo comenzó con una rebelión en el campo inglés

Fuentes: Jacobin

Los orígenes del capitalismo descansan en la transformación de la agricultura inglesa a partir del siglo XVI. Las primeras etapas de este proceso provocaron una enorme oleada de descontento social, iniciando una tradición de resistencia a la dominación de clase que aún perdura.

En 1549, la clase dirigente inglesa se enfrentaba a una época de crisis. El rey Enrique VIII había muerto dos años antes. Su heredero, Eduardo VI, apenas tenía doce años, y un consejo dominado por el Lord Protector, el duque de Somerset, gobernaba el país. El propio país estaba sumido en el caos. Los efectos de la Reforma seguían haciéndose sentir, y los cambios económicos causaban empobrecimiento y descontento entre los campesinos y los pequeños productores agrarios.

El descontento en la base de la sociedad y la falta de un liderazgo coherente en la cúpula crearon una olla a presión que estalló en 1549. Ese año, decenas de miles de ciudadanos de a pie se rebelaron. La Rebelión de Kett en Norfolk fue una de esas revueltas, impulsadas por una oleada de descontento popular producto de la honda transformación que estaba experimentando la sociedad rural, que acabaría convirtiendo a Inglaterra en la primera nación capitalista del mundo.

Los rebeldes de Norfolk y otras comunidades inglesas fueron finalmente derrotados por la fuerza bruta, despejando el camino para el desarrollo del capitalismo durante los siglos siguientes. Pero sus luchas y las reivindicaciones que expresaron forman parte de una tradición popular de resistencia a la dominación de clase que perdura hasta nuestros días.

Un año de rebelión

En otras partes de Inglaterra, las protestas contra la introducción de un nuevo libro de oraciones protestante desataron la rebelión. En Devon y Cornualles, miles de rebeldes libraron batallas campales contra ejércitos mercenarios enviados por el Lord Protector. En su reciente historia de esta revuelta, el historiador Mark Stoyle ha destacado la magnitud de este «Alzamiento del Oeste», señalando que estuvo a punto de poner el mundo de los Tudor «patas arriba».

Por si esto no fuera suficiente para el consejo del rey, también se produjeron numerosas rebeliones locales. Un estudio ha sugerido que, además de Devon y Cornualles, otros veinticinco condados fueron escenario de levantamientos, rebeliones y protestas. En muchos casos, estas rebeliones solo fueron sofocadas mediante una feroz represión.

Como indica Stoyle, estas rebeliones ejercieron una enorme presión sobre la clase dirigente inglesa. En muchos lugares, los rebeldes levantaron «campamentos» de protesta donde esperaban obligar a las autoridades locales a ofrecer reformas. Si estos rebeldes se hubieran unido y marchado sobre Londres, como pretendían los líderes de Cornualles y Devon, bien podrían haber reunido fuerzas mayores y provocado un levantamiento generalizado que hubiera llevado a la caída del gobierno.

Esa hipótesis no es una especulación vana: protestas similares, como la Revuelta de los Campesinos de 1381 y la Rebelión de Jack Cade de 1450, estuvieron a punto de desembocar en un desenlace semejante. Sin embargo, las rebeliones de 1549 tendieron a localizarse y el gobierno pudo derrotarlas, aunque no sin dificultades.

La rebelión de Kett

El mayor desafío al gobierno de los Tudor vino de Norfolk, donde el verano de 1549 estalló la Rebelión de Kett. El nombre deriva de los líderes de la revuelta, los hermanos Robert y William Kett. Los Kett eran terratenientes locales del pueblo de Wymondham, a unos quince kilómetros de Norwich. En julio de ese año, el pueblo celebró su feria anual, a la que acudió gente de todo Norfolk para disfrutar de un festival que se convirtió en un foco de descontento por los cercamientos. Al día siguiente, los habitantes de Wymondham empezaron a derribar vallas y setos.

Robert Kett, cuyas vallas habían sido los objetivos iniciales, se puso a la cabeza del movimiento y alentó la destrucción de setos propiedad de otros terratenientes. La confianza y el número de manifestantes aumentaron, y el movimiento de protesta llegó a involucrar a miles de personas. Pocos días después, la protesta se había convertido en una rebelión que marchaba hacia Norwich.

Norwich, la ciudad más grande de Norfolk, era una de las más ricas del país, ya que se había enriquecido con el comercio del paño y la lana. El cercamiento de las tierras comunales para la cría de ovejas era una importante fuente de descontento para el pueblo inglés. Sin embargo, la economía de Norwich estaba en mal estado en 1549. La pobreza y el desempleo eran elevados, y la población urbana tenía una gran afinidad con los rebeldes rurales que se reunían a las afueras de la ciudad.

Tras varios días de marcha y destrucción, los rebeldes acamparon en Mousehold Heath, a las afueras de Norwich, donde las señales de fuego y las campanas atrajeron a más rebeldes al campamento. En su apogeo, el campamento rebelde llegó a albergar hasta dieciséis mil rebeldes.

Un mundo alegre

Los rebeldes de Norfolk se dispusieron a construir un marco democrático para garantizar que su movimiento estuviera bien organizado y disciplinado. Kett copió conscientemente las estructuras del Estado inglés existente para legitimar la rebelión. Reunidos bajo un árbol conocido como el «Roble de la Reforma», el movimiento resolvía los desacuerdos y planificaba la rebelión.

El campamento también tenía una estructura democrática. Cada «hundred» de Norfolk —el nombre de una zona administrativa inglesa— podía elegir a dos diputados para el consejo rebelde. Este consejo emitía «órdenes» de rebelión en nombre del rey. Una de ellas decía lo siguiente:

Nosotros, los amigos y lugartenientes del Rey, concedemos licencia a todos los hombres para proveer y traer al campamento de Mousehold todo tipo de ganado y provisiones de víveres, en cualquier lugar que puedan encontrarlos, para que no se haga violencia o daño a ningún hombre honesto o pobre.

El historiador Julian Cornwall informa en su relato de la rebelión de Kett que «tres mil bueyes y veinte mil ovejas, por no hablar de cerdos, aves, ciervos, cisnes y miles de fanegas de maíz», fueron llevados al campamento. Era una rebelión con apoyo masivo. El levantamiento también transformó a quienes se unieron a él. A pesar de la represión posterior, muchos recordaban la época con cariño. Como recordaba un superviviente años después: «El mundo era muy bonito cuando estábamos allí comiendo cordero».

Con estas estructuras como marco, los rebeldes elaboraron una lista de veintinueve reivindicaciones conocidas como los Artículos de Mousehold, que explicaban sus quejas. A diferencia de las reivindicaciones predominantemente religiosas de los rebeldes de Cornualles y Devon, estas estaban relacionadas con las condiciones del campo de Norfolk. El historiador Andy Wood considera que los artículos reflejaban el deseo popular de «limitar el poder de la alta burguesía, excluirla del mundo de la aldea, constreñir el rápido cambio económico, impedir la sobreexplotación de los recursos comunales y remodelar los valores del clero».

Los rebeldes querían que los pescadores y los productores agrícolas recibieran «todos los beneficios» de su trabajo, y su plataforma incluía demandas de protección de rentas y precios, así como límites a nuevos cercamientos. Un artículo pedía la aprobación de una ley que impidiera que «los señores de cualquier señorío» pudieran «comprar tierras libremente y volver a arrendarlas». Otro pedía que los ríos fueran «libres y comunes a todos los hombres para la pesca y el paso».

También se pedía que «todos los siervos» fueran libres e incluso que a los que se unieran a la protesta se les pagaran cuatro peniques al día por sus acciones. Los artículos relativos al clero ponen de manifiesto el deseo de la gente común de controlar su propia comunidad: querían, por ejemplo, poder elegir a otro sacerdote si el existente resultaba inadecuado.

Gaviotas codiciosas

Los Artículos de Mousehold ofrecen una visión fascinante de las esperanzas de los plebeyos en una época de grandes cambios en las comunidades rurales. En su forma más básica, demostraban las tensiones inherentes a una sociedad desgarrada por las divisiones de clase, en la que los más ricos podían remodelar el propio paisaje para aumentar sus ingresos mientras que los más pobres se encontraban a la entera disposición de sus «superiores». Los artículos mostraban que la gente corriente quería tener voz y voto en la organización de sus comunidades, en su instrucción religiosa y en el uso de los recursos naturales.

Los grandes cambios agrarios que se estaban produciendo en Inglaterra, en los que el campo se cercaba cada vez más en beneficio de los ricos, fueron una fuente de inspiración especial para los artículos. El cercamiento de la tierra, la incorporación de los campos a explotaciones agrícolas cada vez mayores y la destrucción de las tierras comunales formaban parte de una transformación agraria que surgió del desarrollo de las relaciones capitalistas en el campo.

La clase dirigente inglesa era dolorosamente consciente de que estos cambios estaban generando descontento. En 1550, un año después de las rebeliones, el escritor y poeta Robert Crowley expuso lo que, en su opinión, eran las causas de la «sedición». Argumentó que un hombre pobre señalaría con el dedo a

los grandes granjeros, los ganaderos, los ricos carniceros, los hombres de leyes, los mercaderes, los caballeros, los señores… hombres que no tienen nombre porque son hacedores en todas las cosas en las que cualquiera pone sus manos. Hombres sin conciencia. Hombres completamente vacíos del temor de Dios. ¡Sí, hombres que viven como si Dios no existiera! Hombres que lo tendrían todo en sus manos; hombres que no dejarían nada para los demás; hombres que estarían solos en la tierra; hombres que nunca estarían satisfechos. Cormoranes, gaviotas codiciosas; sí, hombres que devorarían a hombres, mujeres y niños son las causas de la sedición. Toman nuestras casas por encima de nuestras cabezas, compran nuestros terrenos de nuestras manos, aumentan nuestros alquileres, imponen multas (sí, irrazonables), ¡cercan nuestros bienes comunes!

Las palabras puestas en boca de un «pobre hombre» por Crowley iban dirigidas a una nueva clase de individuos en la sociedad inglesa. Estas «gaviotas codiciosas» tenían intereses económicos que los llevaban a considerar la tierra y las personas como meros objetos para la búsqueda de la creación ilimitada de riqueza. Al esculpir el campo para maximizar los beneficios —especialmente reemplazando la agricultura campesina por la cría de ovejas—, estaban dando prioridad a su propia acumulación de riquezas. Los pobres que fueron expulsados de la tierra por este proceso lo perdieron todo.

Desde distintos lugares de la escala social, los pobres ingleses y los señores feudales establecidos se opusieron a esta mentalidad capitalista emergente. En 1548, el consejo de Eduardo emitió una proclama condenando los cercamientos y nombró una comisión para estudiar el estado del campo. Somerset y los demás miembros gobernantes del consejo comprendieron que los cercamientos socavaban su propio gobierno al eliminar la base del poder feudal.

Al utilizar aquí la palabra «capitalista», no estoy sugiriendo que el capitalismo ya hubiera llegado a Inglaterra. Más bien, lo que estoy describiendo son los inicios del proceso que finalmente vio la transformación de la economía de Inglaterra del feudalismo al capitalismo. No obstante, estos cambios habían comenzado, y también había otros indicios de esta transición.

Los cambios religiosos de la Reforma iban unidos a transformaciones económicas. Quienes querían explotar a las personas y la naturaleza sin tener que preocuparse por las restricciones feudales necesitaban una nueva ideología para justificar sus acciones. Las antiguas ideas católicas ya no encajaban con la forma en que querían organizar la sociedad, y las ideas protestantes de la Reforma se adaptaban mejor a su nueva perspectiva.

Este cambio religioso contribuyó a provocar un mayor descontento, al igual que las acciones de los propios reformadores religiosos. Por ejemplo, cuando Enrique VIII disolvió los monasterios, fomentó aún más los cambios locales que empujaban a la sociedad hacia una economía más basada en el mercado, socavando las relaciones sociales y económicas tradicionales.

La derrota de la rebelión

Fue en medio de estos cambios múltiples e interrelacionados en la sociedad inglesa cuando el pueblo llano se rebeló en 1549. Los artículos escritos en Mousehold Heath resumían el descontento de la gente corriente, así como la esperanza de poder forjar su propio futuro. En este sentido, la Rebelión de Kett representaba el deseo de la gente corriente de encontrar su propio camino, independiente de la clase dirigente existente y de las clases mercantiles emergentes.

Pero no fue así. Ese verano había dos centros de poder en Norfolk. Uno estaba dentro de Norwich, donde las autoridades locales luchaban por mantener el control frente a la influencia de los rebeldes. Las autoridades de la ciudad esperaban obtener alivio de Londres si podían alargar las cosas lo más posible, así que negociaron con los rebeldes y les permitieron ir y venir de Mousehold.

Esta tregua incómoda no pudo mantenerse y finalmente se rompió cuando un representante del rey, el York Herald, llegó el domingo 21 de julio y se dirigió al campamento de Mousehold Heath, declarando rebeldes a los residentes al tiempo que les ofrecía el indulto. Esto entusiasmó a algunos de los seguidores de Robert Kett, pero el propio Kett lo vio como una trampa. No estaba dispuesto a aceptar ser etiquetado como rebelde, ya que creía que no habían hecho nada malo: «Los reyes suelen perdonar a los malvados, no a los hombres inocentes y justos».

Al declararlos rebeldes, el York Herald se aseguró de que las fuerzas de Kett quedaran fuera de Norwich, lo que hizo inevitable el conflicto. Al día siguiente del discurso del York Herald, las fuerzas de Kett asaltaron la ciudad, capturándola fácilmente. Esto obligó al consejo a enviar fuerzas militares desde Londres. Sin embargo, los rebeldes derrotaron a esta fuerza relativamente pequeña.

Kett intentó reforzar su posición extendiendo la rebelión por Norfolk, en particular capturando el importante puerto pesquero y comercial de Yarmouth. Este esfuerzo resultó infructuoso, y la derrota en Yarmouth dejó a Kett aislado. El gobierno envió entonces a Norfolk un enorme ejército al mando del conde de Warwick. Una fuerza de hasta catorce mil soldados marchó contra las fuerzas de Kett y se produjeron intensos combates. Tras capturar Norwich, Warwick marchó contra los rebeldes.

Las fuerzas de Kett habían abandonado su campamento y se habían establecido para una defensa final en un lugar llamado Dussindale donde, a pesar de la valiente resistencia, los rebeldes fueron masacrados. Unas 3500 personas murieron. Los hermanos Kett fueron encarcelados en la Torre de Londres a la espera de su ejecución.

El eclipse de Somerset

La rebelión tuvo un epílogo fascinante, ya que a los Kett se les unió finalmente en prisión el duque de Somerset. Somerset ya no era capaz de equilibrar los intereses contrapuestos representados en el consejo de gobierno. El descontento por su gestión de las rebeliones y la creencia generalizada de que había utilizado su posición para llenarse los bolsillos fueron problemas particulares para el duque.

Otro factor clave en la caída de Somerset fue su política agraria, contraria a los cercamientos. A los ojos de muchos terratenientes, esto había alentado las rebeliones. El hecho de que los rebeldes de Kett creyeran que actuaban en nombre del rey indica que había algo de verdad en esta creencia.

Con los terratenientes más ricos en su contra y su posición muy debilitada, Somerset llevó al rey Eduardo a Hampton Court. Desde allí intentó reforzar su posición instando a los Comunes a que se unieran a él y al rey. Aunque en un principio este llamamiento recibió un apoyo entusiasta, finalmente se desvaneció cuando quedó claro que los oponentes de Somerset —entre los que se encontraban el conde de Warwick y lord Russell, que había sofocado la rebelión en Cornualles y Devon— contaban con enormes fuerzas.

Somerset se rindió y fue encarcelado en la Torre de Londres, aunque fue indultado unos meses después. Los Kett no tuvieron tanta suerte. William Kett fue ahorcado en una torre de la abadía de Wymondham. Robert fue arrastrado en una valla por las calles de Norwich y ahorcado en el castillo.

La rebelión en su contexto

Mediante ejecuciones como estas y la represión masiva de los rebeldes en todo el país, la clase dominante inglesa recuperó el control tras el verano de 1549. Los cambios que habían inspirado el gran año de la rebelión no se contuvieron tan fácilmente. Sin embargo, la propia evolución económica estaba desgastando simultáneamente el tipo de unidad popular que permitió a terratenientes como Robert y William Kett liderar a miles de rebeldes más pobres.

A medida que avanzaba el siglo XVI, las crecientes divisiones de clase en el seno de las comunidades rurales ensanchaban aún más la brecha entre ricos y pobres. Los aldeanos más ricos tenían cada vez menos en común con los pobres, lo que hacía más difícil, aunque no imposible, la rebelión. Los grandes cambios en la campiña inglesa culminaron finalmente en la formación de una clase obrera rural con el telón de fondo de un nuevo orden capitalista.

Los detalles de la rebelión de Kett son bien conocidos en parte porque el episodio fue ampliamente documentado por una clase dirigente de Norfolk decidida a utilizar la historia para prevenir a futuros rebeldes. Sin embargo, la historia que solemos escuchar tiende a considerar los acontecimientos de Norfolk aislados de los demás levantamientos de 1549.

Recientemente, los historiadores han dedicado más tiempo a explorar la amplitud de la rebelión en la Inglaterra de la época. Esto nos ayuda a ver que la gente corriente no aceptaba dócilmente los grandes cambios económicos que estaban transformando la sociedad. El desarrollo del capitalismo, con las consecuencias destructivas que acarreó para cientos de miles de trabajadores, fue contestado en cada etapa.

Debemos recordar a los rebeldes de 1549, en Norfolk y en todas partes, como mujeres y hombres que lucharon por controlar sus propias vidas y la comunidad y el entorno en el que existían. Querían una sociedad para todos y no para unos pocos «cormoranes y gaviotas codiciosas». Aunque su lucha fue derrotada, su determinación continúa inspirándonos en nuestras propias luchas por la democracia, la libertad y la liberación.

Martin Empson. Escritor y activista ambientalista socialista, es autor de varios libros, entre los que se cuenta Kill all the Gentlemen: Class Struggle and Change in the English Countryside. Actualmente trabaja en un libro sobre la guerra campesina alemana de 1525.

Traducción: Florencia Oroz

Fuente: https://jacobinlat.com/2025/01/la-lucha-de-clases-contra-el-capitalismo-comenzo-con-una-rebelion-en-el-campo-ingles/